2015Lo Mejor y lo Peor
¿Pensaban que ya se habían acabado las recopilaciones rellena-contenido de fin de año? Nada más lejos de la realidad. Si nos conocen sabrán que una de nuestras mejores especialidades es tomarnos las cosas CON CALMA, así que no creo que les sorprenda que hoy, día de Reyes y roscones, nos lancemos con este pequeño texto en el que varios de nosotros valoramos lo que nos ha parecido el pasado 2015 en lo bueno y en lo malo, en lo indie y en lo triple A, hasta que Newell nos separe.
¡Felices Reyes!
Danny Panizo
Este 2015 ha sido para muchos uno de los mejores años para los videojuegos, sin embargo, yo no soy capaz de verlo del mismo modo. Si tuviera que definir este año con una sola palabra, esta sería decepción. Hemos tenido grandes lanzamientos Triple A, pero o bien han sido sonados fracasos como The Order 1886, o nuevos títulos de sagas que han llamado más la atención por sus fracasos que por sus aciertos.
Este ha sido el año de los Remakes y los Remasters. De la vuelta de sagas clásicas, y de los anuncios inesperados. El año en el que la industria se empezó a dar cuenta de que esto no es sólo un ocio de chicos. Pero también lo ha sido de los ports de PC desastrosos, de los famosos downgrades, del Kojimagate, del Indiepocalipsis y de la casualización de títulos clave como Battlefront o Fallout 4.
Francamente ha sido un año duro no porque no hayan ocurrido cosas buenas, sino porque veníamos de un 2014 que había sido considerado el peor año de los videojuegos de la historia tanto por escasez de lanzamientos como por las malas prácticas empresariales y al ponzoñoso movimiento misógino y falsamente elitista autodenominado Gamergate. Y este año se presentaba de manera extraordinaria. Parecía que la Industria por fin había aprendido. Que todas las sombras del año 2014 se quedarían atrás para siempre. Pero no fue así.
Puede que este 2015 no haya sido el peor año de los videojuegos. Y francamente, he disfrutado muchísimo con bastantes títulos, pero si echo la vista atrás puedo enumerar con los dedos de una mano los juegos que me han gustado. Para mí este año me ha demostrado que el medio está sufriendo una verdadera crisis de identidad que solo los indies parecen querer abordar y solucionar.
Hemos visto más mujeres en los videojuegos, pero cumpliendo cuotas que nadie ha pedido. Las historias son oscuras, pero no dejan de usar los mismos tropos una y otra vez, llegando a un punto en el que podríamos intercambiar personajes entre sagas y no notar ninguna diferencia.
En definitiva, este año debe suponer la bofetada definitiva. Los Indies que vienen parecen haber entendido que una historia adulta y madura puede ser protagonizada por un muñeco de lana, que los jugadores preferiremos custodiar un parque natural de Wyoming antes que matar a cientos de enemigos indistinguibles con la nueva modificación del M4 o que preferimos volver a ser niños en un mundo colorido de inspiración mediterránea que enfrentarnos a la enésima reinvención del mundo postapocalíptico. Esta industria es abierta, diversa y multicultural. Los que jugamos a videojuegos no podemos ser definidos por un target adolescente y varón. Somos diferentes y buscamos cosas diferentes. Pero todos tenemos muy clara una cosa: Aquí hemos venido a jugar.
Javier Alemán
Año larguísimo, al menos para mí, se me hace difícil, como casi siempre, tratar de recordar lo que pasó desde octubre hacia atrás. Y como en cada inicio de año, ahora me propongo también ir anotando algo para que no me pille el toro cuando me toque revivir qué ha sido lo mejor y lo peor de todo el año, y no de sus últimos meses. Sé que no lo haré, pero por favor, no me quiten la ilusión.
Lo mejor:
Lo indie, sin duda. ¿Qué esperaban que les dijera? Estamos en Nivel Oculto y de eso es de lo que hablamos, del videojuego independiente.
Ha sido un año en el que han aparecido una plétora de lanzamientos maravillosos de todo tipo de color y forma. Cosas más ambiciosas y tochas como Pillars of Eternity, cositas íntimas como Cibele, ese Undertale del que todo el mundo habla y que aún yo no he podido jugar…
El catálogo ha sido para todos los gustos y todos los estilos de juego, y lo más importante es que la cosa está avanzando. Nos alejamos de la nostalgia retro a través de los gráficos como único valor y nos vamos abrazando a cosas cada vez más osadas, distintas.
No es que el discurso ahora sea probar por probar y experimentar, sino que esto cabe en el mismo sitio que un Rocket League que es pura diversión y desenfreno. Un arcade sin pretensiones que lo ha petado gracias a aparecer en el servicio PSN+ de PS4. Y ahí está lo otro mejor del año: consolas apostando fuerte por lo indie. Tanto Sony como Microsoft han entendido que con su estrategia de (pongan cuantas comillas quieran) “regalar” juegos, caben los independientes mejor que ningún otro. Habrá quien se sienta estafado por encontrar un Apotheon o un Transistor en PSN+ en vez del FIFA o el correspondiente Call of Duty, pero esa gente puede comer…se un tazón de algo para que se le pase.
Y de paso, ahí los tienen luchando por hacerse con exclusivas como Rime, No Man’s Sky, Tacoma o Firewatch. A mí, que no soy un amargado, me encanta que estas cosas lleguen más y más gente.
Ojo, me dejo lo más importante para el final. Lo que realmente me parece lo mejor del año es que haya gente capaz de tirarnos unas rupias en Patreon. Cuando lo lanzamos, tras meses de hablarlo y con el habitual mal timing que nos caracteriza (ay, si nos hubiéramos adelantado..) tenía la duda de si alguien colaboraría. Y alguien lo hizo. Sois lo puto mejor.
Lo peor:
Los triple A me agotan. Sí, lean bien, me agotan a mí, personalmente. Hay que ser cándido para pensar que se agotan, que la fórmula está exprimida y que va a haber una debacle en la industria tras ver las ventas de cosas como Destiny.
El único AAA que me ha complacido durante 2015 ha sido The Witcher 3, y porque he intentado tragarme esos terribles personajes femeninos (salvo Ciri, venga) y mirar a otro lado mientras mataba cosas. Los polacos de CD Projekt Red lo hicieron todo bien: un mundo abierto que parece real, con pequeños detalles para hacer felices a los más exigentes; un escenario arrasado y terrible, pero bonito y real; los bosques más realistas de la historia de los videojuegos; misiones secundarias interesantes de verdad…
Al otro lado, Batman: Arkham Knight y Fallout 4. El primero, por ese cáncer que corroe a la mayoría de nuevos lanzamientos: el puto mundo abierto. El segundo por ser un fantástico FPS y un mediocre y tramposo juego de rol.
Por partes. El último título de la entrega de la serie Arkham, a pesar de ser hiperprevisible, tiene un argumento digno y una trama principal divertida. Es el mundo abierto el que lo condena a la mediocridad: la obligación de usar el terrible Batmóvil una y otra vez en calles desangeladas, las misiones secundarias llenas de molicie y repetición… Por un lado está el colofón digno que debía ser, por otro el sacacuartos para prolongar la duración artificialmente que se carga la experiencia. Un desastre, un Frankenstein de partes buenas y grasa, grasa y más grasa para rellenar.
De Fallout 4 admito que lo he disfrutado, pero no tanto como los anteriores. Vale que Bethesda no es Obsidian y que tras New Vegas era muy jodido acertar, vale que haya que acercarse al gran público para vender más y más… Pero es que me lo habéis cambiado todo, hombre. La capacidad de elección es ahora si matar o matar, si liarse a tiros o acertar en un check de persuasión frente a las ingentes líneas de diálogos de los anteriores. Pero, y ahí está la trampa, añade la mecánica de construcción a lo Minecraft para agitar las llaves delante del jugador y que no se dé cuenta de que le has robado la cartera. Termínenlo y prueben luego con el mismo Fallout 3 (no se me vayan a los anteriores que les da algo). Díganme en los comentarios si hay derecho.
Así que ya saben: quédense con nosotros en lo indie, que hace mucho frío allá afuera.
Juanma
Este 2015 se confirma para un servidor como el año cero del segundo advenimiento videojueguil patrio. Atrás quedan años de cavar en la oscuridad buscando entre rendijas la liz del sol. 2015 confirma lo que otros venían demostrando años atrás, que en este santo país tenemos talento a raudales y además estamos consiguiendo sacarlo adelante. No es tanto lo que ha salido durante el año, con ese Dead Synchronicity a la cabeza, sino todo lo que se está desarrollando, así como los diferentes eventos y medios que se empiezan a hacer cargo de ello. Este es el año en el que mi sobrino descubrió directamente de la mano de sus autores, que un juego que a él le entusiasma tanto como Wincar Racers estaba hecho por gente normal que habla su mismo idioma y que tiene hijos de su edad. Es el año en el que muchos otros pudieron conocer de primera mano el desarrollo realizado en España y charlar directamente con los desarrolladores gracias al estupendo trabajo realizado por MadeinSpain en la Madrid Games Week. El año en que eventos como El Zerouno, donde se pone el foco en el desarrollo independiente patrio y todo lo que le rodea, consiguió la suficiente notoriedad como para establecerse de manera permanente en el edificio de Telefónica de Gran Vía. El año en que los medios generalistas hablaron del desarrollo dentro de nuestras fronteras no como una rareza, sino como un movimiento que se abre su propio camino a pesar de los incontables impedimentos.
Lamentablemente también ha sido el año en el que una vez más el sector del videojuego ha sido ninguneado por la práctica totalidad de partidos políticos en sus programas electorales. Un año en el que la brecha entre el desarrollo independiente español y las instituciones que deben apoyarlo parece no disminuir. Un año en el que seguimos sin saber cómo canalizar todo ese talento del que hablaba más arriba hacia una producción que otorgue los réditos necesarios como para empezar a llamarla industria. Un año en el que hemos sido incapaces de desprendernos de un machismo dentro de la industria que nos ha estallado en la cara y sobre el que todos deberíamos reflexionar sobre nuestro papel dentro de él.
Si alguien me pregunta dentro de un lustro, creo que diré que 2015 fue el año en el que pusimos a enfriar el champán. Sólo el tiempo dirá si fuimos capaces de descorcharlo o lo dejamos olvidado en la nevera.
Lezard
Me encantaría decir que 2015 ha sido un año de mierda, pero la realidad es que ha habido tanto momentos de luz y esplendor como momentos en los que nos han hecho sentir que tocábamos fondo. Empezando por lo malo, 2015 nos deja con ese sabor agridulce de seguir aprovechando el tirón de lo retro tanto para las remasterizaciones en HD (Resident Evil HD Remaster, Final Fantasy Type0 HD , Uncharted: The Nathan Drake Collection, etcétera), como para los remakes de viejas glorias (Grim Fandango Remastered, crowdfunding de Shenmue 3 , crowdfunding de Psychonauts 2 , remake de Day of the Tentacle ), en una industria que pese al empujón de los indies empieza a estar saturada de
buenas intenciones y poco contenido que luzca.
Y como esto va de nuestras experiencias personales, voy a decir que mis dos peores de 2015 han sido las dos cachetadas a mano abierta que nos ha dado Sony y Square Enix . La primera es que 2015, para mí, se ha asentado como el año en que el “For the players” de la compañía nipona ha pasado a “Me río de ti en tu cara, pardillo”. Porque todas las promesas que pudo hacer Sony para ganarle terreno a Microsoft en su particular lucha por el poder del salón (mientras Valve los dejaba pegarse como críos) han caído definitivamente en saco roto tras la última noticia de la emulación de PlayStation 2 , previo pago, por supuesto. Y la de Square Enix ha sido, cómo no, el anuncio del remake de Final Fantasy VII por fascículos que para mí llega demasiado pronto y mal planteado.
Un año en que en el panorama indie se ha abarrotado de títulos de dudosa calidad o de free to plays sacacuartos. Porque reconozcámoslo, que lo hayas hecho en la Ludum Dare no es motivo para que todos los demás paguemos tu proyecto de fin de máster (aun a riesgo de llevarme piedras a la cabeza). Creo que todos debemos saber cuándo nuestro proyecto cumple unos mínimos de calidad para salir a la calle y cuándo es mejor que disfruten de él nuestros allegados, con esa sonrisilla incómoda en la cara mientras les cae la lagrimita de sudor por la espalda y nos dicen “Cómo mola, ¿por qué no lo subes a la store?”. ¡Aprender y perseverar, aprender y perseverar, es la única fórmula!
Pero luego me acuerdo de Ori and the Blind Forest y de los momentos de auténticas carcajadas lanzando chorros de tinta con Splatoon y se me pasa, vaya que si se me pasa. Porque 2015 nos ha dejado también buenos momentos y unos títulos que, pese a que repiten fórmulas y tienen sus carencias, dan un pasito adelante y plantan cara, cada uno a su manera, tanto de estudios independientes como de triples A (Bloodborne , GalakZ: The Dimensional , Life is Strange , etcétera). Por otro lado, creo que hemos dado un pasito
adelante con la demostración de que saturar la industria con la misma fórmula cada año no es una buena solución a futuro (Assassin’s Creed Syndicate ). Y también barriendo para casa creo que este año 2015 le he podido sacar un buen partido a mi Wii U con títulos tanto a la vieja escuela como nuevas fórmulas (Affordable Space Adventures , Splatoon , Super Mario Maker , Yoshi’s Wooly World , Xenoblade Chronicles X ).
Para terminar, me quedo con la lectura de que 2016 es un año donde se nos avecinan buenos títulos, tanto refritos como nuevas ideas, a los que merece la pena prestar especial atención: Dark Souls III , Uncharted 4 , Quantum Break , No Man’s Sky , Horizon Zero Dawn , The Legend of Zelda, etcétera). Sea como sea que se presente el panorama, esperamos poder seguir disfrutando de esta afición que todos compartimos con muchas ganas e ilusión.
Playerest
Este pasado 2015 ha sido un año agridulce. Por una parte, por fin se ha visto despegar a las consolas de esta generación, la vuelta al poder del PC y las aventuras gráficas vuelven a sorprender, pero, por otro lado, se empieza a ver el anquilosamiento del sector independiente. Una bola de nieve que sumada al ciclo de repetición continua de los triples A hacen que cada vez me sienta un poco más hastiado y desilusionado por un hobby que tanto me ha dado. Muchos estudios pequeños ahora parecen creer que por usar el pixel art o hacer un juego de terror en Unity, ya deben ser considerados como creadores de contenido fresco y variado, cuando en verdad hacen los mismos refritos que los grandes del sector, con menos presupuesto.
Pero siempre hay esperanza, por ejemplo, un género que estaba muerto como las aventuras gráficas, que nunca creí que volverían al pie del cañón, me han dado más de una alegría este año, en especial Life is Strange, que a pesar de coger cosas de aquí y de allá y no cumplir todo lo prometido, ha conseguido encender esa llama interior que aparece cuando disfrutas algo de verdad.
Otro motivo para seguir teniendo ilusión este 2016 es que parece que la generación que creció con la Wii por fin quiere algo más complejo y completo, la vuelta de títulos complicados, interminables y con un argumento es al fin una realidad y, la balanza de títulos adolescentes y de los juegos que ofrecen “algo más” se equilibra y no solo gracias a los aportes indies.
De todas formas 2016 pinta interesante viendo como las grandes compañías están apostando por el terreno independiente, Unravel es un ejemplo de ello. Por lo que se avecina una pelea a lo David y Goliat entre los pequeños desarrolladores y los poderosos, de la cual los jugadores podemos salir muy beneficiados, excepto que venga un e-sport y acabe con todos nosotros y nuestras ilusiones de jugar a mas de un juego este año.
Redhotgalego
Lo mejor y lo peor, qué drásticos nos hemos puesto. Hablar de estas cosas nunca se me ha dado bien, porque lo mismo yo te puedo decir que, para mí, la gran decepción del año ha sido Hotline Miami: Wrong Number, y luego va y tiene un RECOMENDADO en esta santa casa. 2015 ha sido el año de Fallout 4, Metal Gear 5, el tercer Battlefront o el fin de las trilogías de Batman o Geralt de Rivia, juegos todos ellos que cuyas sagas pronto te pedirán usar las dos manos para contar sus entregas y que terminaron por decepcionar de un modo u otro. ¿Pero por qué? Quizás porque al fin nos hemos empezado a dar cuenta de la forma absurda que estas viejas fórmulas tienen de hacernos perder dos horas de nuestras vidas por cada quince minutos interesantes. O porque esperábamos un salto que no se ha dado. Sirva esta reflexión para calmar los ánimos ante uno de los E3 más espectaculares y estrambóticos que se recuerdan. Cuando fantaseemos con Shenmue 3 o The Las Guardian, mirémonos al espejo y recordemos lo gilipollas que fuimos con el “downgrade” de The Witcher 3, dejemos de lamentar los juegos que no fueron, los que pudieron ser o los que quisimos que fuesen y celebremos los que son.
Vamos a por el tercer año de generación, el ahora o nunca, el año en que Sony y Microsoft deberán demostrar que sus máquinas no han sido la decepción que parecen ser para todos menos para aquellos a quienes menos les importan los juegos; los que se alegran de las estratosféricas cifras de ventas de Xbox One y Playstation 4. No les queda mucho más tiempo, en cualquier caso, con Nintendo con consola nueva a la vuelta de la esquina.
Y es que mientras unos se rebozan en billetes, 2.015 ha supuesto la muerte definitiva de una WiiU que nunca llegó a cuajar del todo. La acompaña una Vita que hace ya mucho que ni está ni se la espera y una 3DS cuyo zénit ha quedado atrás. A la espera de ver lo que presenta Nintendo, puede que 2.015 sea el año de la muerte de las consolas portátiles, al menos tal y como las conocemos. Una muerte triste, si me preguntáis a mí, por dejar un escenario en el que la compañía que hizo Candy Crush vale más del doble que Marvel.
¿Y los indies? Me gustaría decir que bien, gracias pero quizás eso sea precipitarse. Como cada año ha habido auténticas maravillas pero, a su vez, el sector empieza a mostrar una preocupante saturación que hace muy difícil destacar. Veremos qué pasa a partir de enero, pues 2.016 traerá consigo la vuelta de los creadores de Braid y Limbo; el retorno de las mentes que impulsaron creativamente el movimiento debería armar suficiente revuelo como para relanzar a un sector, el independiente, que, por usar un símil navideño, ya no se sienta a cenar en la mesa de los niños: ahora es el adolescente con ideas interesantes pero ninguneado por el cuñado sonoro, maleducado y ultraconservador que pone los pies en la mesa, no escucha a nadie y habla de todo como si de todo supiese. El cuñado que acaba de invertir en una Pley 4 para jugar al FIFA y al Duty, aunque apenas hayan evolucionado desde la generación anterior o, vaya, quizás precisamente por eso.
Rodrigory
Por algún motivo, este año, loquísimo y lleno de cambios en lo personal, ha sido uno en el que he caído sin remisión en el pozo infernal de LO RETRO. Escribo en estos momentos con una camisa hawaiana mientras suena esto de fondo, más alto de lo que les gustaría a mis vecinos.
Podéis imaginar que mi visión es incluso más personal y distorsionada de lo habitual. Habla el retrofanboy excitado que habita en todos nosotros, no se tenga en cuenta de manera seria nada de lo que sigue.
Allá en los 80s, eso de las medias tintas era cosa de comunistas o afrancesados, sobre todo en un mundo donde hay tantos billetes verdes en juego: O eres un ganador, o un perdedor. Por ello, planteo mi rápido análisis de éste 2015 en términos púgiles: mi EPIC WINNER y el LOOSER de éste año 2015.
Playstation: EPIC WINNER
Consiguieron hacer que este 2015 supiese a 1995, lo que hoy por hoy ES BIEN. Parece que alguien en Sony sufre de mi misma adicción, porque LO RETRO golpea fuerte en la consola. A saber:
Final Fantasy VII – La remasterización que todos llevamos pidiendo desde que salió el último. Alberto Garzón está conmigo en esta: GLORIA BENDITA.
Shenmue 3 – Lo de su Kickstarter fue bastante bastante jeta , pero mierda, SHENMUE 3, de verdad de la buena.
The Last Guardian – Lleva tanto tiempo de desarrollo que ya casi podemos considerarlo Vintage, ¿No?
Grim Fandango – No lo ha jugado tantísima gente, y si eres uno de ellos, tienes más de un motivo para hacerlo ahora, sobre todo si eres un amante del cine negro
Konami: LOOSER
La gloriosa, GLORIOSA melodía midi que me acompaña mientras escribo estas líneas es un reflejo de lo que Konami no va a volver a ser. Es cierto que lleva muchos años de capa caída, pero este año cae por K.O. En el primer asalto. Y no habrá sido por que no han tenido ocasiones de hacer las cosas bien:
Silent Hills P.T. – Uno de esos proyectos que te hacen recuperar la fe en la humanidad completa, cancelado en el momento en que más se hablaba de él. Aún me escuece.
Metal Gear Solid – La cumbre de una de las sagas más queridas y seguidas de todos los tiempos ve cómo su historia acaba con un anticlímax bastante decepcionante. Menos mal que el juego cumple, entretiene e impresiona.
Hideo Kojima – Puede caerte bien, puede no hacerlo, pero el trato recibido por la empresa a la que consagró su obra más conocida y relevante, es sencillamente inadmisible.
La toalla toca el suelo, y Konami se retira sin el respeto, honor y gloria que una vez le hizo grande. Playstation, ese veterano púgil del que poco se esperaba ya, alza el cinturón de campeón de los pesos crucero, con la fuerza de todo lo que propios y extraños siempre admiraron en el gigante nipón.
¿Logrará revalidar su título este año que entra?