Hace unos años entramos a trabajar en la empresa que aún acoge nuestros traseros. Por aquel entonces un tipo llamado Jorge era nuestro amo y señor. Un jefe atípico que fue descubriéndose como todo un apasionado de los videojuegos de los 80 y 90. En realidad Jorge es un apasionado de todo lo que tenga que ver con esa época, no era raro por tanto verle disfrutar de Spandau Ballet en sus cascos o escucharle proclamar «yo me acabé el Profanation» con una sonrisa de satisfacción.
Evidentemente encajamos a la perfección, y aunque había abandonado el mundo de los videojuegos hace mucho, seguía interesándose por la novedades, aunque solo fuera para maravillarse ante la potencia gráfica actual.
Los videojuegos nunca fueron nuestro tema de conversación predilecto, pero siempre tuvieron su espacio. Podíamos pasarnos el rato buscando por la red covers del tema central de Monkey Island o bromear sobre la melodía de inicio en ‘La Abadía del Crimen’.
Un buen día me llamó diciendo que tenía una caja con cosas que «me podían interesar» y todos sabemos que nunca hay que rechazar una caja con una interrogación escrita, así que se presentó en la oficina con una caja llena de «tesoros» que hizo que a Zzzero y a mi se nos saltasen las lágrimas.
Lo fácil hubiese sido coger todo el contenido de la caja y hacerle sitio en algún hueco de nuestros hogares, pero hemos pensado en dedicarle una sección fija para orgullo y deleite colectivo. Desde ya os aseguramos, que si sois de los que teníais un PC en los 90 os vais a emocionar, y si no da igual, porque esta caja está llena de reliquias que son imposibles de contemplar sin admiración.
Indiana Jones and The Fate of Atlantis
Que mejor manera de empezar esta nueva sección que la que puede sea la mejor aventura de la extinta LucasFilm Games.
No trataremos aquí de mostraros todas las bondades de uno de los mejores títulos de la historia de los videojuegos, pero si os diremos que para todos los que estamos en esta santa redacción, este título es la verdadera Indiana Jones IV y no aquella cosa que se pudo ver en los cines no hace demasiado tiempo.
Una caja acorde con su importancia, grande y robusta, que además contiene todo tipo de información. Compatible con AdLib (era una tarjeta de sonido que lo petaba por entonces), sus 256 colores, requisitos de hardware y de regalo UN PIN (que se ha perdido para siempre). Hoy sería una edición de lujo.
No lo he comentado antes, pero el hecho de que venga el autor del juego le da un +300 en respeto por aquel que se deja los cuernos en el proyecto.
Lo que está a la izquierda y pone Manual… es el manual. Aunque muchos no lo creáis, hubo un tiempo en el que había manuales impresos.
No os asustéis, lo de la izquierda no es un nuevo formato. Hubo un tiempo en el que para cargar los juegos se utilizaba algo llamado ‘Disquete’. En este caso concreto un ‘Disquete de 5¼’, cuya capacidad máxima de almacenamiento se disparaba hasta los 110kB. Nunca tanta calidad cupo en tan poco espacio.
Por cierto, lo que se ve en la parte superior e inferior del manual es el sistema de claves anti-piratería. Muchos aún tendrán por casa su correspondiente fotocopia.
Publicidad de AdLib. Sonido Midi de alta calidad.
Dorso de la publicidad de AdLib. Cuanto echo de menos a Psygnosis.
Dentro de la caja venía este catálogo de Erbe, pero ninguno hemos sido capaces de asegurar si es de la misma época del juego o posterior. Si alguien lo sabe, que por favor nos saque de dudas.
A continuación os mostramos unas cuantas capturas interiores del catálogo.
Aquí acaba nuestro primer capítulo de «La Caja de Jorge»
En el siguiente diseccionaremos un título cuya BSO corría a cargo del mismísimo Brian May. Ahí os lo dejo.
