Ahora que todavía tenemos frescas Lady Bird y Call me by your name (esa cinta donde sus protagonistas debaten amigablemente sobre Heidegger) parece buen momento para hablar de eso del cine generacional. Aquí suele darse la confusión de que muchos relacionan este tipo de cine con el que marcó a una generación cuando en realidad es el que nos habla de una generación, así que descartemos Top Gun, Dirty Dancing o Gremlins y centrémonos en El Graduado, El Club de los Cinco, Trainspotting, Beautiful Girls, Clerks o Garden State. No es difícil encontrar similitudes entre todas ellas, tanto a nivel formal como a nivel narrativo, pero sobre todo en lo referido a lugares comunes. La forma se antoja tan importante como el fondo y llevamos caminando por esa senda en forma de conversaciones aparentemente intrascendentes sentados en un columpio desde hace más de treinta años. El auge del cine independiente no ha hecho más que aumentar esta saturación de “esto ya lo he visto” (te miro a ti Lady Bird) y por supuesto el hijo bastardo cultural que es el videojuego no podía quedarse sin su trozo de pastel. Ahí tenemos Night in the Woods como estandarte principal, pero a pesar de ser de largo la mejor, la obra de Infinite Fall no es la única. Títulos como Emily is away o incluso OXENFREE han caminado por esa misma línea donde ahora desembarca Legendary Gary.
El título de Evan Rogers nos coloca en la piel de Gary, un treintañero que vive con su madre, tiene un trabajo monótono y aburrido en un supermercado y se evade más de lo que sería recomendable a través de un videojuego llamado Legend of the Spear. Imposible no sentirse identificado en alguno de estos puntos. Con esta premisa Legendary Gary nos lleva a vivir a través de su protagonista y experimentar su vida, tanto dentro como fuera del juego. La idea de mezclar realidad y fantasía a través de un videojuego no es nueva, pero es el tono mumblecore que le aporta Rogers con lo que el título consigue transmitir sus objetivos. La vida de Gary es una mierda, o al menos eso es lo que él cree, y nos bastan una serie de pasajes mundanos para entenderlo.
Esto va desde las conversaciones con la madre de Gary hasta los objetos de su propia habitación, con un PC que hace las veces de altar, y que parece ser el único lugar en el que nuestro protagonista se siente seguro. Los escenarios son pocos y la interacción con ellos todavía menos, a excepción de un pequeño jardín que tendremos que cuidar. Roger tira de lugares comunes y personajes quizás demasiado prototipados, pero da igual, porque no hace falta más de media hora para comprobar que Legendary Gary no es un buen juego ni falta que le hace.
Tendemos a conceptualizar el videojuego en función de la suma de elementos en vez de en propuesta y resultado. Legendary Gary contiene una serie de mecánicas que si bien no se encuentran entre lo mejor del medio, consiguen su objetivo, que no es otro que llevarnos a donde Roger quiere. Tenemos dos partes bien diferenciadas, que son la vida real de Gary y la aventura de su avatar en el juego. La vida de Gary consiste en quejarse, trabajar, regar plantas y jugar. La vida de su avatar es en principio mucho más divertida… o no. Roger va entremezclando lo que ocurre en el juego con la propia vida de Gary, pero también la vida se introduce en el propio juego. Esto puede ser una explicación maniquea o simplemente una justificación hacia una falla, pero la sensación que tengo es que los combates por turnos sin ningún tipo de emoción bañados en banda sonora de xXSickXx no son casualidad. Los combates están bien construidos y cuentan con una serie de reglas que podían haber dado mucho más juego, pero no creo que Roger estuviera interesado en eso. Él quiere que avancemos, que descubramos qué sucede a nuestro alrededor y se ha esforzado mucho para lograrlo.
Jugarse todo a la carta de los diálogos y el apartado artístico es peligroso, pero conmigo al menos ha funcionado. Arte y animación de personajes recuerdan a un Ralph Bakshi contratado por la MTV de mediados de los noventa, mezclando ese toque un tanto feo en el dibujo de los personajes con unas animaciones extremadamente cuidadas. La forma de moverse de Gary en contraste con la de su avatar dicen mucho más que cien líneas de diálogo. A esto por supuesto hay que sumar el acierto de contar con xXSickXx, a quienes desconocía por completo y ahora son parte de mi BSO, para dar forma sonora al título. Vale, quizás por momentos suene todo TAN INDIE que te den ganas de gritar que esto no es Sundance, pero no le vamos a poner peros a lograr un objetivo.
Si a estas alturas se están preguntando si deberían probar Legendary Gary mi respuesta es que no tengo ni idea. Conmigo ha funcionado a pesar de todos sus defectos. La historia que cuenta me gusta y me encanta que el videojuego se encuentre traspasando esta frontera generacional. Por otro lado está la artesanía que destila. Se trata de uno de esos juegos en el que incluso los errores que contiene parecen estar gritando que forman parte del conjunto. Unas imperfecciones que lejos de molestar le otorgan personalidad y hacen de Legendary Gary una rara avis dentro del enorme catálogo del medio. Estoy deseando saber cuál va a ser el siguiente trabajo de Rogers y me ha encantado conocer a Gary, su madre y su pequeño universo en los suburbios. Esta es la mejor respuesta que puedo darles.