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Análisis: Kane & Lynch 2: Dog Days

Hace poco leí en algún sitio que las películas de Michael Bay son lo mas parecido a ver un tráiler de dos horas y media. Pensando en ello llegué a la conclusión de que es totalmente cierto. Es un tipo que sabe donde colocar la cámara, sabe cuando hay que poner algo cámara lenta y sabe como rodar una escena de acción. Lamentablemente no sabe lo que es un guión, ni la tensión de un diálogo o como otorgar de dramatismo a las imágenes. Keane & Lynch 2: Dog Days se presenta como si de un producto de Michael Bay se tratara. Coge diez minutos del juego, los que quieras, pónselos a un amiguete y este correrá a comprárselo de inmediato. El problema del título de IO Interactive son las cinco horas restantes.

Creerme si os digo que pocos títulos me han despertado tanto interes como este. Desde que vi los primeros tráilers pensé que estaba ante uno de los juegos de este 2010 y posiblemente ante uno que marcaría un antes y un después. Incluso después de probar la demo estaba totalmente seguro de que sería uno de los grandes. Lamentablemente, y tras terminarlo dos veces, solo puedo hablar de decepción.

Kane y Lynch puede que sean de los personajes mejor dibujados dentro de una industria que suele beber de patrones muy distintos para crear a sus héroes. Lejos de ser ganadores o tipos hipermusculados, nuestros anti-héroes se presentaban en el primer título como dos tipos en la cuerda floja, a punto de caer al vació en cualquier momento, violentos y malhablados, pero con un trasfondo  personal que les convertía en dos piezas únicas dentro del mundo de los videojuegos. Kane representaba la profesionalidad. Un criminal con un código de conducta. Algo así como el Señor Blanco en Reservoir Dogs, al que una serie de desacertadas decisiones le tienen constantemente atado, realizando trabajos que no quiere acompañado de gente que detesta. Lynch era un perro de presa, un asesino esquizofrénico que sabe que solo se le da bien matar, con un turbio pasado en el que se intuye el posible asesinato de su mujer, un tipo que intenta cambiar automedicándose pero que no puede evitar estallar violentamente, algo así como el Señor Rubio de la peli de Tarnatino.

Kane & Lynch Dead Men, el título que abrió la saga fue sin duda un título fallido, pero tenía algo de lo que su secuela carece por completo. Era arriesgado. Digo esto porque si bien la historia se veía alargada incompresiblemente, y contenía decenas de bugs, la propuesta durante todo el desarrollo era la de intentar dotar al juego del aroma de las mejores películas de criminales en la cuerda floja. El título bebía sin reparos de Heat, Reservoir Dogs o Collateral, impregnando todo el desarrollo de cientos de referencias fílmicas colectivas. Personalmente fue un juego que disfruté, aún cuando sus carencias resultaban evidentes. Me proporcionó grandes momentos, como el atraco al banco, la negociación en el desguace o el asesinato en la discoteca. Momentos de calma tensa que terminaban en una explosión de violencia. Volvemos a hacer referencia a Tarantino y su Inglourious Basterds cuyo desarrollo se basa completamente en mantener la tensión a base de diálogos para desembocar en una catarsis violenta.

La historia de este Dog Days se basa mas o menos en las premisas anteriores. Kane llega a Shangai con el fin de realizar un trato sobre el que no sabemos nada, ni lo sabremos en todo el juego. Lynch, que se encuentra viviendo en la ciudad oriental le recibe y le indica que pronto se reunirán para terminar el negocio pero antes debe realizar un trabajo sin importancia. Evidentemente la cosa sale mal y la premisa inicial se ve sustituida por una elipse de huida-venganza-huida que durará las cortas cinco horas que se tarda en terminar el juego.

Empecemos por aquello que mas nos ha llamado la atención en todos los vídeos, tráilers y demos que hemos visto. Su estilo visual. Todo el desarrollo está «filmado» como si una cámara en mano fuese acompañando a los protagonistas. El resultado es deliberadamente sucio, y podemos observar todos los efectos/defecto que nos ofrecería una handycam que estuviese filmando a nuestro protagonistas. Para potenciar aún mas esa sensación se han aplicado toda una serie de filtros con las luces (aunque en realidad es como si los quitases de una grabación real), de este modo podremos ver como las luces enfocadas directamente difuminan la imagen, o como en las situaciones de oscuridad veremos mucho grano en pantalla. Todo ello, junto a un exquisito diseño de escenarios hacen de Shangai el marco perfecto para esta sucia historia de violencia. Todo un derroche de efectismo visual que tiene un pequeño problema. No sirve para nada. No se puede destinar tanto esfuerzo en un recurso visual si no va a servir nada mas que para impresionarnos durante diez minutos. No se ha realizado ningún esfuerzo para que este recurso visual vaya mas allá de lo videoclipero. Con esto volvemos al principio, si no vas a conseguir que sirva para algo se convierte únicamente en un recurso de tráiler cinematográfico.

Tras esto solo queda un shooter en tercera persona y una historia muy mal contada. Del primero podríamos decir que es simplemente correcto. Avanzar constantemente contra hordas de enemigos, buscar cobertura, avanzar nuevamente, esperar a ver que cosa se jode en ese capítulo, matar a todo lo que se mueva y avanzar hasta terminar. Es decir, a nivel jugable estamos ante un título de hace 6 años. No voy a entrar en detalles sobre el tema de las armas y la incompresible falta de puntería o en el de que las coberturas hay veces que no sirven absolutamente para nada porque no me ha supuesto ninguna merma en la jugabilidad, es decir, si ese fuese su mayor problema sería un juegazo. La I.A de los enemigos es extraña, que no mala. Siempre intentan flanquearte, por lo que te obligan a estar en constante movimiento, o bien estar atento a los avances laterales. En ese aspecto la cosa funciona. Lo de rara viene porque una vez te han flanqueado parece que pierden toda motivación por vivir y si consigues moverte sin que te destrocen, te puedes colocar a medio metro de ellos que no te harán caso. En cualquier caso tampoco es un mal mayor. Los tiroteos son divertidos y variados.

Con respecto a la historia nos encontramos con un verdadero despropósito. Comienza muy bien, de hecho, durante los primeros 25 minutos de juego todo es perfecto. La historia encaja, la cámara impresiona, la ciudad es una maravilla y parece que todos lo que habíamos previsto sobre el juego se está cumpliendo. Pero todo se desmorona poco a poco. No es cuestión de destripar la historia aquí, pero desde luego me parece inferior a la del primer título. Esto no quiere decir que no ofrezca momentos, los tiene, pero son tan pocos y tan esparcidos, que uno se siente a la deriva constantemente, esperando un giro que de la vuelta a la situación, que evidentemente, nunca llega. A destacar una huida completamente desnudos y ensangrentados, la misión inicial y puede que la del helicóptero.

Para intentar mejorar todo esto podemos pasarnos el juego en modo cooperativo. Evidentemente la cosa mejora, pero no porque el juego nos proponga una mejora sustancial, sino porque puedes coger la peor mierda de título, que si lo juegas con un amiguete, pues el tema mejora bastante. En cualquier caso lo de cooperativo se refiere únicamente a matar, puesto que el nivel de interactuación entre ambos jugadores se reduce a abrir puertas.

Entramos en la que quizá es la mejor baza del juego, que no son otros que los modos multijugador. Todos se basan en el juego de policías y ladrones, aunque con distintas variantes. En Alianza Fragil debemos robar un botín acompañado de otros jugadores. Tenemos un tiempo límite para realizar la operación y obtendremos bonus por cada policía que nos carguemos así por la parte del botín que robemos. La gracia consiste en que podemos traicionar a nuestros compañeros para robarles la pasta. Estos, una vez muertos, aparecerán como policías y podrán ganar puntos si acaban con el traidor.  Otra variante es la del Poli Infiltrado, donde uno de nuestros compañeros de atraco (evidentemente no sabemos quien) será un poli infiltrado que deberá abortar el robo antes de que huyamos con el botín. En ambos modos de juego la paranoia de los jugadores es bastante divertida. Por último está el clásico Policías y Ladrones donde tomaremos parte en uno de los dos bandos.

¿Recuerdas aquella vez, en la que la chica de tus sueños se te estaba insinuando medio borracha y tu fuiste tan imbécil como para no darte cuenta?. Años después sigues preguntándote que falló, como pudiste dejar escapar esa oportunidad. Kane & Lynch 2: Dog Days transmite constantemente esa sensación de oportunidad perdida. A partir de la primera hora de juego piensas que esto tiene que remontar el vuelo en algún momento, pero poco a poco tomas consciencia de que no va a ser así y no haces mas que pensar si serán capaces de solucionarlo en la segurísima tercera parte y de como han sido tan imbéciles de dejar escapar un entorno y unos personajes tan tremendamente atractivos. Dog Days no es un mal juego, de hecho tiene algunos aspectos interesantes, y le podrás sacar jugo a su modo multijugador, pero desde luego no es uno de los grandes.