No dejará de haber videojuegos relacionados con la guerra en un futuro próximo.
Y probablemente tampoco en un futuro remoto. El disparo como mecánica jugable, los intereses que mueven a la industria, lo fácil que resulta y la convención que lleva rigiendo los videojuegos bélicos lo harán imposible. Eso, y evidentemente, un núcleo duro de usuarios que disfrutan con títulos de este tipo. Pero no pasa nada, porque lo indie no va a abandonar a los que ya sentimos hastío por este tipo de juegos. Hay otras formas de hacer obras basadas en la guerra, como ya demostraron Spec Ops: The Line (con una jugabilidad muy convencional pero un guión que rompía muchos moldes) o ya títulos que usan la guerra como contexto; cosas como This War of Mine o el próximo The Sun Also Rises.
Negotiator probablemente esté a mitad de camino entre unos y otros. Por un lado está el contexto de la lucha contra el terrorismo, y por otro hay algunas mecánicas más convencionales y otras que escapan del molde tradicional. Encarnaremos a un negociador fallido, que tras un error crítico tratando de solventar un secuestro en un aeropuerto, trata de recomponer su vida en Londres. Una celebridad ha muerto, le persiguen y vejan en Twitter e incluso su hermana está siendo acosada. Tratando de escapar decide llevarse a su familia al sureste asiático, sólo para acabar envuelto en una nueva situación con rehenes en la embajada.Negotiator está pensado como producto hecho a medida de la realidad virtual, con secciones en las que debemos gestionar a las personas que tengamos a cargo de manera estratégica pero también momentos de sigilo en primera persona y toma de decisiones. Un pastiche que a mí me trae a la cabeza una mezcla loca entre la saga Thief o cositas como los juegos de Telltale Games o Gods Will Be Watching.
A los mandos está Bojan Brbora (4PM), que ya tiene experiencia tratando de acercarse narrativas un poco distintas. Hay cosas que no me terminan de convencer (las partes en primera persona, fundamentalmente), pero creo que el acercamiento a este tipo de historias de guerra íntima merece la pena.
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