Quizás lo que más me gusta del videojuego es que sigue teniendo la capacidad de sorprenderme. Da igual el tiempo que lleve metido dentro del mundillo, que al ser yo VIEJO es mucho, años como este en el que he podido dedicar mucho menos tiempo de lo que querría a uno de mis ocios favoritos, siguen siendo años en los que el 90% de las cosas que he jugado me han dejado con el culo torcido y alegrándome como nunca de haberme interesado por esto de los videojuegos hace ya demasiado tiempo. IMMORTAL: And The Death That Follows es lo último que ha alegrado mi corazoncito.
Desarrollado por Mishura Games, un pequeño equipo afincado en Tallinn, IMMORTAL: And The Death That Follows recoge el espíritu del beat-em-up noventero y lo mezcla con el anime de la misma época. La trama nos pone en el papel de Fudo, el Rey de la Sabiduría y antiguo alcaide del Campo de Prisioneros Buda para Semidioses. Lo que antes era nuestro feudo ahora es nuestra carcel, y tendremos que escapar de ella y del Reino de los Titanes mientras utilizamos lo que mejor sabemos hacer: pelear y ejercer nuestro liderazgo para reunir a los Asuras.
Sinceramente, no creo que nada de lo que se ve en el tráiler pertenezca al gameplay, pero aunque se trate únicamente de un concepto aspiracional IMMORTAL: And The Death That Follows tiene un aspecto excelente. Su apuesta por fliparse dentro de los cánones europeos es francamente espectacular. El diseño, tanto de los personajes como de los vehículos sobre los que se desarrolla la acción son magníficos, y las animaciones una completa delicia. Falta por supuesto ver cómo es el propio concepto de mecánicas dentro del juego, pues en la descripción hablan de elementos rogue-like y la gestión de aliados, algo que ahora mismo no acabo de ver y que habrá que esperar hasta tener más información.
IMMORTAL: And The Death That Follows tiene ese aire de «juego a seguir», y desde luego vamos a tener tiempo para hacerlo, pues su salida no está prevista hasta 2025 en PC y algo más adelante en PS5, Xbox Series X y Switch. Pueden estar seguros de que no será la última vez que hablemos de él por aquí.
