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Análisis: The Walking Dead

Análisis: The Walking Dead 1

Muchos estábamos expectantes ante qué harían en Telltale Games con la licencia de The Walking Dead. Por un lado nos gustaba la idea de un juego episódico, lanzado en un formato muy similar al de la propia serie; pero por otro nos carcomía el miedo después de la desilusión que supuso Jurassic Park. Por suerte, podemos decir desde ya que la diferencia con su último juego es notoria, y que tenemos por delante una gran experiencia.

Pero antes de seguir hay que avisar, eso sí, de que vamos a hablar del primer capítulo, pues no han aparecido aún el resto. Para quien no lo recordase, son cinco capítulos que se irán lanzando, y que sumados no exceden los 25€. Aclarado, vamos con A New Day.

The Walking Dead llega con una simpática estética de cómic, y nos propone asistir al holocausto zombi desde el punto de vista de Lee Everett, un ex-convicto del que iremos aprendiendo más a medida que se desarrolle la historia. Esta idea se nos traslada de manera magistral en el inicio, en el que tenemos un poco de paz y podremos catar el sistema de conversaciones del juego. Básicamente, tenemos distintas opciones y tiempo para elegir, de una manera muy similar a lo que podría pasar en Alpha Protocol. Además, encontraremos que las opciones no serán inocuoas y que no podremos agotarlas: no siempre hay tiempo para elegir todas las disponibles.

El inicio es bueno porque no sólo nos muestra este sistema, sino el otro que regirá las secuencias de acción del juego. Al poco de empezar deberemos afrontar la primera, en la que se combina el point & click (que en este caso nos requiere mucha rapidez mental), el pensar qué objetos usar y los QTE’s, que no saturan y no están mal integrados. Por suerte, estas secuencias de acción son las de menos, y la mayor parte del juego la dedicaremos a trasladar a nuestro personaje por los distintos escenarios, interactuando con ellos, buscando objetos o tratando con otros personajes.

Análisis: The Walking Dead 3

Como en toda aventura gráfica que se precie debemos afrontar distintos puzzles, y la mayoría de ellos no requerirán que nos estrujemos demasiado la cabeza. Será difícil que tengamos que recurrir a alguna guía, aunque en algunos casos sean un poco rebuscados o debamos esperar a finalizar algún evento para llevarlos a cabo. A destacar es algún puzzle sencillísimo que sólo se puede explicar por el nerviosismo que impregna el ambiente y que hace que la persona que nos pie ayuda no caiga en la solución.

Pero no es eso lo más importante del título, sino la interacción con los personajes. Al igual que en el cómic y que en la obra de Romero, los zombis no son el argumento principal, sino un vehículo que usa la trama para examinar las relaciones que se trazan entre las personas que deben sobrevivir al holocausto. Más allá de que encontremos a dos personajes ya conocidos a modo de guiño, sí podemos decir que los nuevos son interesantes y que cada cual tiene materia prima muy aprovechable para los siguientes capítulos. Y es que a lo largo de las conversaciones que mantengamos con ellos deberemos tomar decisiones que sí que contarán, y que harán que la percepción que tienen de nosotros cambie. Así, uno puede mostrarse suspicaz, otro leal, otro no confiar en nosotros por contarle la verdad (que somos un exconvicto), otro sospechar por pillarnos una mentira…Las impresiones que se generan en cada personaje se guardan, y a bien posible irán modelando la aventura por distintos caminos.

Aunque es el punto fuerte, además el guión está a la altura, y sabe sorprendernos y, sobre todo, enfrentarnos a situaciones realmente desagradables. Sólo ya en el primer capítulo debemos tomar una serie de decisiones muy rápidamente y de gran calado emocional, que irán definiendo quién nos acompaña en la aventura, quién es nuestro amigo y quién es nuestro enemigo. Además, el hecho de que nuestro propio protagonista tenga luces y sombras y no sea un héroe al uso ayudará a hacerlo más creíble e interesante.

Por extendernos un poco más en las secuencias de acción, son las que hacen que el juego sea un poco más «película interactiva», y el momento en el que menos capacidad de decisión tengamos. Muchas se resuelven con varios QTE’s, aunque alguna requiere un poco más de elaboración, y todas nos trasladan una importante sensación de peligro. Siempre veremos que Lee sale de algo por los pelos, que es humano y no un dios que ha bajado a la Tierra a acabar con todos los zombis. Muchas de ellas, además, no escatiman en violencia ni gore, que remarcan lo desesperado de la situación.

Análisis: The Walking Dead 4

Más allá de esto, tenemos por delante unas dos horas de juego para este primer capítulo, una serie de decisiones duras que tomar que nos dejan con ganas de más, un final con cliffhanger que nos hace odiar a los creadores y una experiencia divertida. Es cierto que el control requiere algo de cariño por parte del jugador hasta que se acostumbre, pero acaba por integrarse bien (en consola hace uso de los dos sticks y de la cruceta). A destacar también los doblajes, muy profesionales, y una banda sonora bien usada que no es machacona ni apabulla, pero sí ambienta.

¿La única pega? Que el juego no ha sido traducido al castellano. En un título en el que es tan importante enterarse de la trama, y especialmente, saber lo que estamos diciendo en una conversación, es casi delito que no haya llegado al usuario en un idioma comprensible. Ya hay rumores de un futuro parche que traduzca los subtítulos, pero no llegaría sino para la versión en PC y MAC. Es el único punto negro para un juego refrescante, que no se centra en los clichés de las últimas apariciones de los zombis en consola ni va cámara en hombro haciéndonos exterminar cuanto vemos. Ahora, es un enorme fallo a tener en cuenta si no domináis el idioma de la pérfida Albión.

Para todos los demás, queda como experiencia muy recomendable, a la espera de lo que pase en los siguientes capítulos. Si más adelante vemos que las decisiones sí que importan y no son estéticas y que el desarrollo varía dependiendo de las conversaciones e interacciones, estaremos ante algo muy grande.