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Knuckle Sandwich: Contra la vida adulta

Knuckle Sandwich
Knuckle Sandwich

¿Hacerse adulto qué es? No es una pregunta canallita, es una duda real que tengo desde hace tiempo. Porque recuerdo a mis padres cuando yo era pequeño y ahora me miro en el espejo y no veo al mismo tipo de persona, la verdad. ¿Cuándo se alcanza esa meta? ¿Cuando te sabes de memoria cómo se hace una declaración de la renta? ¿Cuando no comes pasta todos los días de la semana? ¿Cuando te dejas los platos fregados y sin que se acumulen en la pila? Yo no lo tengo claro y me da la sensación de que casi nadie de mi generación tampoco, por eso juegos como Knuckle Sandwich son tan bienvenidos.

La primera vez que hablamos del videojuego de Andrew Brophy por aquí fue en 2015 y ya la idea se nos había vendido prácticamente sola por terrible y familiar: encarnar a un joven adulto que se va de casa y trata de sobrevivir a la ruina económica soportando un curro de mierda. Pero como a aquí hemos venido a jugar había que añadir alguna cosa más, así que de repente nuestro protagonista, alienado con su trabajo en una hamburguesería de mierda empieza a investigar unas extrañas desapariciones para al menos distraerse.Ya en las dos veces que hemos hablado del juego hemos dejado bastante clarito que todo aquí nos gusta, desde los machangos narizones hasta la temática, pero es que además ahora he descubierto que hay minijuegos de toda índole: bailar, ducharse, cocinar, boxear, escribir… Todo en pos del bizarro como experiencia para tratar de enfrentarse a la apabullante vida adulta.

Así que, si ya hemos hablado un par de veces de esto, ¿por qué sacarlo ahora otra vez? Porque, amigos y amigas, ayer mismo llegó a Kickstarter. La cifra que pide es ridícula y ya está financiado, pero por nueve euros se lo pueden llevar a casa.Página Oficial