Surcaba un río en mi moto de agua cuando vi un cervatillo abrevando en la rivera. Consciente de que necesitaba su piel e intentando no pensar en la mamá de Bambi decidí atropellarlo. Ni el incauto ciervo ni yo contábamos con que esos nenúfares entre los que sumergía la cabeza pudiesen ser otra cosa.
Amanecer Parte II
Artículo Al Azar