Slap VillageCrítica
En esta ocasión toca hablar de Slap Village, pero antes de entrar en los pormenores del juego es de justicia que felicite al estudio Monkey Toons y a los editores de Tizona Interactive por su audacia. Considero más que razonable el comentario, pues actualmente estamos viendo cómo siguen surgiendo en España empresas y creadores independientes que trabajan duro para ofrecernos interesantísimos y atrevidos proyectos, pero la apuesta de Slap Village tiene un plus de osadía al plantear una aventura gráfica con una mujer como protagonista y sin recurrir al reclamo sexual. Hay que valorar esta decisión por lo que supone convivir y competir en un mercado con tal cantidad de aventuras gráficas, teniendo en cuenta que sigue siendo un género para un público minoritario, pero sobre todo por la valentía que supone plantear un producto alejado de los estereotipos femeninos impuestos.
Por lo demás, en cambio, Slap Village es una aventura gráfica con un aspecto y desarrollo de lo más clásico. La aventura es un juego de dibujos animados al estilo point and clic en clave de comedia, en el que se parodia el western americano introduciendo elementos de la vida moderna. El parecido con la serie de Monkey Island es evidente, tanto por el género como por el aspecto y el escenario, sustituyendo aquí a los piratas por vaqueros y a Guybrush Threepwood por una pueblerina llamada Lurditas; del mismo modo se repite también la mecánica habitual de recogida y uso de objetos, diálogos con diversos personajes y resolución esporádica de puzles, con el añadido de algunos juegos sencillos de habilidad. Probablemente este clasicismo me hizo dudar al principio del atractivo del juego, pues pienso (ya lo he dicho en otras ocasiones) que la idea de copiar a los grandes modelos puede ser un arma de doble filo porque las comparaciones son inevitables. A ello se suma que Slap Village no tiene un arranque potente y quizá sea este su peor defecto. La verdad es que al juego le hubiera sentado muy bien una situación efectista, un inicio prometedor como prólogo de la aventura.
También el desarrollo del guión empieza siendo demasiado clásico. Por su linealidad es clásico incluso al estilo cinematográfico, de hecho, lo cual no es un defecto pero puede ser un lastre para una aventura gráfica actual por la falta de originalidad e innovación. Además de lo dicho, el comienzo está falto de gancho y el guión resulta demasiado disperso; no se define bien la trama y tampoco se engarzan los acertijos y rompecabezas con el acierto que yo esperaba. Superado el primer capítulo, sin embargo, Slap Village empieza a mostrar un guión más sólido. El segundo acto, aunque breve, es sumamente divertido. Los elementos paródicos me parecen más ingeniosos y la crítica social humorística se hace más evidente, tanto en los diálogos como en lo visual, lo que ayuda a definir el personaje de Lurditas y el derrotero de la trama. El mensaje ecologista de fondo consigue que la aventura tome fuerza y la consecución de las soluciones para los rompecabezas cobre sentido.
La transición de la historia hacia unos objetivos mejor definidos coincide a partir del tercer acto con la apertura de escenarios. Podemos visitar distintas localizaciones, rompiéndose así en cierta manera la linealidad y complicando positivamente los enigmas y la resolución de problemas. Se echa toda la carne en el asador, por decirlo de algún modo, y por fin Slap Village muestra los mejores puzles, las escenas más interesantes y el humor visual absurdo más divertido. Vaqueros que practican el surf, referencias a películas populares, extraterrestres que parecen sacados de un cómic de Mortadelo. Por fin, esta es la variopinta colección de personajes y situaciones que uno espera en un videojuego tan cercano al slapstick. Desde aquí y hasta el final de la aventura, que no es excesivamente larga, el ritmo no decae ni se prolonga el tramo conclusivo innecesariamente, consiguiendo dejarme con una sensación de acierto, de aventura trabajada que transmite viveza y alegría.
En resumen, que si bien es cierto que en Slap Village no hay momentos apoteósicos, echando la vista atrás me doy cuenta de que probablemente ha sido la mejor aventura gráfica que he jugado este año, lo que me sirve para constatar la importancia que el juego de Monkey Toons y Tizona Interactive tiene y merece. Por dejar constancia de algún defecto, además de los señalados al principio y sin menoscabo del magnífico resultado, sino solamente como información y por si pudieran tomar nota sus autores para futuros proyectos, sí quisiera señalar que se abusa del recurso de avanzar la trama obligando a que el jugador vuelva a visitar en innumerables ocasiones los distintos escenarios para ver si ha surgido algún cambio, sin causalidad alguna ni aviso; esta forma de desgranar el guión rompe la lógica resolutiva de los puzles y puede causar momentos de tedio. A pesar de todo pesan mucho más las virtudes del juego, así que si el lector estaba buscando una divertida comedia ligera y una aventura gráfica con la que rematar el verano, que no busque más.