Lo cotidianidad tiene algo de secreto, un elemento que está ahí y que forma parte de un «nosotros», pero que a la vez es tremendamente personal. La cotidianidad es el propio tiempo. Algo que se echa de menos cuando se pierde y que apenas se aprecia mientras se está viviendo. Una suerte de narrativa repetitiva y fragmentada en la que no hay apenas nada que contar, pero sí mucho que vivir. Trasladar ese concepto a casi cualquier disciplina es harto complicado, pero todavía lo es más cuando hablamos de un videojuego. Rainy Season es principalmente cotidianidad. El paso lento del tiempo mientras cae la lluvia.
Una familia ordinaria que se ve obligada a cancelar su visita al parque de atracciones debido al mal tiempo y pasa el día en casa mientras allá afuera no para de llover. Rainy Season nos coloca en el papel del pequeño de la familia. Un niño al que lógicamente el cambio de planes no le ha venido nada bien y que como buen niño trata de entretenerse como puede mientras mira de reojo por la ventana con la esperanza de que la lluvia dé un respiro.
Rainy Season se adentra de puntillas en el realismo mágico gracias a la imaginación de nuestro protagonista. El aburrimiento puede crear muchas cosas, y basta con estar mucho tiempo mirando algo para que la fértil imaginación de un niño pueda echar a volar. Más allá de eso lo que tenemos es costumbrismo nipón. Conversaciones de adultos en las que parece que somos invisibles y una preciosa casa que (re)descubrir.
Me gustan los juegos que pretenden llevarnos a un estado de ánimo, que buscan la sensación por encima de lo concreto. Inasa Fujio tiene clarísimo el camino que quiere transitar con Rainy Season y lo consigue de forma sobresaliente, algo que creo que no sería posible sin la BSO de WATANABE KO STRINGS, la cual dibuja un paisaje sonoro relajante y evocador al que acompaña el sempiterno sonido de la lluvia.
Rainy Season se encuentra disponible desde el pasado 1 de mayo para Windows en ith.io y Steam.
