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Segundas impresiones: The Council

The Council
The Council

The CouncilSegundas ImpresionesNormalmente tengo un problema a la hora de hablar de cualquier videojuego episódico. Dado su formato no me queda claro si debería esperar a que finalice la temporada en la que está (o el juego, si no pretende continuar) para ponerme a escribir una crítica o hacerlo directamente de cada episodio. Ninguna de las dos opciones me convence, especialmente cuando el espacio entre capítulos se va inflando porque casi nadie es incapaz de cumplir con los plazos de producción para que haya una cadencia que no te haga olvidar de lo que has jugado. Así que vamos a hacer una cosa con este segundo episodio de The Council: yo les cuento de manera más escueta de lo normal qué tal funciona sin irme por las ramas y si varía mucho con respecto a la primera entrega y ustedes no me dicen que soy un incoherente cuando me siga quejando de valorar las cosas por pedazos.Ya en el primer acercamiento que tuvimos con el juego les hablé de su ambientación y de su propuesta: una fabulosa madre metida en sociedades secretas que desaparece en una isla propiedad de un lord inglés y un hijo anodino que acude a buscarla. Esto sigue siendo así, y supongo que en los siguientes episodios no cambiará el setting. La enorme mansión en la que nos estamos alojando, un homenaje a la opulencia y al arte de los siglos pasados, un behemoth plagado de estatuas y cuadros de todos los artistas que puedan imaginar, sigue siendo tanto nuestro hogar como nuestra prisión. En los primeros compases de la aventura llegábamos a familiarizarnos con sus enormes pasillos y estancias, con su salón y saloncito y sus recovecos junto al calor de la chimenea, y si acaso en este episodio ganaremos el acceso a pocos sitios más, simplemente apilando algunas habitaciones y una sorpresa final que no les voy a revelar.La sorpresa, eso sí, llega a manos de un invitado final, que de momento tampoco va a jugar un papel demasiado importante (¡y que tiene una cara extrañísima!). Es éste un episodio mucho más corto que el primero (que era larguísimo) y mucho más centrado. Un capítulo de transición que nos prepara para lo que promete ser un tercer episodio mucho más lleno de revelaciones y contenido.«Big Bad Wolf ha dado con la clave para construir un nuevo tipo de juego post-Telltale»Funcionar, funciona igual que el primero. Desde Big Bad Wolf creo que han dado con la clave para construir un nuevo tipo de juego post-Telltale que de verdad respete al jugador y sus elecciones, y nos sigue dando raciones de interacciones que van a variar mucho dependiendo de las habilidades que vayamos eligiendo para el protagonista y de la información que maneje, que ya hemos sacado de las interacciones y decisiones del capítulo inicial y que ahora tendremos más ocasiones de acumular. Eso sí, guardándose un grueso importante de trama a la que todavía no vamos a acceder.Lo más interesante es que prácticamente todo el segundo episodio se cimenta sobre dos enormes puzles (el primero, especialmente) que se han insertado con suma elegancia en el desarrollo de la historia. Uno es el clásico secreto de la mansión que nos requiere resolver un acertijo e interactuar con estatuas, el más obvio y visto en este tipo de juegos, pero con un giro simpático para los amantes de la mitología clásica y que resulta creíble conociendo al dueño de la mansión.  El otro es nos pide que descodifiquemos varios mensajes mezclando pasajes de la Biblia y cuadros de una estancia, y aunque resulta algo engorroso de entender al principio, cuando damos con la clave se hace especialmente divertido y nos hace sentir dentro del juego, como hijos inteligentes que han conseguido seguir el razonamiento de esa madre cuasi omnisciente. Y, de nuevo, no se convierte en una locura estrambótica sino en un jueguecillo creíble entre eruditos del siglo XVIII.Poco más puedo decirles de este episodio, salvo que es más de lo mismo, sin que sea esto algo malo. Un poco más de lo mismo porque es más corto, que mantiene el espíritu de nuestra primera incursión en la mansión. Es agradable ver cómo sus creadores han tenido una idea tan clara de lo que querían hacer y han sabido apilar y sumar sin revelar demasiados detalles de lo que está por venir, insinuando algo sobrenatural pero sin sacar nada, coqueteando con el jugador pero quitándole el plato de la mesa antes de que empiece a comer. Quedan tres episodios más, y si mantienen el nivel, son capaces de hacer algo que, pese a sus defectos, será de estudio.