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Análisis: Rise & Shine

Rise & Shine

Rise & ShineCrítica

“Se llaman Super Awesome Hyper Dimensional Mega Team y saben de qué va la vaina”. Esta fue la conclusión que saqué la primera vez que pude probar Rise & Shine. Un título que nos pone delante una zanahoria con aspecto de Metal Slug pero con un sabor muy diferente. Un trampantojo videojueguil que se vende a través de elementos clásicos para desarrollar una fórmula actual que equilibra el arcade con el puzle. Rise & Shine luce en su perfil bueno como el nuevo estandarte del desarrollo independiente español que es, mostrando un catálogo de sobresalientes virtudes que lo colocan a la cabeza de esta Segunda Primera Edad de Oro.

Vivimos los tiempos de Rick & Morty y Stranger Things. Tiempos metareferenciales en los que la nostalgia comanda un tren del mainstream arrastrado por una locomotora imparable. La diferencia, como siempre, se encuentra en el producto final. En los que se suben a este tren para vender el producto y los que disfrutan del viaje. Rise & Shine se encuentra entre estos últimos. Su perfil clásico se asienta sobre una trama que disfruta ridiculizando los tópicos que otros se empeñan en ensalzar. Así tenemos a nuestro protagonista, Rise, un niño envuelto en una guerra interplanetaria por obra y gracia de Shine, un arma legendaria con un poder casi ilimitado que además nos permite un respawn infinito. Gamearth, el mundo en que se desarrolla Rise & Shine, es todo nostalgia videojueguil, con sus personajes clásicos ridiculizados y una arquitectura que contiene lugares como ‘Ciudad RPG’, mezclando un tono decididamente naif con una descerebrada brutalidad en todo lo que rodea el combate.

El desarrollo del título mezcla en arcade clásico con el uso de las diferentes habilidades de Shine. Disponemos de dos tipos de munición y tres formas de ejecutar los disparos. La principal es la clásica, apuntar y disparar. Después contamos con la posibilidad de dirigir las balas mediante el uso del puntero, y por último podemos lanzar los disparos como si fuesen una granada, eligiendo el ángulo de tiro y el momento en el que el proyectil explotará. El buen uso de cada uno de estos tipos de disparo y la combinación entre ellos serán necesarios para resolver el puñado de puzles que Rise & Shine nos tienen preparados. Ojo, cuando hablo de puzles no me refiero a conseguir abrir tal puerta pulsando en tal mecanismo, que también, sino que la mayoría de enemigos y situaciones se encuentran representadas bajo esta lógica. Si en los arcades clásicos los enfrentamientos contra enemigos buscaban que el jugador encontrara los puntos débiles de éste mientras conseguía sobrevivir a las hordas de enemigos o disparos, aquí los puntos débiles se presentan de manera clara, invitando al jugador a experimentar con las formas de disparo para lograr alcanzarlos.

Estamos ante uno de esos títulos que gusta enseñar. Si alguien dejó de jugar a videojuegos en los 90 y le enseñas un par de vídeos de Rise & Shine se sentirá como en casa, una casa en 1080p repleta de detalles que es casi una película de dibujos animados. El trabajo en este sentido de SuperMegaTeam es absolutamente sobresaliente. De hecho, destaca tanto durante el gameplay que las escenas intermedias en forma de cómic quedan algo deslucidas en comparación y no terminan de encajar todo lo bien que deberían. Todo lo contrario sucede con la banda sonora y el diseño de sonido, los cuales acompañan la acción destacando cuando deben y dando muestra de su poder en durante los jefes finales.

Llegados a este punto toca hablar de un tema que detesto pero que en esta ocasión considero importante: la duración. Rise & Shine es un juego corto, algo que personalmente no me importa en absoluto, pero que en esta ocasión sí que me ha supuesto un problema, pues no se trata de que dure mucho o poco, sino que incide directamente en varios elementos del título. Yo he tardado cerca de cuatro horas en terminar la aventura sin ser especialmente habilidoso, y puede que media hora larga la haya pasado únicamente con magnífico enfrentamiento con el jefe final. Si me leen habitualmente habrán comprobado que he reseñado juegos que duraban hora y media y me ha parecido estupendo, pero este no es el caso. La corta duración de Rise & Shine deja la sensación de no haber explotado completamente las posibilidades del título, tanto a nivel mecánico como argumental. Reconozco que la parte argumental me da un poco más igual, ya que a pesar de introducir personajes con un peso en la trama prácticamente nulo (pienso en cierta chica de pocas palabras), no creo que afecte seriamente al resultado final. Sin embargo las mecánicas sí se ven lastradas por este hándicap, ya que las diferentes combinaciones de disparos que podemos realizar apenas rascan en la superficie de lo que podrían ofrecer con un desarrollo más amplio.

Quizás la duración sea el perfil menos bueno de Rise & Shine y es una verdadera lástima, ya que en cualquier otro apartado es magnífico, llegando en algunos caso, como en el de su diseño artístico, a marcar unos estándares de calidad que pocos títulos a lo largo de este año serán capaces de igualar. Tanto si son capaces de pasar este problema por alto como si no, no duden de estar ante la presencia de uno los indies imprescindibles de 2017. Puede que me haya quedado con ganas de más, pero eso únicamente puede significar que la experiencia fue intensa y agradable. Algo que nunca puede ser malo.