Mi vida a través de un cartucho NTSC
PSOne
Cuenta la leyenda que hace mucho, mucho tiempo, Capcom era la reina de los survival horror. Hablamos de una época de magia en la que no existían los DLC's ni el modo online, en la que los juegos venían enteros en su cajita y con pocos bugs. A ti, querido y joven lector, quizá te parezca que no es más que un mito, pero hablamos de 1999 y yo doy fe: lo viví. Resident Evil estaba triunfando como los pepinillos, y a Shinji Mikami (encargado de la saga en sus primeras entregas) se le ocurrió una idea más que interesante: ¿y por qué no hacemos un juego de horror con dinosaurios? Dicho y hecho: Dino Crisis.
Mi último momento cumbre como jugador.
Cuando alguien muere de un disparo grita. Cuando alguien arde grita MUCHO. Cuando esa misma persona muere en Syphon Filter dice YEOOOORRRRG
Un domingo es el día ideal para vaguear y tocarse las narices. Sin embargo, aquí en Nivel Oculto hacemos el esfuerzo extra de traeros contenidos, aunque no haya noticias ni nada de lo que hablar (por eso de ser domingo). En este caso, un retroanálisis fresquito del que, para servidor, fue uno de los mejores juegos de PSOne.
¿Que qué es Tombi!? Si no lo sabes, MAL. Tombi! es uno de los mejores títulos de PSOne, un juego adelantado a su tiempo, que mezclaba sin pudor elementos de rol con plataformas y un diseño plagado de HAMOR y simpatía. De hecho, fue creado por Whoopee Camp, la compañía que formó Tokuro Fujiwara (Ghosts 'n Goblins).
Es que no, si pensaron que de una vez por todas se habían salvado de este maligno proyecto de dominación mundial basado en revisar cajas polvorientas y estanterías olvidadas, esta nueva entrega de la sección es un rotundo NO a esas esperanzas. Y si son los soñadores del mundo de los videojuegos, pensando que sus esperanzas de juegos nuevos de calidad y gratis son cosa inminente, pues yo seré ese terrible reloj despertador que les dirá NO, eso era un sueño. Así que si la crisis económica los acecha, o si los nuevos títulos hipercomerciales no les convencen, sólo queda ensuciarse un poco las manos, refrescar en la memoria esos conocimientos sobre DOS, dar uso a la entradas entradas de video del televisor, y reingresar al mundo retro.