Dreamcast
Porque de tristes historias de perdedores estamos sobrados, pero de HAMOR a los jueguicos también.
Hubo un tiempo pretérito en que SEGA era la ama del cotarro. Diseñaba sus consolas pensando en las adaptaciones de recreativa y tenía tal confianza en sí misma que sus ejecutivos aprobaban toda clase de proyectos alocados a los que hoy en día nadie daría luz verde. Y, aún así, Crazy Taxi llamó la atención.
Hubo un tiempo que tener una Dreamcast era algo bueno, también hubo un tiempo en que tener una Game Cube era algo bueno. Ambas consolas fueron poco entendidas por el público masivo y no tuvieron unas cifras de ventas absurdas como algunas de sus predecesoras. Quizá es lo que tiene en común con Ikaruga. Más adelante os explico por qué.
Si hoy hago cosas como escribir en webs sobre videojuegos es, en gran medida, debido a Ecco the Dolphin: Defender of the Future. Descubre uno de los grandes clásicos olvidados de Dreamcast y, de paso, ríete de la patética historia de mi infancia. Las mujeres han destrozado lo suficiente mi autoestima como para que ya no me importe.