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Análisis: Apotheon

Análisis: Apotheon 1

ApotheonCrítica

Tras los no muy sonados Nexuiz y Capsized, Alientrap vuelve a ponerse las pilas con esta epopeya griega de título Apotheon lanzada en febrero de 2015 para Windows, OS-X, Linux y PlayStation 4 por un razonable precio de 14,99€ y de forma totalmente gratuita para los usuarios abonados a PlayStation Plus durante ese mismo mes.

Al igual que en la gastronomía, Apotheon es de esos juegos que de primeras te entra totalmente por la vista: y es que un título en alta definición con una hermosísima estética calcada a las ánforas de la Grecia clásica te predispone para lo que promete ser una experiencia remarcable. Pero ¿lo consigue?

El primer reto que tiene que superar Apotheon es el de ofrecernos una jugabilidad lo suficientemente atractiva para estar a la altura del sublime despliegue gráfico. Porque al tratarse de un Metroidvania con tintes de RPG lo mínimo que debe resultar es entretenido: el resto puede venir solo. Y Apotheon cumple muy bien estas bases, aunque a su manera, porque nos propone unas mecánicas y una jugabilidad que, pese a que se acercan bastante a lo que podría ser un Castlevania, logran lucir lo suficiente para considerarse otra cosa distinta.

Donde primero nos encontramos diferencias notables es en el sistema de combate. Todo nuestro arsenal tiene una duración limitada (en ocasiones hasta muy limitada), lo cual nos hará tener que cambiar de estrategia constantemente. La variedad de armas es bastante extensa y cada una tiene sus peculiaridades, con sus ventajas y sus desventajas. Por ejemplo, las lanzas son lentas pero alcanzan largas distancias y resultan devastadoras, las espadas son rápidas, de corto alcance y por lo general poco duraderas. En Apotheon contamos con un bloque de inventario para la mano izquierda (escudos y antorchas) y un bloque de inventario para la mano derecha (el resto del arsenal: armas de filo, arcos, objetos, etcétera).

Con cada uno de los gatillos utilizaremos el objeto de inventario que tengamos seleccionado en cada bloque. Al tener una duración limitada, la forma de cambiar de arma juega un papel fundamental: el sistema debe ser lo más rápido posible para no dejarnos desnudos en el momento menos indicado. Aquí los chicos de Alientrap han sido muy inteligentes y han dividido las armas por tipos (de filo, arrojables, a distancia, objetos) que alternaremos con las teclas izquierda y derecha del pad digital del mando. Con las teclas arriba y abajo del pad cambiaremos de arma dentro de ese tipo. Este sistema, aunque un poco confuso en una primera toma de contacto, cumple de forma fantástica su papel.

En Apotheon contamos con dos barras que, una vez acabadas, nos harán perder la partida. La primera, como es lógico, es la vida del protagonista. La segunda, como también resulta obvio, es la armadura. La vida la aumentaremos a medida que avancemos en la historia. La armadura, sin embargo, la aumentaremos comprando mejoras o encontrando nuevas partes más resistentes. En los mercados de las ciudades, además, podremos surtirnos de objetos, mejorar las armas o comprar utensilios para fabricar nosotros mismos pociones, bombas, etcétera. Esto de mejorar armas que parece una solemne tontería no está lo suficientemente bien explicado y, en mi caso, no fue hasta que no alcancé casi un 50% del juego que me cosqué de tal posibilidad. Claro, no os hacéis a la idea de lo mucho que me costaba matar enemigos con espadas de nivel 1 todo el rato.

Pero donde Apotheon suspende calamitosamente es en el sistema de apuntado. Con el pad analógico derecho Nikandreos, el protagonista de nuestra historia, mirará en la dirección donde vayamos a apuntar. Un sistema que pensado para manejar con un ratón y un teclado podría funcionar pero que en un mando te hace parecer por momentos más un equilibrista sobre la cuerda que un jugador. Utilizar los arcos es una tarea muy complicada y, en ocasiones, asestarle espadazos a ciertos enemigos se convierte casi en toda una hazaña. Serán muchas veces las que nos veamos aporreando el gatillo como locos para conseguir darle un golpe al malo de turno.

El otro punto del sistema donde, a mi parecer, Apotheon no se desenvuelve con soltura es en el plataformeo. Aunque las ocasiones donde tengamos que recurrir a un plataformeo puro son contadas, apenas unas cuantas pantallas de puzzles, muchas veces nos la veremos y nos las desearemos para conseguir alcanzar el piso que nos hará poder continuar en la aventura.

El modo historia de Apotheon se divide en multitud de misiones principales que nos harán avanzar en la trama linealmente y, a su vez, cada misión principal se divide en una serie de submisiones que normalmente podremos realizar en cualquier orden. En este modo historia se nos cuenta cómo el pueblo de Nikandreos en una primera trama a modo de tutorial es arrasado por un brutal ejército. Es entonces cuando nuestro protagonista decide encomendarse a los dioses y, para su sorpresa, no recibe la respuesta esperada. Nikandreos, terriblemente disgustado, decide emprender su particular batalla contra las deidades. Batalla que acabará, cómo no, enfrentándonos al mismísimo Zeus. Es aquí donde, tal vez, Apotheon me deja el sabor más agridulce. Puede que se deba a que la saga God of War no se ha alejado de nuestras vidas lo suficiente en el tiempo, pero salvando las distancias no nos va a contar nada que no hayamos visto ya en los juegos que giran en torno a los dioses de la Grecia clásica. No obstante, los combates contra los jefes finales resultan muy satisfactorios y el hilo de la historia nos hará querer completarlo.

Para cerrar mi análisis, la banda sonora le pone el broche de gala al conjunto completo, con unas melodías muy sutiles que acelerarán de ritmo cuando la acción así lo requiera. Digamos que el apartado musical casa perfectamente tanto con la localización del juego como con su apartado gráfico. Por otro lado, para los poco duchos, comentar que Apotheon nos viene íntegramente en inglés, pero dudo que a muchos esto les suponga un inconveniente. Algo que sí me gustaría comentar a modo de mera apreciación es que un servidor jugó en PlayStation 4 y el juego se colgaba constantemente. Tanto que llegué a pensar que mi consola se habría roto. Desconozco si se trata de un problema aislado, pero cabe tenerlo en cuenta a la hora de adquirirlo en este sistema por si las moscas.

En definitiva, Apotheon pisa fuerte y deja claro que ha llegado para quedarse. Se trata de un título de acción y aventura que nos hará disfrutar de lo lindo durante las doce horas que nos ofrecerá en su modo historia, si somos capaces de aceptar sus virtudes por encima de sus defectos, que los tiene. También cuenta con un modo local competitivo para dos jugadores que un servidor no ha tenido el placer de probar pero que no es necesario para exprimirle todo el jugo y, por si el modo historia nos sabe a poco, podremos volver a pasarnos la aventura en dos niveles más de dificultad.