Creo que me he terminado de enamorar de Kickstarter. Puede uno pasarse las horas muertas por ahí y siempre encuentra algo nuevo y dignísimo, y no hablo sólo de consolas. A mí en concreto, me tienen tonto con los juegos de rol y de mesa, pero eso es otro tema. En este caso topo tras un garbeo con Dream, un título que luce bien y que no parece que vaya a llegar ni en broma a su meta de financiación.
Kickstarter
Así somos en Nivel Oculto. Apoyamos al desvalido, ayudamos a la anciana a cruzar la calle, colaboramos con el camello para repartir su droga a una comisión del 20% y apoyamos los proyectos de Kickstarter aunque no pongamos un duro en ellos ¿Acaso hay algo más bonito que dedicar una entrada, que digo una entrada, LA PRIMERA ENTRADA DEL DÍA a ayudar a financiar un proyecto ajeno? Pues eso.
Lo peor de todo es que lo que nos muestra no pinta mal.
Parece que Kickstarter no se pasa de moda y va a acabar quedándose como alternativa, ¿no? Es sorprendente ver el caudal creativo que hay volcado, la cantidad de propuestas y proyectos que van surgiendo como setas en otoño. Hoy hablaremos de uno que a pesar de llevar un día nada más, ya tiene recaudado el 25% de sus fondos necesarios: The Last Door.
Quizá hay otra manera de hacer juegos de ROL y quizá es hora de llevarla a cabo.
¿Un juego de Ars Magica en Kickstarter que probablemente no llegue a su financiación? Para esto está Nivel Oculto, para comeros la cabeza y que lo apoyéis, rufianes.
Señores, quieren su dinero. Múltiples personas quieren sus euros duramente ganados, salvo que sean uno de esos peligrosos subvencionados por los cuales nos suben los impuestos a los españoles de bien como Emilio Botín o servidor. Lo piden aquí, y yo les cuento dentro.
Parece evidente que el mayor problema de Kickstater es su propia condición de absoluta dependencia del usuario/mecenas y de la visión de éste a la hora de valorar un proyecto. No se como será la cosa entre los que se dedican a financiar novelas y obras de arte pero estoy seguro de que ninguno se deja llevar tanto por la nostalgia/hype como el aficionado a los videojuegos. Algunos de nosotros corremos a desembolsar lo que nos pidan cuando el que lo hace es Tim Schaffer o Brian Fargo, pero al mismo tiempo corremos el riesgo de dejar de lado propuestas que no están amparadas por grandes nombres. Hoy me he propuesto que esto no le pase a Blackspace.