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Life Eater: Sacrificar a otros

¿para salvar al mundo?

Life Eater: Sacrificar a otros 1

Que el videojuego es un arte colaborativo es tan obvio como que también lo es el cine, y sin embargo yo diría que la firma autoral es más sencilla de encontrar en películas de gran presupuesto frente a obras AAA, salvo en casos muy concretos. Como refugio creativo queda siempre el indie, en el que es más factible encontrar esa «personalidad» que aporta un creador. Fue ver Life Eater y pensar instantáneamente en Xalavier Nelson Jr., director creativo del estudio colaborativo Strange Scaffold, y me alegra haber acertado.

Primero de una serie de cinco videojuegos que ha firmado con la editora Frosty Pop, aquí hay una combinación de la saga Saw con la vida suburbana yanqui que nos pone en la piel de una suerte de druida que debe acometer lo indecible para mantener el mundo a salvo:

Life Eater es un simulador de secuestros de terror y fantasía. Juega como un druida moderno que vive en los suburbios y tiene un trabajo sin futuro para pagar tu verdadera vocación: llevar a cabo el rito anual que impide que el mundo se acabe. Para demorar el fin del mundo, debes sacrificar cada año a una serie de humanos concretos, pero descritos vagamente. Utiliza una interfaz inspirada en un editor de vídeo para descubrir la historia de la vida de tus víctimas, de horario en horario. Indaga en los detalles más íntimos de los horarios de tus víctimas y, llegado el momento, secuéstralas antes de que las autoridades encuentren tu guarida. El tiempo apremia y la lista de nombres es larga. Elige bien tus opciones… y reza para que el oscuro dios al que sirves sea real.

Aparte de que el tráiler va duro de cojones, la mecánica de tener que conocer a tus víctimas me ha recordado un poquito a Vampyr y esa manera que tiene de «recompensar» que conozcamos bien a alguien antes de matarlo. Una movida jodidamente macabra que tiene pinta de hacer la experiencia de juego aún más perturbadora.

Life Eater está ya disponible en PC. Sigan nuestro calendario indie para más cositas.


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