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Análisis: The Bridge

Análisis: The Bridge 1

Todos, alguna vez en nuestra vida, hemos hecho algún puzzle.  Incluso puede que alguno sea fan de los rompecabezas y adore los retos que estos ofrecen. Lo malo es que una vez resuelto el acertijo la magia desaparece ya que todo evento similar sabremos resolverlo gracias a la experiencia adquirida anteriormente. Con The Bridge parece que pasa lo mismo, ya que una vez resuelto un escenario te crees  conocedor de toda solución a los retos del titulo, además su estética inocente te ayuda a confiarte y a bajar la guardia ante los siguientes escenarios. El error, es pensar de esta forma y creer que este juego no puede contigo, porque la bofetada intelectual que te mete este juego al pasar de nivel es tal, que te dejará hundido y más aún cuando la parte tétrica de su estilo te invada a causa de tu derrota ante el juego. The Bridge es el juego de las dos caras, es bipolar y es la imagen maligna al otro lado del espejo, por ello si te ves con fuerzas de cruzar al otro lado del puente te invito a que sigas leyendo.

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The Bridge es un juego con una mecánica simple, tu personaje se puede mover hacia la derecha e izquierda y puedes inclinar el escenario también en esas direcciones, hasta aquí ningún problema. La paranoia jugable la imponen los escenarios, todos ellos basados en esas figuras imposibles que tanto les gustan a psicólogos y matemáticos, las cuales destruyen toda tu lógica espacial y  hacen que moverte a la izquierda sea toda una odisea ya que puedes acabar haciendo de todo menos lo que querías que era ir a la izquierda.

Por lo general, nuestro objetivo será recuperar una o varias llaves en cada nivel y abrir la puerta a la siguiente fase, pero con estos escenarios tan lógicamente ilógicos difícil lo vas a tener. Pero este juego aún tiene una vuelta de tuerca más y ahí es cuando tu cerebro te dirá que pares de jugar  y tu orgullo que sigas la partida. Es que no contentos con tener que reorganizar tu ideas del espacio, este juego añade un enemigo en forma de bola macabra que con que te toque estas muerto, pero que si tú la «matas» se acaba la partida, por lo que tienes que tener en cuenta su comportamiento cuando realices tus movimientos para usarla en tu beneficio y tenerla lo más lejos posible de ti.

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Aunque la guinda de esta jugabilidad no la pone este rival esférico, la ponen las paradojas dimensionales y espaciales que puedes usar en los diferentes escenarios, como la alteración de la gravedad, la cual afecta sólo a determinados elementos desplazables del escenario; el cambio a otra dimensión donde pasas a ser blanco y puedes recorrer las ilusiones de cada nivel por otros caminos diferentes; los agujeros negros que debes usar para avanzar pero que si  te quedas atrapado dentro no podrás salir de ellos; o el retroceso en el tiempo, al mal puro estilo de Braid, para poder corregir tus errores.

Lo mejor llega cuando crees que todo esta acabado y ya has vencido a este juego que te vuelve a dar otra bofetada a tu ego y te muestra un modo espejo donde todos los niveles a los que te has enfrentado se invierten, pero este sutil cambio hace que te enfrentes a una dificultad que muy pocas veces he visto en un juego y tengo que decir que conmigo a podido. Seré tonto o poco ágil pero es que mi orgullo está herido, no he podido cruzar el puente y no he conseguido ver todo el relato oscuro que se presenta en el juego. El reto sigue ahí presente para que en futuras partidas lo siga intentando y consiga descifrar los secretos que oculta.

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En resumidas cuentas este juego es pura agilidad mental, un desafio que te pone contra las cuerdas y lo peor de todo es que te gusta que te haga daño, despertando en ti ese lado sado que no creías tener dentro.  Además, por si fuera poco, si te intriga la trama deberás recoger como unos trozos de imágenes, en varios niveles, que te desvelarán más cosas del protagonista del juego y su entorno, por lo que tienes aún más obstáculos para rebanarte los sesos.

Este juego no tendrá ni jefes finales, ni acción desenfrenada, ni hordas, pero te deja bien claro que el único enemigo es tu cerebro y tu forma pedefinida de ver el mundo de una única manera, si de verdad te crees valiente The Bridge es el título perfecto para que se te bajen tus aires de grandeza y te des cuenta de una vez que la realidad nunca es lo que parece.

Análisis: The Bridge 3