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Análisis: Primordia

Primordia
Primordia

Wadjet Eye Games es una empresa de Nueva York que se ha especializado en la publicación de aventuras gráficas de ciencia ficción y fantasía. Con videojuegos tan notables como Resonance, Gemini Rue y la serie Blackwell, esta compañía es una de responsables de resucitar un género que desde hace años se podía considerar muerto. Tras los trabajos mencionados, su siguiente apuesta ha sido Primordia, de los independientes Wormwood Studios.

Primordia es una historia protagonizada por dos robots, Horatio y Crispin, habitantes de un mundo futuro al que una guerra nuclear convirtió en ruinas. Con la humanidad extinguida, los autómatas son los únicos seres que pueblan el planeta, mientras el recuerdo del hombre, perdido en la lejanía de la memoria, deambula entre la leyenda y la superstición. La historia de Primordia comienza el día en que la rutina de los protagonistas es interrumpida violentamente, cuando un agresivo robot les roba la célula de energía de la nave que les sirve de hogar.

Nuestro papel al otro lado de la pantalla será el del citado Horatio, androide de carácter circunspecto y estoico ante las adversidades, al que replicará con un contrapunto de comedia su pequeña creación, el robot volador Crispin, locuaz e incisivo con sus comentarios. Como aventura gráfica convencional, la forma de proceder en Primordia consistirá en pasear el cursor del ratón por la pantalla para averiguar con qué elementos de la escena podemos interaccionar, recogiendo y combinando objetos o hablando con diferentes personajes, para resolver así los puzles necesarios y seguir avanzando en la historia.

La aventura está dividida en dos mitades. La primera nos pone en situación con un ritmo pausado y sonidos evocadores que invitan a la melancolía, enseñándonos un planeta desértico en el que vemos algunos vestigios de la civilización humana del pasado, mientras nos desgrana las personalidades de Horatio y Crispin a lo largo de varias pantallas; salvando las distancias, que no son pocas, esta primera mitad me recuerda un poco a la genial The Dig, de Lucas Arts. Con posterioridad, nuestras pesquisas en la búsqueda de la célula de energía nos llevarán a una segunda parte completamente distinta, que nos introduce en el bullicio de una ciudad habitada por robots, transformando la aventura, si se me permite usar el término literario, en una ópera espacial que parece sacada de algún guión descartado de Star Wars; aquí nos encontraremos con autómatas de todos los tamaños y hasta con un bar en el que sirven copas a base de aceite de motor.

Por momentos, Primordia recuerda a una ópera espacial sacada de algún guión descartado de Star Wars

Sinceramente, valoro el esfuerzo realizado por los autores para construir un drama con moraleja incluida, en el que se establecen diversos paralelismos entre la sociedad robótica y la humana, con referencias a la guerra, la religión, los ideales o el librepensamiento, entre otras cosas. Sin embargo, me gustaría poder decir que en Primordia se conjuga a la perfección esa mezcla de comedia y drama de la que hablaba, pero mi impresión ha sido que el guión, aún con sus aciertos, es en conjunto demasiado endeble. La carga dramática, que funciona como sostén principal de la narración, me parece deslavazada por culpa de algunas situaciones argumentales ingenuas, a pesar incluso de la potente contribución vocal de Logan Cunningham (Bastion), doblador de Horatio. Por otro lado, la parte humorística, usada para aliviar la tensión dramática, tiene algunos momentos ingeniosos, sobre todo en lo que se refiere a las frases de Crispin; sin embargo, a mi entender se abusa de este recurso, quitándole crédito a la seriedad de la historia con algunas escenas cómicas fuera de lugar.

Con la humanidad extinguida, los autómatas son los únicos seres que pueblan el planeta, mientras el recuerdo del hombre, perdido en la lejanía de la memoria, deambula entre la leyenda y la superstición.

En lo que se refiere a los puzles, Primordia tampoco me ha acabado de convencer. Con frecuencia nos quedaremos atascados por culpa del guión, ya que algunas secuencias aparecen solamente después de completar una serie determinada de acontecimientos de forma ordenada. Esto nos obliga a visitar de nuevo los lugares conocidos, a menudo sin una lógica clara, para volver a interaccionar con los elementos de la escena, observándolos, usando una vez más los objetos de nuestro inventario o iniciando nuevas conversaciones. En cambio, lo que sí me parece un acierto es que algunos problemas se puedan resolver de diversas formas, y que dependiendo de nuestra elección se nos permita conocer más o menos detalles del argumento del juego.

Así pues, según mi criterio, lo que aspiraba a convertirse en una notoria ópera espacial se acaba pareciendo demasiado a un vodevil, que si bien es entretenido resulta intrascendente en definitiva. Con esto no quiero decir que Primordia sea un paso atrás en la trayectoria de Wadjet Eye Games, pero indudablemente Gemini Rue o Resonance, sus anteriores aventuras de ciencia ficción, son mucho mejores. Mi consejo para los aficionados al género es que le den una oportunidad a Primordia, mientras que a los jugadores que no suelen comprar aventuras gráficas les recomendaría escoger otros títulos.