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Análisis: Bit Trip Runner

Análisis: Bit Trip Runner 1

Vivimos tiempos oscuros amigos. Las grandes empresas están empeñadas en que nos pongamos gafas 3D para jugar, mientras agitamos brazos y piernas y permitimos que la consola nos humille grabándonos en nuestros momentos mas bochornosos . Son tiempos de FarmVille o de Hanna Montana actuando en Rock in Río. Tiempos en los que es necesario reencontrarse con los viejos valores, retos honestos que nos exijan lo máximo a nuestros cansados dedos de veterano jugador. Conquistar una vez más la gloria, subir al cielo de los polígonos y sentirnos tocados por los dioses, elegidos por un caprichoso ser, que eleve nuestra puntuación a lo mas alto del Olimpo.

Así se ha concebido Bit.Trip Runner.

En todos los oficios existe la figura del artesano. El artesano ha ido aprendiendo su oficio a la perfección bajo la atenta mirada de los grandes maestros. Un artesano no trata de inventar nada nuevo, ni de trastocar las reglas del género. Para él, todo está ya inventado. Existe una forma de hacerlo bien y es así como se debe de hacer. La búsqueda de la perfección de la fórmula, evitar las aristas, las pequeñas imperfecciones conforman su mayor deseo. Conseguir lograr esa pieza perfecta de la que pueda presumir. Esa pieza clásica, basada en su dilatado conocimiento del oficio supondrá una marca para los artesanos venideros. Los siguientes maestros hablarán de ella como el referente al que deberán llegar los aprendices tras muchos años de estudio.

La proyecto Bit.Trip es el recorrido de unos artesanos por el mundo de los videojuegos. Todas y cada una de sus entregas anteriores son un homenaje a las reglas que componen este entretinimiento y sobre todo al propio jugador. El homenaje va mas allá que el puramente estético de 8 bit, actualmente de moda, sino que abarca todo el componente de gameplay realizado desde el comienzo de la industria hasta nuestros días.

El cuarto título de la serie Bit.Trip, tras Beat, Core y Void, muestra su importancia absoluta con respecto al resto de la serie comenzando por su protagonista. Por primera vez encarnamos a CommanderVideo, el protagonista camuflado de los anteriores títulos y que prácticamente solo se utilizaba como hilo conductor de una narrativa ausente entre toda la saga. Apenas 50 píxeles de puro amor al género que tienen bastante mas personalidad que la mayoría de héroes hipervitaminados y überpoligonales que ha traído esta generación UE3.

Bit.Trip Runner basa toda su jugabilidad inicial (los 6 primeros niveles) en un solo botón. Nuestro protagonista correrá sin descanso a lo largo de 3 mundos compuestos por 12 niveles cada uno, hacia una meta imaginaria y solo debemos conseguir que no se choque con ningún obstáculo en su carrera. Puede pareceros un argumento sencillo, pero pensar que ovras de gran calado general como Matrix II y III o la discografía del Canto del Loco también carecen completamente de cualquier tipo de sentido común y ahí están. El caso es que nos encontramos con que solo hemos de apretar el botón en el momento justo para que nuestro personaje llegue a su destino. En caso contrario retrocederá hasta el comienzo del nivel para comenzar de nuevo su carrera. Sin ninguna pausa y sin ningún corte. Apenas notaremos que el ritmo de juego se ha interrumpido, porque estaremos de nuevo pegando saltos para llegar lo mas rápido posible al lugar donde tropezamos. No solo deberemos estar preocupados de saltar en el momento preciso. Según avancemos iremos desbloqueando nuevas habilidades imprescindibles para nuestro avance. Saltar, deslizarse, patadas y «super salto» conformarán nuestro abanico de movimientos con el que salvar cualquier obstáculo que se nos ponga por delante.

Durante cada uno de los niveles podremos ir recogiendo una serie de monedas de manera opcional. No son necesarias para terminar el nivel, pero ayudan a saber cual es el camino correcto, y en el caso de recojamos todas se desbloqueará un nivel de bonus. Este nivel carece de arreglos actuales y está presentado como una versión retro del propio Bit.Trip Runner, algo así como una meta-versión del él mismo. Deberemos recoger todas las monedas del nivel de bonus si queremos completarlo, pero solo tenemos una oportunidad. Es evidente que los desarrolladores juegan con nosotros y nuestra memoria colectiva. Basta que hayamos echado un vistazo en cualquier emulador de Spectrum para percatarnos del nivel de dificultad absurda que tenían algunos títulos de la generación de 8 bits. Aquí se nos presenta un nivel de bonus con aspecto de Pitfall que nos dice «vale, te ha pasado el nivel normal cogiendo todas la monedas, así que seguro que crees que eres todo un jugón. Ahora intenta pasarte esto a la primera como hacías hace 15 años en tu cuarto, mientras tus padres creían que estudiabas». Ni música, ni animaciones ni nada. Tu y un nivel de dificultad altísimo.

Sonido, jugabilidad y diseño. Tres pilares en un orden concreto para proporcionar una de las mejores experiencias que puedas encontrar en cualquier medio de ocio interactivo. El sonido es el otro componente que da homogeneidad a la saga. La música que nos acompaña en nuestro recorrido evoluciona con nuestro juego. Cada nivel empezará con un pequeño ritmo repetitivo en 8 bit que irá acompasado a los sonidos que generamos con nuestros movimientos, dicho ritmo irá evolucionando cuando cojamos unos items (crucetas del mando de Nintendo) hacia sonidos mas actuales sin que apenas lo notemos hasta completar una melodía de sonidos electrónicos minimalistas que se integra perfectamente con la evolución del recorrido y de nuestro personaje, puesto que al recoger un cierto número de items, CommanderVideo empezará a dejar un arcoiris como estela dando buena cuenta de lo bien que lo estamos haciendo. Sonido, jugabilidad y diseño.

Bit.Trip Runner es un título imperecedero, es el máximo exponente de su serie y el mejor título de todo el catálogo de Wiiware, que por cierto empieza a tener un catálogo ciertamente recomendable. Es un puzzle frenético en el que nuestros movimientos son las piezas que debemos encajar para no romper el ritmo de la carrera de CommanderVideo. Su moderna estética o sus pegadizas melodías se sustentan sobre un gameplay tan sólido que debe servir como referente al resto. Una obra artesanal que celebra con nosotros todo el lenguaje asociado a los videojuegos, mostrándonos 30 años de evolución del género en cada uno de sus niveles. Imprescindible.