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Análisis: Kentucky Route Zero (Capítulo I)

Análisis: Kentucky Route Zero (Capítulo I) 1

   Cuando se escribe sobre un proyecto como Kentucky Route Zero huelga decir que se trata de un juego que no agradará a todo el mundo. Su ritmo tremendamente pausado, su argumento críptico, su estética o su casi total ausencia de puzles y desafíos lo llevan más allá de las dificultades que el hecho de ser una aventura gráfica suele acarrear de por sí. Así que, ¿a quién gustará Kentucky Route Zero? A todos aquellos que sean un poco como su protagonista, Conway, un tipo solitario que conduce por placer en medio de la noche por autopistas desiertas en busca de un lugar o tal vez algo más, y que prefiere perderse con lo que encontrará en el camino que llegar a su destino.

   Es por ello que tiene todo el sentido del mundo que Kentucky Route Zero comience en una estación de servicio, y es por ello que tiene todo el sentido del mundo que este sea el último devaneo predecible en su desarrollo. Al igual que nosotros Conway se dejará llevar por el transcurso de una historia que parece esconder mucho más de lo que muestra en este primer capítulo. Evidentemente el carácter inconcluso del título (recordemos que éste episodio sólo es el primero de los cinco de que constará el título) impide realizar valoraciones definitivas acerca de su argumento y desarrollo, pero es de recibo reconocer que por ahora se ha sabido crear una historia sólida, más por su desenvolvimiento que por su intriga, un tanto predecible en algunos momentos.

   Uno de los elementos más destacables del juego son sus escenarios, dotados de una belleza y un diseño artístico que, según gente más entendida que yo, bebe directamente del art decó para, mediante el uso inteligente de la oscuridad y las sombras, generar una atmósfera que te envuelve y te hace visualizar esas escenas que no se ven pero que están ahí como la ya mencionada del protagonista conduciendo bajo un manto de estrellas. Y aunque ese bluegrass compuesto por The Ramblers Bedquit del que hablaba Twinsen todavía no se ha dejado oír demasiado, sí es preciso destacar la atmósfera sonora que envuelve al juego, capaz de transmitir tanto una paz y una calma majestuosas como también un agobio y una claustrofobia que ya quisieran para sí muchos juegos de terror.  Como veis atmosférico es una de las palabras clave a la hora de describir la obra de Cardboard Computer.

Análisis: Kentucky Route Zero (Capítulo I) 3   Y luego está ese pequeño detalle mágico: las transiciones de la cámara. Algo tan simple que suele pasar desapercibido aquí es uno de los elementos más sorprendentes. Pero no nos engañemos, las veces en que verás esto se cuentan con los dedos de una mano y, quizás por ello, cada vez que suceda se quedará grabado en tu retina irritada de no parpadear. Hablo de que un juego compuesto en su totalidad por elementos planos y sombras de repente efectúe un giro de 180º para mostrarte la acción desde otro plano, de que se cambie ligeramente la perspectiva para que las sombras varíen tu percepción de lo que estás viendo o de que un zoom convierta la silueta de un edificio en su interior y otro más en lo que hay más allá. Simplemente magnífico.

   Por su parte los escenarios se limitan a crear la ambientación, el trasfondo y un contexto para los acontecimientos. Su importancia es vital para el desarrollo del argumento pero apenas se emplean para crear puzles o mecánicas. De hecho los dos o tres acertijos que tendremos que resolver no nos llevarán más que unos segundos y tienen siempre una lógica dentro de la historia, nunca se añaden para crear un reto, una mecánica jugable o simplemente alargar el juego.

   Y como aquí todo está supeditado al desarrollo argumental, era de esperar que nos pasásemos la mayor parte del tiempo manteniendo conversaciones con otros personajes. Estos diálogos, bien escritos, largos, densos, profundos y llenos de matices son uno de los grandes atractivos del juego. Hombre de pocas palabras, Conway escuchará con atención todo lo que le tengan que decir (que no es poco) para dosificar consecuentemente sus intervenciones. Lo que nosotros digamos no tendrá relevancia en los acontecimientos; las cosas son como son y van a pasar como van a pasar. Entonces ¿por qué podemos hablar? Pues para aumentar la sensación de hacer nuestra esta historia, de que nuestro protagonista se parece a nosotros o a quien nosotros queramos que se parezca. Pondré un ejemplo sencillo; en un momento dado sufres una pequeña caída y te preguntan si estás bien. Puedes responder que sí o que te has hecho daño en la pierna. Respondas lo que respondas, te has hecho daño y, si dices que no, te dirán que sí, que no puedes ni andar. Pero tu respuesta habrá podido ser muy diferente, como diferentes son las personalidades que representa cada forma de actuar. Obviamente este no es más que un ejemplo de lo más simple y básico que el juego ofrece, pero en ciertos momentos tendremos que escoger motivaciones, trasfondos o pasados para el protagonista (y se deja entrever que en próximos capítulos también para otros personajes). Es la forma que tiene Cardboard Computer de reflejar en el juego que están contando una historia y es la misma para todos los jugadores, pero cada uno la vive y la interpreta a su manera.

    Tamas Kemenczy y Jake Elliot tienen en sus manos un diamante en bruto y llevan un par de años puliéndolo a base de bien. Kentucky Route Zero es una aventura gráfica que sabe contrarrestar muchos de los clásicos males endémicos del género (falta de intensidad o puzles de relleno) con una ambientación soberbia, un guión inteligente y un diseño artístico maravilloso. Restan cuatro capítulos por lanzarse pero el comienzo no podría haber sido mejor y, a poco que mantenga el nivel ya mostrado, será uno de los juegos de que hablaremos dentro de doce meses cuando recordemos lo mejor del año. Un juego que, en lugar de obligarnos a descubrir el siguiente paso como es habitual en el género, nos pide que simplemente nos dejemos llevar, abramos el mapa de carreteras y disfrutemos de la brisa en la cara y el canto de los grillos mientras desentrañamos los secretos de algún nuevo lugar todavía por descubrir. Si al final de este análisis no veis el prestigioso sello de Recomendado de Nivel Oculto es únicamente por ser una fracción de un proyecto mucho mayor todavía inconcluso, pero no dudéis que, independientemente de lo que suceda a partir de ahora, el rato que dura este primer episodio ya es de por sí una experiencia de lo más recomendable.

Kentucky Route Zero ha sido financiado mediante Kickstarter, donde encontraréis más información así como en su web oficial donde puede adquirirse completo o sólo este primer episodio. También saldrá próximamente en Steam tras haber sido aprobado en Greenlight.