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Análisis: Back to Bed

Back to Bed

Al igual que existe la teoría de los grados con Kevin Bacon, creo que alguien debería elaborar algo similar con la obra del holandés  M.C. Escher. Un occidental medio puede estar toda su vida sin distinguir entre Vermeer y Rembrandt (por continuar en los Países Bajos) e incluso es probable que nunca necesite distinguirlos porque ni siquiera los vea, pero puede estar completamente seguro de que tarde o temprano se encontrará de bruces con Escher, aunque ni siquiera sepa que es él. Puede ser un cuadro en un restaurante, un grafiti (y lo he escrito bien porque lo dice EL PUTO AMO) o en un libro del VIPS. Escher aparece y en algunas ocasiones es para quedarse.

Quizás la pregunta importante es qué tiene Escher para permanecer en la retina por encima de otros artistas infinitamente más reconocidos. Personalmente creo que la clave está en que su juego es descifrable por todos. La desacreditación del pensamiento lógico como base de una obra no es algo ni mucho menos inventado por él, e incluso su juego con las perspectivas imposibles llevaba vigente desde hacía varios siglos. Sin embargo la obra de Escher se muestra accesible para cualquiera, con un engaño que no es patente a primera vista pero que no precisa de un conocimiento artístico por parte del observador. Su engaño es, al menos en la parte de su obra más conocida, un desafío a la lógica con una fuerte presencia matemática. Escher nos jode la cabeza sin necesidad de ninguna predisposición por nuestra parte con un juego de perspectivas aparentemente inocuo.Bedtime Digital se ha propuesto con su Back to Bed realizar una gamificación de la obra de Escher, pero como si eso no fuera suficiente (o quizás porque The Bridge ya había hecho un magnífico acercamiento) han bañado las perspectivas imposibles del holandés con iconografía Dalidiana que eleva su propuesta artística a unas cotas de belleza difíciles de encontrar en otros títulos. Enmarcar esto dentro de un argumento convencional se antojaba complicado, así que han optado por adentrarse en el mundo de los sueños. En Back to Bed manejaremos a Bob, o más concretamente al subconsciente de Bob, un tipo que sufre narcolepsia y que debido a esta enfermedad tiene una propensión a morir más frecuente de lo habitual. Nuestra misión como subconsciente será cuidar de nuestro propio yo dentro del mundo de los sueños, evitando que Bob caiga fuera del escenario, sea devorado o atropellado por un tren. Ustedes ya me entienden.

La mecánica es sencilla. Bob aparecerá en un lugar del escenario y andará en línea recta hasta que se encuentre con un obstáculo, momento en el que girará hacia su derecha y continuará caminando. Nosotros deberemos recoger diferentes elementos del escenario para ir guiándole y aprovechar los ya existentes en nuestro favor con el fin de que llegue sano y salvo a una agradable cama. En cuanto al desplazamiento por el escenario existen diferencias entre lo que puede hacer Bob y nosotros como su subsconsciente, puesto que él siempre irá lo parte del escenario «normal» en la que se cumplen las reglas básicas de superficie, mientras que nosotros sí tendremos la posibilidad de romper estas reglas caminando sobre las diferentes perspectivas siempre y cuando se encuentren habilitadas mediante unos escalones.Existen varias decisiones en el concepto de Back to Bed que lo encorsetan impidiendo que desarrolle todo el potencial que muestra su propuesta. Quizá la más evidente es que los juegos de perspectiva únicamente se aprovechan por parte del jugador y no por parte del avatar que ha de ser salvado, lo que facilita sumamente la misión, máxime cuando los escenarios son en su mayoría bastante pequeños. Esto hace que los primero diez o veinte niveles apenas contengan dificultad. Por otra parte (y siempre hablando del juego en el nivel «normal») Bob no «muere» al caerse por por los diferentes recovecos del escenario sino que se limita a reaparecer en su punto de partida. Esto hace que podamos olvidarnos de él y preparar nuestra estrategia tranquilamente mientras el pobre diablo vive una especie de tormento perpetuo. El título mejora considerablemente cuando se introducen elementos que sí acaban con la vida de Bob, como trenes y unos perros con mala leche, puesto que si nuestro alter-ego es alcanzado por uno de estos comenzaremos de nuevo el nivel. Una vez introducida esa sensación de urgencia mejora la diversión.El resto de lo que nos ofrece Back to Bed pueden verlo en el vídeo de arriba. Su belleza y accesibilidad impiden dejar el juego en ningún momento pero da la sensación de que el surrealismo con el que se ha abordado la parte artística no ha penetrado en ninguna resquicio de la mecánica, dando como resultado una desconexión entre ambos apartados. En la versión de PC, que es la que hemos podido jugar, recomiendan el uso de mando, pero un servidor lo ha jugado con teclado y ratón y no ha tenido mayores problemas excepto en algún momento puntual de agobio en el que seguramente haya tenido que ver más mi torpeza que el dispositivo.Con todo, la propuesta de Bedtime Digital debería satisfacer a aquellos que busque un remanso artístico en el que perderse. Quizás la versión para dispositivo móviles, debido al cambio del concepto de inmediatez, convierta lo que no me ha convencido de esta versión de PC en grandes virtudes. A veces el formato lo es todo.Back to BedBack to Bed