Derrocha simpatía, aún puede encontrarse a precio muy barato y es un osado intento por hacer un sandbox en otra ambientación. Cuando apareció, todavía faltaba mucho tiempo para que ocurriesen juegos como Red Dead Redemption o L.A. Noire. De hecho, salió probablemente en el peor momento posible: mucha gente estaba dando ya el paso a la nueva generación de consolas y fue de los últimos juegos en aparecer para PS2.
Hubo un tiempo pretérito en que SEGA era la ama del cotarro. Diseñaba sus consolas pensando en las adaptaciones de recreativa y tenía tal confianza en sí misma que sus ejecutivos aprobaban toda clase de proyectos alocados a los que hoy en día nadie daría luz verde. Y, aún así, Crazy Taxi llamó la atención.
Además de su propio valor como juego, Kingdom Hearts fue, junto con Final Fantasy XII una de las últimas muestras de valentía por parte de Square.
Al principio sólo nos fijamos en ella. Lara Croft llegó para quedarse, y para cambiar algo. La primera gran heroína de los videojuegos (con permiso de Samus) nos recordó que el erotismo y la sensualidad también podían formar parte de esta industria, sobre todo teniendo en cuenta lo buenos que resultaron como recursos comerciales. Y esto fue así hasta tal punto que se nos olvidó que debajo de todo aquello había un videojuego.
Rygar optaba más por la exploración y la resolución de puzles que por la acción directa, que a veces pecaba de ser un tanto repetitiva y tampoco ayudaba mucho la poca variedad en el plantel de enemigos. Tampoco es demasiado descabellado afirmar que Rygar sirvió de precedente e inspiración para futuras aventuras que serían lanzadas en esa misma generación, y es que seguramente muchos de los que lo hayan jugado pensarán que los desarrolladores de la saga God of War encontraron un muy buen punto de referencia.
Análisis de la reinterpretación del primer Silent Hill
Porque de tristes historias de perdedores estamos sobrados, pero de HAMOR a los jueguicos también.