
Os habéis visto alguna vez en la situación de pensar «esto lo han hecho para mí»? Suele ocurrir cuando uno encuentra algo tan específico, tan característico…que parece hecho aposta.
Algo así sucede con Elegy for a Dead World, el título que seguramente acabe teniendo la crítica más parcial que hemos escrito en la historia de Nivel Oculto. ¿Y me importa ser parcial con esto? En absoluto. Es imposible no enamorarse de la propuesta de Dejobaan, del pequeño regalo que hace a las hordas de escritores frustrados que poblamos Internet, los servicios de autopublicación y otras regiones que usted, querido lector, no quiere conocer.
Pero tranquilo, que no voy a venderle nada mío (aún), sino a hablarle de esta maravilla.
Para empezar, no tengo del todo claro que Elegy for a Dead World sea un videojuego. Es un debate que me produce mucha pereza y me siento algo culpable cuando lo saco, pero tiene un público muy concreto (al que va encantar) y luego una horda de jugadores a los que seguramente no les dirá nada.
Pero bueno, en cierta medida es algo parecido a un videojuego. Se «juega» en ordenador, hay pantallas y podemos desplazarnos por ellas…Es casi como un simulador de paseos, un Proteus en 2D bellísimo, pero a la vez nos pide algo que (corríjanme si me equivoco) nadie nos había pedido: que escribamos.
¿El qué? Ahí empieza la magia.
El escriba del fin del mundo
Surgimos en medio de un universo limitado, cerrado. Es difícil no emocionarse rodeado de nebulosas, flotando en la inmensidad. Nadie nos ha dicho qué hacemos ni por qué estamos ahí, pero en el fondo somos un cronista, un escriba. En esa pequeña región del espacio hallaremos tres planetas, más a la deriva aún que nosotros. Ahora abandonados, podremos visitarlos para dar buena cuenta de su gloria, de lo que antes fueron.
Cada uno de ellos se basa en la obra de un poeta romántico. El primero es una interpretación del poema Cuando tengo miedo de que yo pueda cesar de ser, de Keats. Lord Byron cede su Oscuridad para el siguiente, y el último alude al Ozymandias de Shelley. Los escenarios se sienten distintos, con paleta propia de color, con diseños únicos y sensaciones que son propias.
Así que aterrizamos en uno de ellos y tendremos que escribir, ¿cómo?
Hay dos modos: escritura libre o ideas de escritura (writing prompts). El primero sería el equivalente al modo sandbox de un videojuego: recorremos el escenario y escribiremos cuanto queramos y donde queramos, eligiendo dónde parar. ¿Qué escribir exactamente? Pues lo que sintamos. Puede ser la historia que creemos que hay detrás del mundo, pero también cualquier otra cosa que se nos ocurra.
La segunda opción es muy interesante, pues le da al «jugador» una plantilla con palabras y una explicación sobre lo que debe hacer. En el fondo, es una sustitución de los «niveles» clásicos en el videojuego.
El número de prompts va creciendo con el paso del tiempo, y la idea es que la propia comunidad las pueda generar también. Van desde lo más profano (describir lo que vemos, escribir una carta a un ser querido) hasta momentos loquísimos, como generar un musical. Hay, también, una serie de prompts orientados a quien esté aprendiendo inglés, con errores gramáticos que debemos corregir mientras leemos la descripción en el escenario.[Una vez terminemos, podemos elegir subir nuestro texto y releerlo en un formato distinto que muestra partes del escenario y nuestra narración. Podremos leer así a todos los demás usuarios e incluso votarles si nos gusta lo que nos han contado. Aquí es donde cambia una de las ideas con las que el título nació, pues no podremos recorrer los mundos mientras leemos los textos de otros. El equipo lo justifica en que tras muchas sesiones de prueba, la gente se aburría porque el ritmo era muy lento…dichosa gente.
Más allá de esto, hay un pequeño problema: el idioma.
Elegy for a Dead World sólo está en inglés, de momento. Aunque eso no supone un contratiempo para el modo libre (eso sí, nos leerá menos gente) puede poner en problemas al que quiera ir disfrutando del desafío de los prompts. Eso sí, supongo que el Workshop de Steam tarde o temprano creará un montón de alternativas en distintas lenguas. Hasta entonces, puede hasta servir para practicar el idioma (ya he hablado de los prompts de gramática, pero es que además hay copias para usar en espacios educativos).
Sobredosis de inspiración
Creo que no es tan importante plantearnos si lo que tenemos delante es un videojuego o no, sino el tipo de «jugador» que busca. Todo el que haya garabateado una historia sabe lo difícil que es topar con la inspiración, la de veces que uno puede quedarse bloqueado o, sencillamente, quiere escribir pero no sabe sobre qué hacerlo.
Elegy for a Dead World cubre esa necesidad. Es un experimento muy acertado para un fin muy concreto: escribir, escribir, y escribir. Y lo consigue. Sus escenarios son terriblemente inspiradores, y aún aunque no se nos ocurra nada tenemos la opción de escribir los textos por encargo, a través de los prompts, hasta que topemos con una historia que debemos contar en el modo libre. Sólo por eso, ya es para hacerles un monumento.
Pero añadamos otra cosa: otro factor que le da interés y vida al proyecto es ver cómo, incluso con la escritura guiada y menos libre de los prompts, la gente es capaz de escribir cosas tan distintas. Ver trabajar la inspiración de cada cual y encontrar resultados tan divergentes también nos puede ayudar a pulir lo que nosotros hacemos.
Es de alabar que alguien haya tenido la idea de sacar adelante un producto así, tan alejado de los estándares actuales, con una ambición tan pura. Una obra que invita a la reflexión, a la contemplación de un entorno salvajemente hermoso y a la descripción del fin del mundo (o no). Creo que videojuegos como éste son los que hacen que en esta web hayamos acabado tan sumergidos en LO INDIE.
Poco más que decir. A mí me ha enamorado, como era previsible, y he disfrutado tanto escribiendo como leyendo lo que la comunidad va generando. ¿Me creerán mis padres si les digo que he estado con un videojuego sobre mundos inspirados en poetas románticos, en el que lo único que me piden es escribir?
