El año y medio que viví en Madrid tuve una terraza que era casi más grande que la casa, y no, no es una exageración. En ella teníamos una variedad de plantas mayor que la de muchos parques, herencia del buen hacer de mi suegra y del amor de mi señora por todo lo vegetal. ¿Por qué les cuento esto? Porque quiero que entiendan una cosa. Si esas plantas vivieron durante esos dieciocho meses fue a pesar de mi planticida mano. Porque puedo matar a un cactus sin querer, sólo regándolo. Pronto aprendí que sin supervisión de un adulto sería mejor que las dejara tranquilas, porque estábamos abocados a llevarnos mal.
Probablemente el mundo de los videojuegos tenga solución para lo mío (ya la ha tenido para no poder viajar al espacio). Si ya vi que con Viridi me sería posible tener mi propio y bonito jardín virtual, ahora le toca el turno al estudio Polyculture (nombre de guerra de Joel McDonald) de darme algo de esperanza. Con Prune quieren darme la posibilidad no ya de cuidar de una planta sin matarla, sino de estar cerquita cerquita de tener un bonsai e irlo trasquilando para darle forma.Prune es sólo eso: un interfaz escaso, un diseño minimalista y la poda como ejercicio de felicidad. Súmenle la exigible música relajada para buscar un estado meditativo y ahí lo tenemos, otro de los que yo llamo «videojuegos zen».
Llegará próximamente, pero hay un problemilla que me quita la vida: de momento estará sólo en iOs. Compren muchos, que lo quiero en mi Android de pobre y en mi ordenador.PruneFuente: Indigames
