Hubo un tiempo en el que el argumento de un juego apenas ocupaba un par de líneas. Tiempos en los que tardabas más en desenvolver el cartucho e insertarlo en la consola que en aprender los controles. Tiempos en los que el skyline de una ciudad ficticia bajo cielos azules era el fondo predeterminado del primer nivel del 90% de los títulos. Buenos tiempos.
Aces Wild es exactamente lo que aparenta. Estamos ante un arcade noventero donde tendremos que derrotar a robots-ninja, punkis sin perro y todo el listado de enemigos referenciales de una época donde los videojuegos nos enseñaban únicamente una cosa: Las calles NO SON SEGURAS pero nosotros podemos solucionarlo a base de hostias. Añade además un elemento menos utilizado de lo que debería, que básicamente consiste en que buena parte del tiempo estaremos crujiendo enemigos en el aire. Matar en tierra es bien. Matar en el aire es mejor.
La mecánica también bebe únicamente de los arcades de la época, donde el scroll del escenario se detendrá periódicamente para obligarnos a acabar con todo lo que se encuentre cerca si queremos que la cámara vuelva a ponerse en marcha. Por lo demás todo bien. La parte artística es todo amor, y tanto los colores como la música o incluso la tipografía acompañan a la perfección este viaje nostálgico a tiempos más sencillos. Por supuesto este viaje no sería lo mismo sin la posibilidad de jugar «a dobles» (lo del cooperativo es un invento de pijos), así que ya pueden buscarse otro amigo barbudo para que compartir con él una tarde de hostias, frenesí y lo que surja.
Aces Wild se encuentra disponible a un precio de $9.99 y el único requisito que recomiendan encarecidamente es el uso de un mando de Xbox 360, aunque si eres muy hombre también está disponible la opción de teclado.
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