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Análisis: Supreme League of Patriots

Análisis: Supreme League of Patriots 1

Las aventuras gráficas han vuelto para quedarse, y esto es imparable ya. Van surgiendo estudios y distribuidoras, y estas últimas van haciéndose con un catálogo interesante y moviendo a muchos estudios independientes. Por ejemplo, en el caso de este Supreme League of Patriots, son Phoenix Online Studios (The Silver Lining, Cognition…) los que distribuyen y No Bull Intentions los que crean.Una aventura de point & click y carácter episódico (tres ediciones, como si fueran cómics) que quiere fiarlo todo a su esperpéntica propuesta: encarnar a un perdedor que obtiene superpoderes y se convierte en una suerte de Capitán América del Tea Party. Así, acompañado por pseudohipster inglés que pone (poca) cabeza al dúo, se enfrentará a grandes desafíos. O no.Luces y sombrasQue todo dependa del argumento que has preparado para la ocasión es arriesgado. Si funciona bien, puedes salir de la plaza a hombros, pero si no funciona tiene que haber algo más que acompañe. Probablemente el principal problema de Supreme League of Patriots está en que funciona, pero sólo a veces. Uno encuentra momentos muy divertidos (a mi juicio es el segundo episodio el que ofrece un mejor global), pero van salpicados de cuando en cuando de otros más planos.El ejemplo más claro está en los diálogos. Están plagados de juegos de palabras, giros, bromitas…pero muchas veces son muy forzados, con los dos protagonistas respondiéndose varias veces y el jugador deseando que paren de una vez para poder seguir. Una suerte de «síndrome de la última palabra» que puede funcionar bien como parodia evidente del mismo, pero que puede cansar. De nuevo, sí que hay que reconocer que cuando funcionan, lo hacen muy bien.Hablando de trazo grueso, la esperpéntica personalidad del Purple Patriot funciona bien como ridiculización del lado que más miedito da del Partido Republicano de los EEUU: es fascista, xenófobo, idiota, machista… Los mejores momentos del juego, referidos a esto, están en cuando se debe progresar a pesar de ella: por ejemplo, pasando una prueba de estabilidad mental.

El problema es que a veces hay que forzar demasiado y se llega al punto de la ofensa. Se me ocurre por ejemplo con un personaje homosexual, que aún siendo una evidente parodia del estereotipo leather es bastante probable que pueda llegar a molestar.Pero hablemos de momentos.

A lo largo de los tres episodios hay situaciones lo suficientemente memorables como para estar dentro del guión, pero hay otras que sobran. No que sobren en la trama (que está, sorprendentemente, muy bien hilada), sino que restan tiempo a otros acontecimientos que sin duda serían más interesantes.

Por ejemplo, uno querría ver mucho más de ese concurso de superhéroes que lo que puede atisbar. ¿Por qué no haber tirado por ahí, cuando la prioridad es el humor?El arma de ChéjovDecía el escritor ruso que no tiene sentido que dejes colgado un rifle en la habitación al principio de tu relato si luego no lo va a usar nadie. En ese sentido he leído algunas críticas referidas a los puzzles del juego (como encontrar la probable solución mucho antes del problema), pero creo que están muy bien hilados. Nada de lo que uno encuentra en Supreme League of Patriots sobra o es accesorio: todo está ahí preparado y cuando uno encuentra una solución lo hace sabiendo el proceso que le ha llevado a ello.Por eso no sobra tampoco una sola escena en el juego, aunque pueda ser más aburrida: podemos encontrar una justificación en el último episodio de cosas que han pasado en el primero, y eso es de celebrar, porque significa que se ha hecho todo con una intención.En el balance final quedan algunas cosas mejorables, como el sistema de inventario (que no tiene botón de “combinar” ni nos invita a hacerlo, hasta que por casualidad probamos a arrastrar un ítem sobre otro) o la tendencia de los puzzles a exigirnos una serie de pasos previos (que aunque imaginemos la solución, nos exige ejectuar), pero el balance es más positivo que negativo. También he echado de menos algo de uso de superpoderes, aunque dentro de la lógica del juego tampoco sean necesarios.

Concluyo: Me alegra que alguien intente volver por el camino del slapstick, y creo que si calibran bien el tema del abuso de los retruécanos en los diálogos y le dan más peso a los momentos más interesantes, la segunda temporada puede llegar a ser mucho más grande. Mientras tanto esta primera es meritoria y tiene buenas ideas, pero exige complicidad por parte del jugador y algo de culturilla yankee (e inglés) para pillar bien sus bromas.