Si sois lectores habituales de esta web puedo suponer que también seréis jugadores habituales de los juegos considerados independientes o de LO INDIE™. Y además creo que puedo suponer que serán compradores de este tipo de juegos y con el tiempo se habrán hecho expertos en el precio de este tipo de juegos.
Es evidente para cualquiera que tenga una cuenta de Steam que hay una diferencia abismal entre los juegos TRIPLE A y LO INDIE™. Si los primeros bajan de 30 euros o son antiguos o son una mierda, si los segundos suben de 30 euros o los desarrolladores se están flipando o no son independientes.
Por eso, cuando Jonathan Blow anunció que su esperadísimo título “indie” The Witness se pondría a la venta por 36,99 euros, el mundo de los “gamers” dio un vuelco. “¿Quién se cree que es este tío?” fue la consigna más repetida junto al trilladísimo “Jonathan Blow no es INDIE” a lo largo y ancho de Internet.
Sin embargo, Jonathan Blow sólo necesitó publicar una imagen en Twitter para acabar con toda la polémica. Una botella de agua convertida en catéter, prácticamente llena de un líquido amarillo que evidenciaba lo que supone desarrollar un videojuego.
Here is another thing I helped make, to help finish The Witness: pic.twitter.com/w7rEn1VsVg
— Jonathan Blow (@Jonathan_Blow) enero 22, 2016
Es lamentable que a nadie le importase que el juego tenga una duración estimada de entre 30 y 100 horas, dependiendo de tu estilo de juego y de lo hábil que resultes en la resolución de puzles. Ni que el juego sea una propuesta arriesgada y cuente con un mundo abierto, y un diseño brillante. Ni que sea probablemente uno de los mejores juegos del año 2016.
Parece que el precio, que dista mucho de ser abusivo incluso ha sido la justificación para que el juego se convierta en un título ampliamente pirateado, algo que no suele pasar en los juegos indies. Si piratear contenido está mal, robarle el contenido a quien se gasta literalmente todo su dinero personal y 7 años de su vida en parir una idea no tiene nombre.
Si vamos a los clásicos argumentos, 37 euros por al menos 30 horas de juego no está nada mal. Son unos 1,23 euros la hora de juego. Ahora comparemos ese precio con The Last of Us, con un precio de salida de 69,99 euros y una duración de 15 horas. El precio por hora sube a 4,7 euros. Vale, ese era un juego TRIPLE A, vamos con Gone Home. Precio de salida 19,99 euros, duración dos horas, a casi 10 euros la hora de juego.
Vale, puede que estén pensando que el precio no depende de las horas de juego. Estoy completamente de acuerdo. ¿Usamos el argumento de lo que cuesta hacer un juego? The Witcher 3 costó unos 81 millones de dólares: Precio de venta de 69,99 euros. Destiny costó unos 500 millones de dólares: Precio de venta de 69,99 euros. Braid costó 180.000 dólares: Precio de venta de 14,99 euros. No creo que necesiten que haga ningún cálculo para ver que no hay ningún tipo de relación directa entre el presupuesto de desarrollo y su precio de venta. Al menos no de manera aparente.
Pasemos ahora al tercero de los argumentos para justificar los precios de los videojuegos: las barreras. Un juego TRIPLE A cuesta de salida 69,99 euros, y los INDIES están siempre entre los 15 y 20 euros. Bueno, pues en el caso de los TRIPLE A sí que se suele cumplir, pero en los INDIES tenemos juegos desde 4,99 euros hasta los 29,99 euros de manera habitual. SOMA cuesta 27,99 euros, The Beginner’s Guide tiene un precio de 8,99 euros, The Swindle marca 14,99 euros y Ori and the Blind Forest marca 19,99 euros. No hay ninguna relación entre todos estos títulos, salvo que todos son considerados indies, y todos son títulos publicados a lo largo de 2015.
Entonces, ¿cómo se decide el precio de un videojuego? Bueno pues la respuesta es un cálculo que se hace entre dos factores: Cuánto me ha costado hacer el juego, y cuánto dinero quiero ganar. Evidentemente, hay una variable en esta ecuación sin la cual no se puede alcanzar el precio: Cuántos juegos creo que puedo vender.
Así, si Jonathan Blow le pone un precio de 36,99 euros a The Witness no es una cifra baladí. Él sabe cuánto dinero ha invertido en el desarrollo, y tendrá una estimación de la gente que jugará a un título de nicho como es The Witness. Evidentemente su intención es la de ganar dinero, como ha dicho reiteradas veces en redes sociales, para hacer otro juego más.
Y es que parece que la etiqueta de INDIE viene con una condición: No puedes querer ganar dinero. Lo cual además de absurdo supone una losa absurda para los creadores. La creación de videojuegos es un negocio. Pueden llamarlo como quieran: Industria, área de negocio, actividad comercial o intercambio de bienes y servicios. Pero al final del día hay una serie de gente creando un producto que unos usuarios queremos.
Gauge es una herramienta que utiliza diferentes estadísticas de Steam para ofrecer datos tan curiosos como por ejemplo, los juegos con mejor ratio Precio/Horas de juego.
Creo que a estas alturas de la vida a nadie le sorprenderá que la gente que se dedica a algo tenga la intención de cobrar por su trabajo. Y ya sea su intención simplemente costearse su vida, conseguir dinero para desarrollar más juegos o ganar mucho dinero, nadie y digo NADIE tiene derecho a criticarles por ello. Ni a LO INDIE™ ni a LO TRIPLE A.
Nosotros somos los consumidores de una Industria, y como tales tenemos una serie de derechos. Pero eso no implica que podamos exigir a los desarrolladores que mantengan el aura bohemia que les hemos creado a su alrededor. Al final del día, los desarrolladores son personas que intentan hacer un trabajo. Algunos trabajarán para grandes corporaciones que crearán títulos para el gran público atendiendo a estudios de mercado que les indican cómo rentabilizar al máximo sus inversiones. Mientras que otros podrán trabajar en proyectos más modestos, guiados por su intuición, corazón o ganas de desarrollar algo único.
Está claro que ser un desarrollador de videojuegos no es fácil. Y si a eso le unes eliminar la seguridad que ofrece trabajar para una mega corporación, el riesgo de fracaso se convierte en enemigo siempre al acecho. No creo que gente que se esfuerza tanto por hacer cada día su visión realidad y llegar a la gente, además se merezcan que les hagan pagar “el precio de LO INDIE™”.