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Demon’s Tilt: Porque el pinball nunca muere

Demon's Tilt

No habré jugado más de cinco veces en mi vida a una mesa de pinball, pero me he pasado mucho tiempo viendo a los que saben hacerlo. El pinball siempre me ha causado tanta fascinación como respeto, pues parafresando a Joshua en Juegos de Guerra «la única manera de ganar es no jugar», algo que a día de hoy resulta desconcertante. Un pinball es por definición un enemigo final imposible, un rival al que te enfrentas con la seguridad de la derrota intentando aguantar vivo el mayor tiempo posible. No es de extrañar que Demon’s Tilt haya convertido su mesa de juego en una suerte de enfrentamiento contra fuerzas oscuras, un sacrificio ritual a ritmo de música de Megadrive.

Desarrollado por Winzwar, Demon’s Tilt propone una nueva vuelta de tuerca a un género tan aparentemente encorsetado como son los pinballs. Los elementos básicos de la mecánica principal están ahí, sigue habiendo bola y paletas con las que golpearla para sumar puntos. A partir de eso el estudio norteamericano va añadiendo elementos que lo acercan al arcade clásico o un hack n’ slash.La mesa de Demon’s Tilt es por supuesto el centro de todo. Una suerte de catedral demoníaca de tres plantas repleta de minijefes, enemigos, rampas y trampas mecánicas que variarán según avancemos en la partida. A los clásicos combos y multiplicadores también hay que sumarle algo llamado «bonificación por rituales», el cual consiste en completar rituales oscuros a base de golpear correctamente una serie de palabras deletreadas.

Ignoro si continúa habiendo una masa de seguidores interesados en el universo pinball digital como en los 90. Tampoco tengo muy claro si a esa masa le interesaría una propuesta como esta tan alejada del puritanismo, así que lo que pueda deparar el futuro a Demon’s Tilt es toda una incógnita. Por el momento me quedo con su visión demoníaca/religiosa de la mesa de juego, algo que a mi parecer no se aleja tanto de la realidad.Página oficial