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Análisis: Xenoblade Chronicles

Análisis: Xenoblade Chronicles 1

Nos acercamos a unas fechas plagadas de bombazos. Como viene siendo habitual, las compañías ponen toda la carne en el asador para demostrar sus mejores bazas, sin embargo existen títulos cuya nimia campaña de marqueting no les permite destacar tanto como otros videojuegos aunque resultan ser unas auténticas obras de arte que pueden hablarle de tú a tú a cualquier superproducción. Nos encontramos entonces ante un título que no sólo parte con esta desventaja, sino que su distribución ha sido pésima y que sale para una consola vista por mucha gente como un aparato para hacer pantomimas y cucamonas. Xenoblade Chronicles es, según este servidor, no uno de los mejores juegos del año, sino una de las experiencias más enriquecedoras y satisfactorias que ha gozado en esta generación, un título que recoge lo mejor de una industria y de un género a los que ya se les daban por muertos y devolviéndonos un derechazo en toda la boca para demostrar lo equivocados que estábamos.

Durante los primeros compases de esta generación vimos J-RPGs bastante convincentes y llamativos como Eternal Sonata o Lost Odyssey e incluso el último Star Ocean, algunos fallidos (Blue Dragon), alguna que otra sorpresa (Resonance of Fate) y presenciamos también leyendas como Final Fantasy regresando por la puerta grande con cierta aura de haber perdido ese encanto y esa magia que tenían antaño dando como resultado una pequeña decepción. Mucho se ha comentado en todo tipo de medios la debacle de la industria del videojuego japonés, así como su género predilecto, el RPG oriental que tantas horas de magia y diversión nos habían proporcionado en los tiempos de PSX y PS2, con grandes leyendas como los mencionados Final Fantasy, Xenogears, Parasite Eve, Chrono Trigger, Vagrant Story y muchos otros más, que incluso algunos nunca llegaron a pisar el continente europeo. Dicho retroceso se debe en parte a la falta de evolución en el género, volviéndose demasiado predecible tanto en su premisa jugable como argumental sin mostrar el menor atisbo de evolución En esta desalentadora situación surge Tetsuya Takahashi, uno de los mayores representantes de Monolith Soft, fundada después de su deserción de Square Enix (o cuando Squaresoft dejó de molar para muchos). Con títulos a sus espaldas como Final Fantasy VI o el mencionado Chrono Trigger, asumió el reto de devolver el J-RPG en su máximo esplendor. ¿Conclusión? Misión Cumplida.

Análisis: Xenoblade Chronicles 3

Xenoblade Chronicles no sólo es el mejor RPG oriental en la actualidad (tarea no muy difícil), sino que se convierte en una pieza clave del género por la vuelta de tuerca que nos ofrece, y todo ello sin recurrir al HD o al pijo motor gráfico de Crystal Tools de Square Enix, empleando  una consola como Wii, de recursos mucho más limitados que PS3 o X-Box 360 para mostrarnos un mundo que respira vida desde sus primeros compases, pero vayamos paso a paso.

El argumento del juego es quizá lo que menos sorprenda, que no por ello quiera decir que sea malo, sino que no se distancia demasiado de cualquier propuesta que nos pueda ofrecer un juego de su mismo corte, pues toca temas sobre la distinción del bien y el mal, el tópico de que hasta el ser más insignificante puede cambiar el curso del universo… y todo ello aderezado con esos valores que tanto se denotan en este tipo de juegos como el amor, la fuerza de la amistad, el valor, la necesidad de afrontar enormes responsabilidades….y todo ello con personajes que apenas han alcanzado la mayoría de edad. Vamos, lo típico. Sin embargo, destaca por una historia que va de menos a más, con unos giros bastante sorprendentes tendiendo a una vertiente bastante más adulta y retorcida a medida que avancemos y con unas pinceladas de humor muy logradas sin llegar a rozar en ningún momento el histriónico y absurdo ridículo. Gran parte de ello es gracias a sus personajes, muy carismáticos cada uno de ellos y con rasgos de personalidad muy marcados que los hace, des del primer minuto, condenadamente entrañables,.Desde el héroe no muy seguro de sí mismo, su mejor amigo pese a ser algo idiota, la chica a la que se quiere ligar, la chica que se quiere ligar su mejor amigo, el que sirve de guía a todo el grupo gracias a su gran sabiduría, el cómico del grupo dado su escaso nivel intelectual, la chica, la chica dura, la chica estirada…etc. Sí que es cierto que aunque su prologo sea espectacular, luego a la trama le cuesta un poco arrancar, pero cuando ésta se desarrolla, nos mantiene completamente enganchados como en los grandes J-RPGs de antaño con una historia cada vez más oscura, interesante y enrevesada que culmina muy satisfactoriamente gracias a su gran alarde de originalidad, pese a que tampoco huye de los tópicos elementos de este tipo de juegos. Es difícil describirla o hablar de ella sin caer en innecesarios spoilers, bastaría decir que la tierra está formada por dos titanes de piedra inmovilizados que mucho tiempo atrás cobraron vida y se debatían en duelo. Ambos perecieron en él combate y de allí surgió vida. En uno de los titanes, llamado Bionis surgieron los Humas (los seres humanos, vamos) junto con otras especies orgánicas. Mientras que en el otro titán Mekonis, aparecieron los Mekkon, seres robóticos de enorme tamaño (con gran alusión a los mechas japoneses) que dadas una serie de circunstancias están en guerra con los humas, lo que le llevará al héroe de la historia, un joven llamado Shulk , a iniciar una venganza personal de un suceso trágico empuñando una mítica espada llamado Monado, la única capaz de derrotarlos, aunque ésta esconde no pocos secretos…

Análisis: Xenoblade Chronicles 4

Ahora lo más importante: ¿Cómo se juega a Xenoblade y cómo puede convertirse en el mejor J-RPG de los últimos años? Sencillamente porque ha sabido unir todo lo que hace grande a los RPGs orientales juntándolo con lo mejor de los RPGs occidentales, creando una simbiosis de lo más jugosa. Aunque no me gustan demasiado las comparaciones, aquellos que hayáis jugado a Final Fantasy XII (título que este servidor admira mucho) le encontrarán muchas similitudes con este Xenoblade. El juego pese a tener su modo historia, nos permite recorrer su universo a nuestro libre albedrio ya desde su inicio, con unas extensiones de terreno enormes y amplias, recordando a un MMO puro y duro y con la presencia visual de la ubicación de todas las criaturas a las que nos podemos enfrentar, mostrándonos incluso su nivel para ver si somos capaces de vencerla. Por lo tanto, olvidaos de combates aleatorios. Además, siempre que queramos enfrentarnos contra cualquier bicho lo haremos únicamente pulsando un botón sin ningún tiempo de carga. La acción es directa como un RPG de acción, donde tendremos movilidad absoluta sobre el personaje que controlemos. Nuestro equipo en los combates siempre estará formado por tres guerreros. Los dos aliados que nos acompañan tiene una IA más que aceptable e incluso podemos darles alguna que otra orden táctica, aunque no podremos cambiar el personaje una vez iniciado el combate. No está de más ir probando cada uno de los personajes controlables (más de seis) pues cada uno de ellos es muy diferente del resto  y con unos patrones de combate muy determinados. Los combates son muy dinámicos y con un alto componente táctico. El personaje al que controlemos irá atacando cada pocos segundos automáticamente siempre y cuando esté cerca del enemigo al que tengamos seleccionado. No hay una barra de comandos propiamente dicha, sino una interfaz de artes. Las artes son unas habilidades especificas de cada combatiente que se tienen que ir rellenando una vez las usemos para volver a emplearlas y son las que realmente reparten el bacalao, algunas permiten hacer más daño al enemigo si le golpeamos por la espalda, otras nos vuelven inmunes o nos curan, otras desprotegen al enemigo o lo aturden dejándolo completamente indefenso para que podamos descargar toda nuestra artillería tranquilamente… Su dominio es imprescindible y son las que nos permiten realizar estrategias y ataques combinados planeados para derribar a nuestros enemigos.

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También hay momentos en que aparece el botón B en la pantalla y deberemos pulsarlo en el momento preciso para que nuestros personajes realicen un contraataque o un ataque combinado. También por una serie de razones argumentales, el protagonista tiene la capacidad de ver acontecimientos futuros, con  la posibilidad de cambiarlos. Esto en los combates se traduce en que a veces la cámara se ralentizará y veremos como un adversario fija a uno de nuestros aliados con la intención de hacerle un ataque inminente. En esa visión podremos ver a qué personaje atacará y ver los puntos de vida que le puede arrebatar. Desde ese momento, tendremos unos escasos segundos para evitarlo si lo deseamos, avisando a la futura victima para que se prepare con el uso de alguna arte, pedirle a otro aliado que le cure una vez realizado el ataque o ponernos a atacar sin parar al enemigo para que deje de fijar su atención a nuestro aliado y la fije en nosotros, aunque entonces el daño irá para nosotros, claro. Como podéis ver, los combates son rápidos, divertidos, muy tácticos y repletos de posibilidades. Un dato importante es la ausencia de objetos de curación. Podemos curar a nuestros aliados mediante nuestras artes, pero no existen objetos de curación o de resurrección en todo el juego y la vida de los personajes se va regenerando poco a poco mientras no estemos combatiendo. Algunos puede que no les guste este dato, pero hace que el juego adquiera un ritmo de lo más dinámico, cosa que también se agradece mucho debido a lo caóticos que pueden ser algunos combates por la cantidad de enemigos en pantalla. Siempre que algún aliado caiga, podemos acercarnos a él y resucitarlo, gastando una barra situada en la parte superior izquierda de la pantalla. Dicha barra se va rellenando con el uso constante de las artes y se va gastando también si avisamos a aliado de un futuro ataque. Si la llenamos entera también tenemos la posibilidad de realizar un ataque combinado donde escogemos qué arte debe realizar cada personaje. Si lo empleamos sabiamente, los resultados pueden ser demoledores.

Los combates nos aportan tres tipos de puntos de experiencia: El primero nos permite subir de nivel una vez hayamos adquirido los puntos de experiencia necesarios. El segundo son unos puntos acumulables que los emplearemos en el menú siempre que queramos para potenciar la eficacia de nuestras artes, así como reducir el lapso de tiempo para su nuevo uso. El tercero son unos puntos que están enlazados a un árbol de habilidades que posee cada personaje. Nosotros somos los que deberemos remarcar que tipo de habilidades debe especializarse cada personaje, aumentando así su efectividad con los hechizos curativos, realizar más daño cuando su vida esté por debajo de la mitad, el poder llevar armaduras pesadas, aumentar su agilidad, recibir experiencia adicional o descuentos en las tiendas…etc.

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Los combates aún tienes más miga junto con ese árbol de habilidades gracias a la afinidad del grupo. Siempre que estemos combatiendo con los mismos luchadores, subirá entre ellos el grado de afinidad. La afinidad nos abre otras puertas al árbol de habilidades de cada personaje, puesto que si dos personajes comparten una gran afinidad, podremos combinar algunas de sus habilidades para hacerlos más efectivos en combate. La afinidad también es importante en un mini juego de elaboración de cristales. Los cristales son objetos que podemos equipar a los personajes y que les otorgan más ventajas, como por ejemplo más fuerza, vitalidad o defensa física. Muchos los conseguimos avanzando, pero otros los podemos forjar nosotros mismos a partir de los objetos que sueltan nuestros adversarios. Para que un cristal resulte ser lo más puro posible, será vital que para su fabricación estén personajes que compartan un alto grado de afinidad.

Por cada una de las ciudades, aldeas o pueblos que recorramos, ya sea para equiparnos con nuevo armamento u objetos, también podremos realizar una increíble cantidad de misiones segundarias en las que adquiriremos objetos nuevos y experiencia, haciendo mucho más amena la subida de nivel sin tener que estar siempre combatiendo. En este aspecto, es un claro heredero de los RPGs occidentales, pues desempeñamos el papel del típico mensajero que debe ir de un punto A a un punto B. Normalmente acostumbran a ser matar un determinado número de criaturas, encontrar algún objeto escondido, hablar con alguna persona, etc. Pese a ser algo repetitivas y algo simples en su ejecución, lo cierto es que enganchan lo suyo, tanto que a veces nos olvidamos del modo historia.

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Las influencias al rol occidental no acaban aquí. El juego dispone de un mapa por el que desplazarnos instantáneamente sobre los lugares que ya hemos visitado anteriormente, sin tener que desplazarnos una y otra vez, sin contar que también adquiriremos experiencia siempre que visitemos alguna área nueva o oculta. Otro aspecto muy importante es la personalización de todos los personajes. Pues les podemos equipar con armaduras, cascos, botas, guantes y pantalones para hacerlos más efectivos, pero lo que choca y a diferencia de los juegos de rol orientales, es que aquí sí que se aprecia en todo momento como cambia la apariencia de los personajes según lo que llevan equipado, tanto mientras estemos jugando como durante las secuencias de video. Y para rematar la faena, el juego va transcurriendo tanto de día como de noche, sin olvidarse de efectos climáticos como la lluvia. Factor determinante a la hora de realizar las misiones segundarias, pues algunas sólo las podremos realizar a una hora determinada de día.

Como podeis ver, Xenoblade Chronicles recoge lo mejor del RPG occidental y del oriental, y son precisamente en esos pequeños detalles donde el juego muestra todo su esplendor, pues sin ser nada revolucionario, lo cierto es que nos depara un RPG sencillo a la vez que muy complejo y repleto de posibilidades al gusto de cualquier jugador. Era la vuelta de tuerca que tanto pedía a gritos este veterano género, pues consigue convertir un popurrí de géneros en algo original, fresco e innovador.

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Si hablamos de sus gráficos, sería injusto decir que Xenoblade es un juego que se presenta obsoleto o de la generación anterior. Aunque en parte lo sea, lo cierto es que impresiona por diversos motivos. Para empezar, hay que destacar sus escenarios, todos ellos están recreados con un nivel de detalle impagable y son totalmente distintos el uno del otro. Lo único que tiene en común es su tamaño, son inmensos y explorarlos con detenimiento lleva su tiempo. Cada uno de sus ecosistemas esconde su propio bestiario, otorgándole mucha riqueza y matices a todo el universo del juego. Los programadores que hayan hecho para Wii juegos pasilleros excusándolo con la poca capacidad técnica de la consola no tienen  excusa, son más vagos que otra cosa y este Xenoblade es la evidencia más pura. Aquellos que os quejasteis de la linealidad de los escenarios de Final Fantasy XIII, aquí os sentiréis como en casa. Han creado un mundo profundo y completamente vivo y orgánico con sus especies, es difícil no sentirse inmerso en el universo que nos presenta. El acabado de los personajes es también muy correcto, aunque no lleguen a impresionar tanto como el acabado de sus escenarios, pese a que hay que remarcar su cambio de apariencia según lo que lleven puesto, así como sus trabajadas expresiones faciales. Atención especial a las numerosas secuencias de video, todas realizadas con el mismo motor del juego y de una calidad pasmosa. No todo es bueno, pues pese a que el juego no adolezca de largos tiempos de carga, se nota que es un juego que exprime al 100% la consola de Nintendo, pues en numerosas ocasiones cuando estemos combatiendo frente a un número elevado de enemigos, el juego tiende a ralentizarse en numerosas ocasiones, empañando un poco su jugabilidad.

El apartado sonoro sigue en sintonía con su acabado gráfico. Podemos escoger en todo momento si preferimos el doblaje japonés o el inglés (éste último es de lo más solvente), así como una genial banda sonora, obra de la compositora de Yoko Shimomura, muy alabada en Japón, habiendo sido colaboradora en el pasado del legendario Nobuo Uematsu y responsable de bandas sonoras como la saga Kingdom Hearts.

Análisis: Xenoblade Chronicles 9

Xenoblade Chronicles no es perfecto, aparte de sus ralentizaciones en los combates cuando éstos se muestran muy sobrecargados, hay que achacarle una navegación un tanto simplona y un poco arcaica a la hora de redirigir las misiones segundarias así como nuestra capacidad en desplazarnos por todo el mundo creado por el juego, aunque son males menores que a las pocas horas ya nos habremos acostumbrado, pero no se puede negar que su navegación es mejorable. El juego cuenta además con una traducción al castellano más que aceptable, que ya es de agradecer con los problemas para su salida fuera del territorio japonés pese a que haya pasado ya un año des de su lanzamiento. Juzgar Xenoblade Chronicles por su acabado gráfico de la generación anterior es no tener criterio, pues pese a su apariencia se encuentra un juego de naturaleza sumamente ambiciosa y arriesgada, está claro que no en el aspecto tecnológico, pese a ser uno de los juegos que más exprima la potencia de Wii, pero sí que lo es en el plano jugable, con capacidad para sorprender en prácticamente cada hora que nos ocupa este extenso viaje (si lo queremos completar al máximo, no dudéis en que le dedicareis mínimo unas 100 horas) que si eres de los que echaban de menos un J-RPG PURO, Xenoblade puede costarte tu vida social.

Cuenta con una historia notable, con personajes carismáticos y una bella banda sonora, con unos vastos escenarios que impresionan cada uno de ellos por su gran tamaño y excepcional diseño artístico. No es un título revolucionario, pero es toda una vuelta de tuerca que ha sabido aportar frescura a un género demasiado anquilosado que ya todo el mundo lo daba por perdido, y lo hace mezclando lo mejor de RPG oriental junto con lo mejor del RPG occidental, convirtiendo lo viejo en algo fresco, aportando novedades y dinamismo que el género necesitaba. Una perfecta simbiosis de lo mejor de ambas industrias.  Pero todo ello no lo ha conseguido ni Tri Ace o Level 5 con su curtida experiencia en RPGs, o Square Enix con el dinero que depositó en su mejorable Final Fantasy XIII, sino que lo ha hecho una modesta y discreta compañía llamada Monolith Soft contando únicamente con un gran reunión de talentos de tremenda ambición con ganas de inyectar vida e innovación a un género que lo pedía a gritos. Xenoblade Chronicles ha marcado un hito, y no por darle un poco de vida a Wii, algo abandonada en éste último año, sino por convertirse en el mejor RPG japonés que se haya visto en años, cuya capacidad para sorprender no es quizá como la de los juegos mencionados varios párrafos atrás porque ya no somos tan ingenuos, pero sí que se puede decir sin miedo que los iguala en calidad. Estamos ante un clásico instantáneo, que quién sabe si con el tiempo lo podremos llamar obra maestra. La cantidad de horas que nos deparan ya justifica incluso la compra de una Wii, pues será completamente amortizada, y más teniendo en cuenta los próximos RPGs con los que la veterana consola de Nintendo piensa despedirse con el inminente lanzamiento de su sucesora. Una despedida de lo más gloriosa. De lo que estoy seguro, es que personajes de este Xenoblade como Shulk, Dumban, Reyn, Sharla o Dickson, los recordaremos con los años con el mismo cariño a que ahora recordamos a Riot, Terra, Cloud, Sephiroth, Squall, Yuna, Auron o Tidus. ¿Es este un segundo renacer del RPG japonés? El tiempo lo dirá, pero la obra de Monolith Soft abre las puertas para que así lo sea con la magia y encanto que desprendían antaño.

Análisis: Xenoblade Chronicles 10