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Análisis: The Swapper

Análisis: The Swapper 1

La ciencia ficción moderna ha ido poco a poco sintiéndose cómoda coqueteando con distintos dilemas filosóficos. La distancia del hombre con respecto a su lugar de origen representa la oportunidad perfecta para proponer preguntas universales acerca del significado de nuestra existencia o nuestra posición como especie con respecto al universo. Los nuevos descubrimientos y su inclusión dentro de un futuro distópico forman la base sobre la que asentar nuevos tratamientos de la importancia del hombre como tal.

El discurso metáfisico de The Swapper es elegante, y el dúo formado por Olli Harjola y Otto Hantula demuestra su inteligencia al reconocer que no son capaces de ofrecer una respuesta al mismo -¿quien podría?-, así que lanzan una fina lluvia de lo que parece ser una conversación imposible entre Aristóteles y Hegel en la que se nos insta a pensar sobre la esencia humana y el papel que ésta juega dentro del adelanto tecnológico, concretamente ante la posibilidad de clonarse.

El mecenazgo de Jonathan Blow y compañía a través de Indie Found no se consigue -creo yo- con una propuesta asentada sobre preguntas sin respuesta, por muy inteligentes que estas sean.

The Swapper es ante todo mecánica, mecánica reflexiva si lo prefieren, pero mecánica pura y dura al fin y al cabo.

Los puzles que nos proponen funcionan como un todo que se funde a la perfección con su propuesta estética y el guión elaborado por Tom Jubert (FTL: Faster Than Light, Binary Domain), pero funcionarían igual de bien descontextualizados. Somos poseedores de un arma que nos permite crear cuatro clones de nosotros mismos, así como transportar nuestra ¿alma? a un clon en concreto que los demás se limitarán a imitar. Si nos movemos a la izquierda nuestros clones se moverán con nosotros, y así con cualquier tipo de acción que ejecutemos. Esta herramienta nos permitirá recorrer las inmensas instalaciones de la estación espacial Theseus y recoger unos orbes necesarios para poder desbloquear accesos a nuevas estancias.

A medida que avanzamos por el mapeado metroidvania de Theseus los puzles irán variando en forma, que no en fondo. Una vez parezca que tenemos dominado el uso del dispositivo harán aparición unas luces de diferentes colores que “capan” algunas de las capacidades de nuestra herramienta o modificaciones en la gravedad de nuestro personaje -y sus clones- que añadirán otro punto de dificultad a la obtención de orbes. Parémonos aquí un momento para dejar algo claro por encima de todo.

The Swapper tiene los puzles más complejos y satisfactorios desde Portal.

Si, soy consciente de que nombrar a Portal en vano es un pecado de lesa majestad en esta casa pero créanme cuando les digo que no encuentro ningún referente en el que apoyarme en este sentido que no sea la obra de Valve. The Swapper no reinventa el puzle, pero juega con cada uno de sus resortes como si lo hubiera creado él, avanzando siempre que toca techo en una de sus mecánicas y consiguiendo que nos sintamos inteligentes a la par que reconocemos a regañadientes que Facepalm parece tener más ases en la manga de los que nos está mostrando.

Un guión que juega con el existencialismo desde una perspectiva sci-fi y que no tiene miedo en adentrarse en terreno pulp, se antoja como un escalón demasiado alto para dar soporte a un metroidvania basado en puzles. El conglomerante utilizado para que seamos capaces de entrar por esa puerta sin reticencias es un diseño artístico que recoge lo único bueno de Prometheus -y por ende de la perspectiva sci-fi moderna más mainstream-, esa visión de tiempo detenido por los dioses y plagado de simbología donde cada sonido y cada luz artificial nos conducen a través de un pasillo en el que, al igual que los propios puzles de The Swapper, todo encaja.

Resulta muy difícil encontrarle alguna pega a The Swapper. Quizá el hecho de no venir traducido de serie pueda repercutir negativamente en una hipotética nota final, pero no es nada que internet no pueda solucionar. El resto es un derroche de artesanía que dignifica el medio y sirve como futuro referente a la hora de conjuntar mecánica, guión y ambientación.

Recomendado

  1. Genial análisis.

    Me gusta que se deje muchas cosas sin responder, porque normalmente cuando las respondes (Bioshock Infinite…) quedan claras las incoherencias y trampas argumentales, así que mejor. Si ya le tenía ganas, has acabado por vendérmelo.

  2. Para mí sin duda el juego del año. Pequeño, elegante, con una historia que recuerda al mejor Stanislaw Lem y una ambientación brutal.

  3. Reconozco que nunca me llamó la atención. No sé por qué pero la mecánica de “clones” para resolver puzles me tiene un poco saturado. Sin embargo, al leer el análisis confieso que me ha picado mucho la curiosidad así que le daré una oportunidad.

  4. En su día lo dejé pasar porque los trailers no muestran muy bien de qué va, pero tras leer el análisis ha ido directo a mi lista de deseados.

    Se me da un aire a Vessel pero con mejor ambientación (y controles, espero…). Comparado con este, donde podías crear ‘clones’ con distintos comportamientos, lo de que todos tus clones se muevan igual que tú me parece algo limitado a primera vista… pero como toda idea sencilla, seguro que acaba dando mucho más juego del que aparenta…

    1. La atmósfera que transmite The Swapper me parece muchísimo más atractiva que la de Vessel. Por otro lado, yo diría que The Swapper es ciencia ficción filosófica y cargada de misterio, mientras que lo de Vessel es un “steampunk” bastante descafeinado.

      1. Ídem, Vessel fue una decepción para mi, muy soso en su ambientación y sin “intríngulis” en su argumento. Los puzles bien pero sin enamorar.

        Por otro lado The Swapper es un ejemplo modélico en todo, no se le puede achacar nada, ni siquiera lo del idioma, porque si buscáis en el post oficial del juego en eol veréis que ya ha sido traducido al castellano.

        Y sobre el análisis, fabuloso; no necesitar grandes explicaciones sobre cómo es un juego para que se entienda por qué es un buen juego debería ser siempre el camino a seguir.

  5. Llevo tres horas con The Swapper, así que aún me quedan algunas cosas por descubrir. Pienso que al juego le ha faltado solamente algún detalle técnico más trabajado, como las animaciones de los astronautas, por ejemplo; en cuanto a lo demás no le puedo poner pegas, aunque creo que los rompecabezas no llegan a tener la justificación que sí tenían en Portal, donde desde un principio comprendías que la protagonista era una cobaya humana.
    Estos puzles podrían funcionar perfectamente sin ningún tipo de argumento, es verdad, pero el juego perdería su verdadero valor, que es haberlos encajado en un contexto atrayente y misterioso, tanto por su argumento como por el escenario, con esa aparente forma de metroidvania. Por ese motivo, aunque el comentario de Dyermaker sobre Stanislaw Lem pudiera parecer exagerado, pensándolo bien sí me parece The Swapper comparable al misterio y atmósfera que podemos encontrar en las obras de este escritor.

  6. Ciertamente la obra de Lem planea sobre parte del argumento, pero me parece más un coqueteo que una referencia. Está claro que cuando se tocan temas metafísicos todos pensamos en Solaris, pero mi sensación es que más allá de la pregunta genérica acerca del “yo”, The Swapper se siente más cómodo dentro de la novela de serie B o en esa especie de post-ciencia ficción tipo Prometheus.

    Estuve pensando acerca de lo que comentáis de la poca justificación argumental de los puzles, y ciertamente resultan algo forzados. Sin embargo, y en esto creo que la ambientación y el propio diseño de la mecánica de puzles juega un papel fundamental, mientras estás jugando todo parece encajar correctamente. Es algo parecido a lo que sucedía con Portal 2, que una vez fuera de las salas de pruebas seguía pareciendo justificado el uso de portales.

  7. Bueno, no sólo me refería a la cuestión de la identidad, también planean por ahi temas como los límites del conocimiento humano o la imposibilidad de comunicación, que son muy del polaco. Pero bien podría ser casualidad. He investigado un poco y el guionista de The Swapper, Tom Jubert, también ha participado en cosas como FTL y Penumbra. Tiene un blog muy interesante donde por cierto habla de The Swapper retrospectivamente: http://tom-jubert.blogspot.com.es/2013/07/the-swapper-postmortem-what-went-right.html

    1. Me encanta entrar a la pagina y asombrarme con temas que no tenia ni idea en los comentarios, gracias por compartirlos y tomarte la molestia. Personalmente me atrae mucho este juego y le tengo muchas ganas. Cuando lo termine volveré a este análisis y a leer todo esto de nuevo. Insisto que así da gusto.

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