COLABORA EN NUESTRO PATREON

1979 Revolution contra Trump

1979 Revolution against Trump

El spin-off de Black Mirror en forma de llegada de Trump a la Casa Blanca está teniendo consecuencias para todos, incluso para el videojuego. iNk STORIES, creadores de 1979 Revolution, han anunciado que donarán todo lo recaudado desde hoy hasta el día diez de febrero con las ventas de su título a la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles). El motivo es la total oposición de los componentes de iNK STORIES, con su director Navid Khonsari a la cabeza, de las medidas recién adoptadas por el nuevo presidente en política de inmigración.

En la carta enviada a los medios, el estudio asegura «oponerse firmemente a la actual prohibición de inmigración puesta en vigor por la administración Trump». Reafirmando su posición como estudio independiente «convencido de que es responsabilidad de la comunidad del arte y entretenimiento unirse en solidaridad contra las políticas inhumanas, injustas y antiamericanas». Esto no pasaría de ser un apoyo más a las múltiples manifestaciones que se están sucediendo en E.E.U.U. con motivo del polémico decreto presidencial, pero en este caso se trata de un tema todavía más personal, puesto que tal y como recuerda el estudio, «iNK STORIES cuenta con un diverso grupo de miembros étnicos, nacionales y religiosos, incluyendo un número significativo de personas procedentes de Irán, entre las se encuentra el propio Navid Khonsari», quién a pesar de haber nacido en Canadá, se crió en Irán, tierra natal de su familia, hasta que tuvo que huir debido a las revolución de 1979.Esto es profundamente personal, ya que mi familia tomó la dura decisión de dejar Irán después de la revolución para llegar a Occidente, que era la tierra de la inclusión. Hoy, siento que estoy reviviendo la historia. Aunque es fácil ser inmovilizado por el dolor y la desesperanza, creo que ahora más que nunca nos enfrentamos a una obligación en la que debemos cavar, resistir y unir. El silencio no es una opción, así que elogio a aquellos de nuestra comunidad que están tomando acciones y esperamos que otros desarrolladores de videojuegos y editores se unan a nosotros, ya que participamos en un movimiento crucial procedente de todos los orígenes religiosos, nacionales, étnicos y generacionales. Debemos denunciar la prohibición, denunciar que esto no es correcto y estar dispuestos a levantarnos contra la injusticiaTras el (ridículo) revuelo montado hace apenas unos días cuando Neil Druckmann, director creativo de Naughty Dog, aseguró a través de su cuenta personal de twitter que sus proyectos contienen y contendrán parte de su visión política, es de agradecer que un estudio, aunque sea independiente, tenga el valor de proclamar una posición clara sobre algo que les afecta tanto a nivel laboral como humano. Las reacciones por cierto este tweet no tienen desperdicio, pues sorprende como aquellos que gritan «arte» cada vez que se nombra el videojuego, luego exigen dejar fuera cualquier referencia política del mismo. Algo que por cierto no parece importar demasiado cuando el sesgo político se decanta en una clara dirección, como sucede en títulos como The Sim o The Division, por poner algunos ejemplos que todos podamos conocer.

Afortunadamente no parece que desde iNK STORIES vayan a sentirse solos, pues desarrolladores como Rami Ismail (Vlambeer), Paul Murphy (DOTS), Cardboard Computer (Kentucky Route Zero), Insomniac Games ya se han posicionado en un sentido similar. Incluso la Asociación de Software de Entretenimiento (ESA) emitió un comunicado (algo más tibio) en la que recordaba la importancia de la inmigración como elemento para el sostenimiento de la industria. Los que de momento se mantienen en una posición más gris son las grandes compañías, aunque algunos se remiten al comunicado de ESA para definir su propia posición.

Sin que sirva de precedente, parece que la industria del videojuego, o al menos parte de ella, se encuentra a la altura de las circunstancias que la rodea. Los primeros pasos han venido una vez más desde el sector independiente, los únicos que por el momento parecen ser capaces de pisar los numerosos charcos que tenemos por delante. Bien por ellos.