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1001 Videojuegos que debes jugar: The Kite

The Kite
The Kite

Cuando entré en Nivel Oculto, hace ya cosa de dos años, desconocía por completo la existencia de cosas como Desura, la mayoría de los títulos indie o los serious game. Por suerte, gracias a mis compañeros fui arrancado de las garras de los Biuti Col y llevado al terreno del HAMOR que The Kite transita.

The Kite es un pequeño (literalmente, no dura más de media hora) juego de aventura point & click desarrollado por Anate Studio (se puede descargar gratis en la web o vía Desura), ubicado en Ucrania y formado por Anatoliy Koval y Tanya Medvid. Curiosamente, además de a programar tienen un proyecto de trip-hop y componen su propia música.

El juego, dibujado a mano y programado en Wintermute Engine, no destaca, precisamente, por ser un alarde técnico. Al contrario, como ya he dicho, es corto y casi amateur. Y sin embargo, es su propuesta la que se gana de lleno que lo consideremos como juego imprescindible y a tener en cuenta.

La idea es trasladarnos a la vida de una mujer víctima de malos tratos, y poder retratar parte de su desesperación a través de la historia. Y no sólo la de ella, sino también de su entorno familiar. Nos situamos en un barrio de mala muerte de Ucrania en plenos 90, y ya desde el principio se nos quiere dar a entender que, hagamos lo que hagamos, da igual. Sin querer hacer spoilers, lo único que puedo decir es que no haremos más que topar con la indiferencia de todos los que rodean a la familia, una indiferencia que de tanto repetirse sólo ayudar a precipitarnos hacia un final que en cualquier momento podía haber sido evitado con algo de ayuda.

1001 Videojuegos que debes jugar: The Kite 2

Decía que The Kite no es un prodigio de la técnica, y sin embargo, sí que tiene un diseño artístico más que destacable. Predomina el uso de los tonos marrones, ocre y gris, que quieren acentuar la sensación de soledad e indiferencia ante lo que le está pasando a Masha, nuestra protagonista. Tampoco es casual que los personajes sean todos de color gris.

Más allá de eso, encontramos unos cuantos puzzles simpáticos, muy relacionados con la vida doméstica y que en momentos nos pedirán estrujarnos el cerebro o mirar directamente una guía, porque, aún no careciendo de lógica, se asemejan a las aventuras antiguas en cuanto a dificultad.

Lo realmente importante, al final, es la idea que nos ha ido deslizando el juego: los malos tratos hacen sufrir a toda la familia, y la indiferencia los legitima. Quedan por el camino un par de escenas soberbias (especialmente lo último que hacemos antes de llegar al final, y que ya nos da pistas de lo que vamos a encontrar), pero The Kite acaba por ubicarse entre los serious game más que entre los juegos al uso. Es impresionante ver que tras todo el desarrollo de los videojuegos, desde los más tontos y simples hasta los más pretenciosos de ahora, a alguien se le ha ocurrido querer generar ideas y transmitir valores a través de ellos (también lo vimos en The Curfew).

Y en eso The Kite cumple a la perfección: al terminarlo nos deja un mal cuerpo inmenso, pues no escatima en detalles para hacernos sentir mal y trasladarnos una realidad triste y escandalosa. Quizá, con la generación actual, más acostumbrada al uso de videojuegos desde pequeños, sea buena idea enfocar más serious games de este tipo a la educación.