A menudo se recuerda a Yu Suzuki como el artífice de Shenmue, y no es para menos; la historia inconclusa de Rio Hazuki es uno de los mejores y más revolucionarios videojuegos que cualquier aficionado al medio haya podido degustar. Quizás sea por eso que a veces olvidamos sus orígenes y el género en que siempre pareció sentirse más cómodo: el arcade. Al fin y al cabo ¿qué otra cosa podría esperarse de uno de los principales activos de una compañía como SEGA?
Análisis
Desmontamos lo que jugamos.
Estrategia CON MAYÚSCULAS.
No diga rol, diga Baldur's Gate
Quizá debería haber titulado este artículo "Batman y el suicidio colectivo" o "aprende a disfrutar de la paciencia: Batman de nes", pero no seria justo. Me costó un cojón terminar este juego, así que este artículo podría ser un ensayo sobre el dolor, pero insisto, no seria justo.
George y Nico, Nico y George.
Derrocha simpatía, aún puede encontrarse a precio muy barato y es un osado intento por hacer un sandbox en otra ambientación. Cuando apareció, todavía faltaba mucho tiempo para que ocurriesen juegos como Red Dead Redemption o L.A. Noire. De hecho, salió probablemente en el peor momento posible: mucha gente estaba dando ya el paso a la nueva generación de consolas y fue de los últimos juegos en aparecer para PS2.
Constructores, bancos y mafiosos.
Hubo un tiempo pretérito en que SEGA era la ama del cotarro. Diseñaba sus consolas pensando en las adaptaciones de recreativa y tenía tal confianza en sí misma que sus ejecutivos aprobaban toda clase de proyectos alocados a los que hoy en día nadie daría luz verde. Y, aún así, Crazy Taxi llamó la atención.