Año 1993, ¡qué tiempos aquéllos! Hablo de 1993 porque fue cuando el juego del que vamos a hablar apareció en Megadrive, pero podría hablar de 1992 (cuando apareció en PC y Amiga). Por aquél entonces yo era más joven, como es obvio, y había pedido a los Reyes Magos (SPOILER son los padres SPOILER) una nueva consola. No sé por qué, pero estaba convencido de que quería la negrita de Sega.
Aunque resulte increíble, en esos tiempos pretéritos la gente compraba revistas de videojuegos y se enteraba por ellas de los lanzamientos. Sí, jóvenes lectores, nos reuníamos en torno a hogueras en cuevas pintarrajeadas con rotuladores Carioca y veíamos las imágenes del futuro en papel envejecido y barato. Por una de esas revistas me enteré de la existencia de este juego y del pack que iba a aparecer con consola+juego. Por eso pedí la Megadrive.
Y vaya si mereció la pena.
Tenía ante mí un plataformas de los que ya no se hacen, pero con suficientes incentivos como para superar la barrera del género y convertirse en otra cosa bien distinta. No en vano, a día de hoy sigue ostentando el récord de ser el juego francés más vendido de la historia (y aún así, la compañía, Delphine Software International quebró hace unos años).
El juego abre presentándonos a Conrad, un hombre que despierta amnésico perdido en una jungla sintética del siglo XXII, sin saber muy bien dónde está ni qué hace ahí (aunque nosotros lo hemos visto). Nada más empezar encontrará un holocubo con un mensaje para él…hecho por él mismo. En él le dice que busque a un amigo que tiene una copia de su memoria, que ha sido borrada por gentes de mal vivir que sólo le desean lo malo. Así, en un primer momento, nuestro objetivo será recuperar los recuerdos de Conrad, y más tarde actuar en consecuencia con ellos.
Como decía, Flashback es mucho más que un juego de plataformas. Su principal dinámica es la de pasar de una pantalla a otra (en scroll lateral), pero eso no bastará. A diferencia de otros juegos de la época se puede volver hacia atrás, y esto será fundamental para ir cumpliendo los objetivos que se nos marquen. Estos objetivos pueden ser cosas como ganar dinero (para lo que tendremos que trabajar y cumplir misiones secundarias) o encontrar un determinado objeto. De hecho, ¡tenemos menú de objetos! A esto lo completan partes de acción (bueno, hay todo un nivel orientado a dar tollinas) en las que haremos uso de una pistola y algún que otro puzzle para colarnos en sitios.
Lo maravilloso de Flashback es que no falla en ninguna parte de su propuesta. Como juego de plataformas es muy sólido, como juego de acción también, y las partes que requerirán algo más de sofisticación (hablar, usar objetos) están muy bien implementadas y tienen justificación dentro del guión del juego.
A nivel artístico tenemos varias cosas reseñables. La primera sería la banda sonora, plagada de sintetizadores y efectos, que tan bien quedan en esta ambientación. Luego habría que seguir comentando el apartado gráfico, con escenarios muy detallados y en muchas partes dibujados a mano. Las animaciones de los personajes están hechas por rotoscopia, quedando un acabado muy profesional y las secuencias de vídeo a mí, de enano, me dejaron flipando sentado en el sillón. En ellas se nos narra la historia a medida que vamos descubriendo qué había en esas memorias perdidas y las consecuencias, de manera muy visual y con un resultado impresionante para la época. Un ejemplo, una de mis secuencias favoritas: el cinturón antigravedad
Y ahora lo más importante: el argumento. Aún sin él, estaríamos hablando de un juegazo, pero es la historia que se nos cuenta, y cómo se nos cuenta, la que convierte a Flashback en la obra inolvidable que es. No revelaré más, porque nunca es tarde para jugarlo quien no lo haya hecho, pero sí que diré algo. Flashback es novela negra, es ciencia ficción y es existencialismo. Hay grandes críticas a la sociedad (tienen una divertida versión de Gran Hermano televisada), al poder de los gobiernos y esperanza en las posibilidades de que una sola persona cambie las cosas.
Y el final es…impresionante. Para una mente infantil que lo juegue (la mía en esa época) será desolador, pero para el adulto que ahora lo recuerda es simplemente perfecto. Sacaron una continuación, pero al igual que las de Matrix, en mi mente no existe.