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Análisis: There Came an Echo

Análisis: There Came an Echo 1

Cuando hablamos de narrativa dentro del videojuego solemos adoptar puntos de vista referentes al propio contenido. Poco importa si se trata de una narrativa basada en la mecánica como podría ser la de Portal u otra más cercana a la narración tradicional como en Dear Esther, el posicionamiento habitual es tratar este elemento como exclusivo del producto olvidando la importancia del jugador dentro del mismo. Nada funciona (o no debería) sin el jugador, y a diferencia de otros medios donde la interacción del sujeto que recibe la información es parcialmente nula, aquí no sólo interactuamos, sino que además lo tenemos que hacer a través de una interfaz. Esta interfaz es parte de la «gran revolución» de la pasada generación, cuando Nintendo intentó cambiar el paradigma adecuando el uso del mando al movimiento natural con el que ejecutaríamos una acción en la vida real. Lamentablemente las costuras saltaron cuando hubo que adaptar esta interfaz a otro tipo de títulos, y pocos más allá de la gran N han sabido qué hacer con aquello. Sin embargo sería muy estúpido mirar para otro lado y negar la realidad de los cambios de interfaz. No sólo se trata de la completa integración de lo táctil en nuestras vidas, sino de los wareables y el resto de elementos que de una manera u otra actúan con nosotros y que inevitablemente acabarán alcanzando al videojuego. En medio de todo esto se encuentra la voz, la bendita voz, ese elemento que la ciencia ficción lleva años integrado en la interacción hombre-máquina y que sin embargo no acaba de arrancar en el uso cotidiano ni por supuesto dentro del videojuego.Entre 2001 Una Odisea en el Espacio y HER hay 45 años de diferencia, pero en ambas los personajes utilizan la voz para comunicarse con la I.A.Los cambios de interfaz no sólo afectan a la manera en la que interactuamos con el videojuego, sino al vínculo que se crea entre obra y jugador, el cual debe aceptar las variaciones en los procesos preestablecidos y no sólo adaptarse, sino encontrar las virtudes del cambio. Esto, tan mal entendido en la mayoría de títulos para dispositivos móviles donde se obliga intenta que el jugador pase por el aro de trasladar las sensaciones de un mando tradicional a un control táctil, es piedra fundamental para que el cambio funione y modifique la experiencia. Si al igual que yo encima es usted jugador clásico de PC, la cosa se complica aún más. En general siempre nos hemos sentido más cómodo con un ratón y un teclado que con cualquier otro dispositivo y tampoco escapamos de ciertos elementos «puristas» que no aceptan demasiado bien los cambios ligados a este tipo de control.There Came an Echo es el segundo título de Iridium Studios y el primero al que podríamos llamar «gran producción» tras un tibio, aunque interesante, debtut con Sequence. La propuesta sobre el papel es arriesgada: estrategia isométrica en tiempo real en el que deberemos tomar el mando de un escuadrón de cuatro unidades y controlarlas a través de comandos de voz. Un momento ¿comandos de voz?, a mi eso me suena como de principios de siglo. Pensaba que ya se nos había quitado la idea de la cabeza y que TODOS asumíamos que si Dios inventó el ratón sería para algo. Vale, se puede controlar con ratón, no pasa nada. Veamos qué nos ofrece.El título sigue los pasos de Corrin Web (interpretado por Wil Wheaton), un criptógrafo que sin comerlo ni beberlo se ve atrapado en una oscura trama empresarial en la que no faltarán mercenarios, secretos, mentiras, traiciones y una terrible revelación que cambiará su vida y la del equipo que le acompaña para siempre. Lamentablemente no puedo desvelar mucho más de la trama, puesto que es parte fundamental del juego y además ocupa buena parte de la duración del mismo. Baste decir que es ciencia ficción sencilla recubierta de un pomposo caramelo de hard sci-fi con la que los Wachowski podrían armar una pentalogía a poco que se lo propusieran. En su favor he de decir que cumple la función de sostener el ritmo del juego y que tiene la habilidad para crear un sólido universo al que me resultaría extraño no regresar de nuevo. Afortunadamente parece que los autores son conscientes de lo que tienen entre manos y no dudan en autoparodiarse siempre que lo consideran necesario.Como insinuaba algo más arriba, mi primera intención era tomarme el tema del control de voz como algo anecdótico y pasar completamente de él para dedicarme en cuerpo y alma al ratón. De hecho, la versión a la que hemos tenido acceso era una versión aún sin terminar y desde Iridium Studio nos avisaron que, por el momento, el control con voz en otros idiomas que no fuera inglés no se encontraba disponible. Puede que estuviera dispuesto a gritar órdenes a mi equipo en castellano, pero humillarme públicamente violando sistemáticamente la lengua de Shakespeare era mucho para mi. Tengo vecinos. Sin embargo las cosas cambiaron tras mis primeras partidas. There Came an Echo permite el controlo con el ratón, si, pero todo en él está pensado para realizarse a través de la voz. De hecho no es únicamente un problema de interfaz, sino que el propio juego te desplaza a un oscuro rincón cuando utilizas el ratón, dando otra persona las órdenes por ti. Asumido que tendría que hablar ignoré completamente el tema del idioma y me dispuse a dar órdenes a Corrin con acento de Chamberí. Imaginen mi sorpresa cuando ese puñado de píxeles empezó a hacerme caso.Indudablemente hay algo de reivindicación geek en todo esto. A poco que uno haya crecido interesándose por la tecnología es inevitable recibir un subidón cuando algo tan «de siempre» como el control de voz está bien implementado y funciona a la perfección. El sistema diseñado por Iridium Studios es lógico, eficiente y flexible, mucho más de lo que pudiera imaginar en un primer momento. Existen una serie de reglas básicas, como indicar el personaje o personajes y luego la acción a ejecutar. Por ejemplo «Corrin + Cúbrete» o «Corrin + Miranda + Cubríos». A partir de ahí las variaciones son múltiples. Podemos preparar un movimiento con «A mi señal + Corrin + Cúbrete» y después ejecutarlo con un «Ahora», o si no nos sentimos cómodos con los comandos por defecto modificarlos para que en vez de «cubrir» sea «al suelo». Todo esto sin necesidad de calibrar las palabras con el micrófono, simplemente escribiéndolas en el listado de órdenes. Yo por ejemplo cambié los nombres a algunos personajes por los de políticos imputados en diferentes tramas y tan ricamente gritando ¡bigotes dispara!Una vez avance el primer tercio de juego controlaremos siempre un comando de cuatro personajes. Cada uno de ellos está equipado con un arma que puede disponer de hasta tres modos de disparo, un par de mejoras a elegir y dos baterías para recargar la energía que gastan la armas y el escudo protector. No hay diferentes barras de consumo, por lo que hay que ser precavido en el uso de lar armas que más energía gasten ya que una vez se agote la batería el personaje se quedará sin nada, sin escudo, sin armas y sin vida, al menos hasta que ordenemos a otro compañero que lo reanime, lo cual le dará un pelín de batería. El escenario por su parte está lógicamente adecuado al control por voz, lo cual resulta chocante en los primeros momentos. Nuestros personajes no pueden moverse con la libertad de otros títulos de estrategia, es decir, no pueden quedarse en cualquier punto del escenario, sino que hay una serie de puntos marcados por los que te puedes mover. Estos puntos contienen un nombre y un número (Alpha 1, Beta 4… etc) y serán los mismos puntos por los que puedan transitar los enemigos, lo cuales también llevan un número asociado. Ambos elementos son imprescindibles para un control lógico de comandos, permitiendo órdenes de este estilo: «A mi señal / Corrin + muévete a alfa 2/ Miranda + cambia a plasma / Grace + dispara al 14 / Syll + ve a Delta 1» y el baile estratégico comenzará con un glorioso «Ahora».Hay un momento hacia la mitad del título donde toca defender una base de un ataque masivo. Para ello dispones únicamente de dos personajes, dos torretas defensivas y varias minas colocadas estratégicamente en los diferentes caminos por los que vendrá la oleada. Las torretas, los caminos y las minas están numerados, por lo que las órdenes son «Torreta 1 defiende el camino 2» o «Detonar mina once». Es un clásico nivel de defensa que la mayoría a los que nos hemos acercado alguna vez a algún título de estrategia hemos jugado mil veces, pero nunca la cuarta pared me había resultado más fina que en ese momento. La sensación de estar delante del monitor atento a cada de uno de los caminos mientras emitía órdenes de manera incesante y todas se ejecutaban a la perfección ha resultado una experiencia incomparable a la de otras ocasiones. No se trata únicamente de una variación en la interfaz, ni siquiera de una de esas bofetadas técnicas tipo Oculus Rift que te dejan con el culo torcido pensando si serás capaz de asumir el cambio. Aquí, al menos en lo que mi concierne, la sensación ha sido de naturalidad y estoy seguro de que eso no es gracias a la tecnología de reconocimiento de voz (magnífica), sino al gran trabajo de adaptación a la tecnología realizada por el equipo de desarrollo.Con todo, quizás lo mejor de There Came an Echo sea su BSO, realizada por un Ronald Jenkees en estado de gracia y que pueden comprar aquí o bien escuchar su album Alpha Numeric en Spotify, cuyos seis primeros temas pertenecen a la banda sonora del título.Está claro que Iridium Studios tiene algo importante entre manos, y también está claro que debido a las limitaciones de un estudio independiente se ha puesto énfasis en algunos elementos en detrimentos de otros. There Came an Echo pide a gritos una continuación en el mismo momento en el que aparecen los títulos de crédito (que por cierto, ojo con ellos) y es que de sus aproximadamente cinco horas de duración, al menos un 35-40% pertenecen a diálogos en los que el jugador no interviene. Existe una sala de guerra en la que practicar y alargar los momentos de estrategia pero se antoja insuficiente. Todo esto no es capaz de sepultar algo que en mi opinión parece evidente: There Came an Echo es uno de los títulos más importantes de este año y quizás uno de esos que todo el mundo debería probar al menos una vez. Le copiarán. Seguro.