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Análisis: Lords of Football

Análisis: Lords of Football 1

Partamos de una base: como mánager de fútbol, ahora mismo hay un juego que es imbatible y está tan por encima de los demás que no tiene sentido discutirlo: es Football Manager y es tan complejo que han tenido que sacar en el último un «modo clásico» más sencillo, para que la gente no se pegue un tiro. Aceptando eso, si uno quiere meterse en el sector, que ya tiene un líder claro, debe aportar un valor añadido, un marcador distinto que ofrecer al consumidor. Lords of Football lo intenta.

Para ello, el título de los italianos Geniaware toma un camino que no habíamos visto nunca en los simuladores de fútbol: acercarse a ese coloso comercial que es Los Sims. La idea detrás de Lords of Football es que podamos controlar tanto a los jugadores en sus entrenamientos como en su vida personal: sacarlos de fiesta, llevarlos a la radio a fardar, a ponerse como Ronaldo Nazario en un restaurante…De todos los vicios posibles, aunque sin llegar a los extremos de Guti en el Buddha.

Lejos de huir de las comparaciones con los Sims, nada más entrar en el juego, en sus propios menús y apartado gráfico, vemos que los guiños son continuos. La propia música, los diseños de los personajes…todo recuerda al juego de Maxis. En el contacto inicial descubriremos que el juego no tiene licencias, y es evidente: no las iban a dar para luego presentar a los futbolistas como alegres y mujeriegos borrachines. Esto no es un problema (lo sería en un manager tradicional), sino que refuerza el carácter simpático del juego. Por ejemplo, el Atlético de Madrid se convierte en el Madrid Grizzlies, o el Valencia en el Valencia Bats, y los jugadores, además de su nombre inventado, pueden tener apodos como «El Asesino» o «El Diamante». Pura risión.

Por cierto, ayuda mucho la gran labor de localización, con absolutamente todo traducido con buen juicio (incluso los términos más puramente futbolísticos) y un buen doblaje al español que nos acompaña en los tutoriales y presentaciones.

De entre los equipos no-licenciados podemos elegir varias ligas, con su primera y segunda división, y de ahí el conjunto que querremos convertir en la élite del fútbol. Podemos pasarlo por el editor, que trae muchas posibilidades si lo que quieres es recrear tu equipo favorito y simplemente, seguir riéndote. Y de ahí, al estrellato. Al principio, Lords of Football es terriblemente divertido. Nos lanza a una vista cenital sobre la ciudad, con su campo de entrenamiento con distintas instalaciones (consulta psicológica, fisioterapeuta, campo secundario para castigos…) y su zona de salida nocturna, llena de restaurantes y antros donde nuestros futbolistas saciar sus más bajas pasiones. Aquí somos dioses omnipotentes, pudiendo seleccionar a cada jugador y llevarlo volando al tipo de entrenamiento que prefiramos. De comienzo hay pocas opciones, pero a medida que vamos superando desafíos desbloquearemos muchas más, que nos permiten trabajar un montón de variantes distintas para potenciar el físico y la técnica de los futbolistas. Eso, de día. De noche, tras darles un rato de libertad, tendremos que estar pendientes de las necesidades de cada uno y saciarlas con cuidado para que no se hagan adictos: por ejemplo, un futbolista que necesite bebida puede ser llevado a un pub, mientras que otro que quiera regalarse el ego deberá ser soltado en la radio.

Insisto, al empezar es muy divertido. El problema es que entre la lentitud del ratón (se mueve con cierto «lag») y que la plantilla es enorme, muchas veces no podremos estar atentos a todos los jugadores, y cuando lo hagamos, acabaremos por cansarnos ante la repetición. Al fin y al cabo, tampoco es tan profundo en su simulación social como para que ésta acabe teniendo valor propio, fuera del contexto en el que estamos jugando. Debería tener más opciones, eventos aleatorios y menos jugadores, o durar más tiempo (el espacio nocturno es bastante corto). No ayuda que las opciones de fichajes (la salsa de este tipo de juegos) sean tan cortas, sólo permitiendo pedir al entrenador el tipo de jugadores que necesite y esperando que los fichen (o no).

Pero la noche llega a su fin y tenemos día de partido. Por cierto, siempre siguiendo este esquema: entrenamiento, noche y partido. Nuestro objetivo es, evidentemente, ganar lo máximo posible para convertirnos en señores del fútbol. Dentro de lo que es el partido en sí no difiere mucho de otros mánagers de fútbol. Nos deja bastantes opciones para personalizar la alineación, muchas más que un FIFA o juegos más arcade, pero de lejos tantas como Football Manager. No pasa nada, ya hemos dicho que el objetivo no es compararse con los colosos sino ofrecer un valor diferenciador. De nuevo, los partidos serán entretenidos las primeras veces, y nos ofrecen la posibilidad de parar la acción para pedirle a varios jugadores que hagan determinadas cosas (pasar, correr al hueco, tirar, entrar a un rival…), pero acabarán volviéndose algo monótonos.

Lords of Football es un juego de contrastes. Por un lado quiere ser divertido, simpático y desenfadado. Y lo consigue. El problema es que esta inversión en diversión es a nivel visual, a nivel de pantallas de carga plagadas de mensajes graciosos, pero se termina por olvidar de la jugabilidad. Está un poco en tierra de nadie, a medio camino entre el mánager de fútbol y el simulador social, pero no se decanta por ninguna de las dos vertientes y al final hace aguas en ambas. Consigue sorprender en las dos primeras horas de juego, sacarnos una sonrisa y guiñarle el ojo a los más futboleros con algunas de las cosas que pasan (sólo falta meter a Paul Gascoigne de por medio) pero no puede convertirse en una propuesta potente si no consigue zafarse de la monotonía que impregna al juego tras varias horas.

No es, en absoluto, un problema de gráficos. Muchos analistas se han cebado con ellos, pero me parece absurdo exigir algo así a este producto. Los diseños están bien como están para un «sims» y añaden un toque gracioso más. Es un problema de integración, de tener claro por qué lado tirar. Ahora mismo, y tal y como está, Lords of Football termina por aburrir. Pero eso no significa que la idea sea menos válida. Al contrario: la idea detrás del título es poderosa y puede traer algo colosal, si se saben jugan bien las cartas. Pero para eso en Geniaware tienen que sentarse y decidir; decidir y apostar claramente por una de las dos mecánicas: o simulador de fútbol o simulador de futbolista. Si se profundiza en el segundo, la siguiente entrega será un bombazo.