Desde sus inicios comerciales, los videojuegos miraron al cine. Para inspirarse, pero también para ofrecer versiones jugables de los universos de las películas. Ahí está Star Wars: The Empire Strikes Back o el malhadado E.T. the Extra-Terrestrial para Atari 2600. Incluso películas de serie B, desconocidas por el gran público, tuvieron su juego, como El vengador tóxico (un juego para NES, Game Boy y Mega Drive) o El ataque de los tomates asesinos (uno en el 83 para Atari 2600, otro en el 86 para Spectrum y un último para Game Boy en el 91).
Sin embargo, durante todos los noventa, la industria se esforzaba conscientemente por desarrollar buenos juegos basados en películas, especialmente las que Disney estrenaba cada Navidad, como el magnífico Aladdín que Capcom hizo para Super Nintendo. O se miraba atrás, para dejar un buen recuerdo futuro, caso del Blade Runner de 1997 para PC.
La tendencia continuó en los primeros años del nuevo milenio, con sagas cinematográficas como Harry Potter o El señor de los anillos, pero pronto se perdió para mirar al cine más como inspiración que para sacar un producto dentro de una campaña de marketing. Hoy en día, los videojuegos miran al cine de esta forma, con ejemplos como John Wick Hex o el recién salido del horno Indiana Jones y el gran círculo (aunque esta saga ha contado con juegos de todas sus películas y otros más queridos, como Fate of Atlantis).
Por eso, en 2002 no sorprendió demasiado que se sacara un videojuego de The Thing, la obra maestra del terror de John Carpenter, que además funcionaba como «secuela». Se disparó la ilusión de los aficionados al terror, y el título adquirió un carácter, según algunas voces, de culto, aunque esto es bastante cuestionable y el título dejara bastante tibios a los carpenterianos, pese a contar con el favor de prensa y público; un favor de favorable sin más.
Lo que sí ha sorprendido es este remaster que ha aparecido casi de la nada.
En primer lugar, es escrupulosamente un remaster, al menos en lo visual. No esperéis grandes transformaciones más allá de suavizar y aumentar la resolución de texturas. Es más, si lo juegas en un emulador de PS2 con un ordenador medio actual, el resultado es solo ligeramente inferior. Lo sé porque he hecho la prueba. Sí se han cambiado algunos aspectos de la UI, como la manera de navegar por los menús de armas u objetos, y se ha añadido un punto de mira que, la verdad, es todo un acierto. Pero es exactamente el mismo juego. Al fin y al cabo, eso es un remaster, aunque en este caso no se ve un poco la desgana: los errores técnicos siguen ahí. Y el juego original también…
Venderlo como «secuela» de The Thing es un poco insultante. El diseño narrativo es pobre a más no poder, limitado a las entradas que encontramos en los ordenadores, sin fondo ni forma, y los diálogos a veces son tan absurdos como que aparezca un helicóptero y le pregunte al protagonista, que tiene en frente una mutación gigantesca, si necesita ayuda. En general, en lo referente a escritura es igual al peor Resident Evil.
Es representativo del momento en que los survival empezaron a cambiar (para mal, salvo la línea que empezó Frictional Games), enfocándose más a la acción, siendo quizá un adelantado. A dos años de que saliera Resident Evil 4, The Thing ya había abandonado cualquier rasgo survival: es un juego de acción ambientado en The Thing, al estilo de cómo fueron después Resident Evil 5, y sobre todo Resident Evil 6 o Silent Hill Homecoming. No he tenido ni un problema de munición, ni de botiquines, ni de extintores, ni de linternas… Están por todas partes y en cantidades industriales. Además, salvo las mutaciones lovecraftianas, poco hay de terrorífico o monstruoso. Y ni un puzle en sentido estricto; ni uno.
El diseño de juego, obviando la acción sin más, tiene premisas interesantes. Es loable el intento por mantener cierta fidelidad a la personalidad de la película, no solo por la necesidad de disparar primero y quemar después a las «cosas» de mayor tamaño. El frío es mortal y la psicología de los compañeros volátil, tanto que puede sembrar la desconfianza y hacerles perder la cabeza; incluso nos dispararán creyendo que estamos infectados. Además, en los compañeros hay ingenieros, médicos y soldados, cada uno enfocado a arreglar puertas, curarnos y ayudarnos en el combate, respectivamente.
El problema es que las premisas lúdicas ni se aprovechan lo suficiente ni terminan de funcionar cuando se hace. Si tuviera que utilizar una palabra para definir el diseño de juego de The Thing (Remastered) sería desequilibrio. La inteligencia artificial de los compañeros, por ejemplo, es tremendamente eficaz en combate, en el sentido de que no yerran ni un tiro, pero el mismo diseño del combate, casi siempre en espacios cerrados, te hará pensar que casi siempre estás mejor solo.
Por otro lado, el sistema de cordura es arbitrario, sí se confían en nosotros si les damos armas o munición, o si nos ven acabar con un enemigo, pero a veces entran en modo locura sin que pase nada, y da igual la adrenalina que les chutes o que les des una bazuca, van a terminar enloqueciendo. Eso sí, verlos reaccionar al entorno (vomitando al ver un cadáver desmembrado, por ejemplo, o incluso mearse de miedo) es un detalle fantástico.
Sucede algo similar con el frío. En casi ningún momento se convertirá en peligroso, salvo en un tramo final. Es una amenaza constante en el exterior, y lo debemos tener en cuenta, pero nos costará muy poco encontrar una puerta abierta o volver a alguna conocida y que la barra se llene de nuevo. Epítome de ese desequilibrio que mencionaba antes es ese tramo final: más enemigos que nunca en todo el juego y una distancia que la barra no llega a cubrir. Es muy difícil completarlo sin quedarte escaso de botiquines, utilizándolos ya cuando lo que tira de tu barra de vida es el frío. El desequilibrio es tal que da la sensación de que el juego no se ha testado.
Y es una pena, porque de esas premisas podrían haber salido situaciones lúdicas muy jugosas, pero este remaster, como su original, se empeña en hacerlo sin ganas. En cumplir y muy poco más. Igual que se intuía el respeto a la obra original en el frío y la cordura del grupo, se confirma que se trató de un juego desarrollado sin motivación. Y no se trata de un anacronismo que aplica la visión del presente sobre el pasado, porque juegos que aprovechaban sus premisas con empeño los había en esa época y antes.
Pese a todo se deja jugar, se disfruta, aunque solo sea por la necesidad de matar. Y tiene niveles brillantes en planteamiento (pero igualmente desequilibrados en ejecución), como en el que nos han despojado de las armas y tenemos que ir reuniendo compañeros hasta volver a tenerlas, con mutantes de por medio. Si le sumas el cameo de John Carpenter, tienes razones para jugarlo siendo un amante de la película.
Lo más revelador y tajante que puedo decir de The Thing Remastered es que creo que no lo hubiera jugado de tener otro nombre.