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Análisis: Gran Turismo 5

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¿Te gusta el rol?, ¿Te gustan los juegos de acción o prefieres los de estrategia? ¿Te gusta dar saltitos en los plataformas?, ¿Eres un purista de los arcade?, ¿Te gustan los juegos deportivos y te tiras horas jugando con los FIFAs? Yo por ejemplo, nunca pagaría un duro por ellos, pero un par de pachangas con los amigos sí que hago de vez en cuando y me lo paso pipa… O lo más importante en este caso: ¿Te gusta la conducción? Y en ese caso, ¿qué prefieres? Quizá te apetezca una jugabilidad puramente arcade como un Need for Speed o un Burnout… O quién sabe, quizá seas un detractor de este tipo de conducción y optes a por la simulación más realista… Para gustos los colores… Puede que no aguantes un Final Fantasy, que sólo te vayan los tipos que se pelean por ver quién tiene más esteroides en el cuerpo en los juegos de acción. También puede que te gusten los deportivos, odies los simuladores y tampoco aguantes a ese jodido fontanero bigotudo que acaba de cumplir 25 años y sigue pegando saltitos.

¿Pero sabes qué? Independientemente de cuáles sean tus gustos como jugador, no se puede negar que aunque haya algún género que no nos atraiga, no podemos negar que posea calidad. Es bajo esta prisma que debe ser contemplada Gran Turismo 5, uno de los títulos con el mayor tiempo de desarrollo que se haya visto en esta industria y rodeado de una expectación que haría tambalearse a cualquiera con el enorme peso que llevaría sobre sus  hombros, no únicamente para contentar a sus fans, sino también, para prevalecer en el podio de ser la máxima referencia en los simuladores de conducción, así como ser uno de los títulos estrella del catalogo de la consola Playstation 3.Siendo honestos, muy pocos podrían sobrellevar la carga a la que estaban sometidos Kazunori Yamauchi y su ejército de artistas de Polyphony Digital y llevarla a buen pie.

La saga Gran Turismo des de que la creó Yamauchi en 1997 para la primera Playstation siempre ha sido el sumun del género en parte a la enorme pasión, equiparable a un nivel enfermizo de su creador por su amor por el automovilismo así como en el cuidado y mimo que le presta a sus proyectos, haciéndoles gozar de un acabado sin parangón, quizá lo más cercano al nivel de perfección. Con unos seis años de desarrollo y con la aparición de una enorme competencia como ha supuesto la saga Forza Motorsport, Polyphony Digital tenía mucho que decir desde Gran Turismo 4, lanzado en 2005.

La expectación, los rumores, los innumerables retrasos así como las primeras críticas hacia el título hicieron que este servidor, un completo negado del género del automovilismo ya sea de simulación o arcade e incluso en el mundo real (muy poco sé de coches, la verdad), también se sintiera atraído por la titánica exclusiva de Sony. Quizá no sea el más indicado para analizar este juego si nos ponemos a hablar en términos comparativos en lo que nos ofrece este Gran Turismo frente a sus competidores, pero quizá sea el más indicado en exprimir las sensaciones que se puede encontrar cualquier jugador cuando se pone a jugarlo. Y es que Polyphony Digital ha conseguido lo impensable conmigo, despertar mi atracción y curiosidad a un mundo particularmente desconocido y carente de interés.

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Sólo con la presentación de Gran Turismo y con nuestras primeras incursiones por la navegación de todos sus menús, nos damos cuenta de que estamos ante una Delicatessen, el máximo exponente de lo que podría significar la expresión de tener clase y de poseer buen gusto. El nivel de elegancia impuesta en toda su navegación, junto con sus temas musicales puramente ambientales nos hacen tomar la conciencia de que no estamos ante un título normal y corriente. Y todavía menos cuando nos ponemos a navegar por todos sus menús y nos quedamos abrumados por la cantidad de opciones, de modalidades y cosas por hacer. No únicamente nos damos cuenta de que estamos ante un juego cuya aura es única, sino que si queremos exprimir sus posibilidades al máximo tendremos que tener paciencia y tiempo, mucho tiempo.

Después de habernos caído la baba con su navegación, que no es perfecta, también a veces desorienta, podremos escoger un modo arcade, donde podremos escoger cualquier vehículo y ponernos a hacer diversas pruebas, modos contrarreloj e incluso competir con un amigo a pantalla perdida por cualquier circuito que nos apetezca, así como también gozar de cualquier vehículo. También disponemos de un editor de circuitos donde podremos personalizar algún circuito para luego competir en él e incluso colgarlo en la red para que cualquier usuario de la comunidad Gran Turismo pueda probarlo. No únicamente disponemos de estos cachivaches, también disponemos de un modo foto donde podremos hacer diversas capturas con cualquier vehículo y en cualquier escenario, con los efectos de luz y climáticos que nosotros creamos oportuno para luego poder colgarlo e incluso usarlo en nuestro menú XMB de Playstation 3.

Pero sin ninguna duda, el verdadero corazón del nuevo hijo de Yamauchi es el modo de Vida GT, toda una declaración de intenciones y de pasión por el automovilismo.  Este modo está dividido en los modos A-Spec, la joya de la corona de la obra, donde pondremos a prueba nuestra habilidad al volante, y del modo B-Spec, un atractivo modo donde nosotros daremos ordenes a los pilotos en la pista de cómo deben competir.

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Entrando en el A-Spec,  deberemos nada más comenzar, editar un piloto y escoger nuestro primer vehículo para la competición. Debido a nuestro limitado presupuesto, deberemos optar al principio por un vehículo de segunda mano, mucho más asequibles económicamente que los coches Premium. He aquí una de las primeras polémicas invertidas con el catalogo de vehículos del título, que no se puede decir otra cosa que es abrumadora y de lo más completa, con más de 1000 vehículos a nuestra disposición. Sin embargo, son muchos los que se han quejado que pese a tal excelso y extenso catalogo, “sólo” hay 200 coches Premium, que como su nombre indica, son los vehículos que han sido recreados con el mayor grado de esfuerzo por parte de Polyphony Digital. Evidentemente, nunca se llegará a un perfecto equilibrio entre ambas partes, siempre habrá alguno que eche de menos algún vehículo que no haya sido recreado en su máximo esplendor, pero independientemente de ello, incluso el número de coches Premium es más que generoso y el resto de coches no desmerecen en absoluto. Y eso que aún no me he puesto a hablar del acabado de los primeros, pues su nivel de acabado es simplemente, extremo, su reproducción poligonal no se aleja al de la realidad, su nivel de detalle está a la altura de su creador, es decir, completamente enfermizo, con un nivel de texturas en lo que se refiere a los reflejos de chapado del coche increíble, y con una completa reproducción interna del mismo que puede ser vista en todo su esplendor si disponemos una cámara Playstation Eye.

También habría que mencionar de las fluidas y realistas animaciones de los pilotos que podemos contemplar si conducimos des de una perspectiva interna, tan cuidadas como el resto de elementos que pueblan esta magnánima obra. El resto de vehículos, los denominados Estándar, ocupan el resto del “modesto catalogo”, con algo más 800. Sobra decir que estos no llegan a obtener un acabado tan excelente o magnífico como los Premium, sin embargo, no desmerecen en absoluto y apenas notaremos diferencias visuales entre ellos mientras estemos compitiendo por sus innumerables pistas. También habría que mencionar, que los vehículos Premium son los que podremos comprar en los concesionarios, mientras que los Estándar son aquellos que tendremos a nuestra disposición en el mercado de segunda mano, que está en constante cambio, presentándonos una amplia gama de opciones con vehículos que además ya han sido tratados o modificados en un taller. Conviene echar un vistazo a menudo en ese apartado para contemplar y cómo no, comprar estos vehículos, que van más allá de ser apetecibles, pues disponen de características técnicas que los hacen absolutamente recomendables a la hora de competir.

Otro detalle a tener en cuenta es nuestra accesibilidad a ellos, pues la utilización de cualquier coche requerirá por nuestra parte que ya hayamos alcanzado un cierto grado de experiencia y nivel aparte de poseer el dinero exigido para su desembolso. De poco servirá comprarnos un vehículo de tropecientos créditos si no disponemos del nivel de experiencia exigido para poder pilotarlo. Encontraremos diversos eventos de acuerdo con nuestro nivel de experiencia actual (el máximo es el nivel 40), des de principiante, aficionado, profesional, experto y extremo. Cada uno de ellos con múltiples competiciones donde deberemos adquirir algún vehículo determinado para poder realizarlas. Los requisitos son de lo más variopintos, pues puede que nos exijan un coche de fabricación de un determinado año, marca o país. Y es aquí realmente cuando empieza la magia y Yamauchi nos muestra todo el potencial de su obra, cuando poseemos ya por fin el control del volante y estamos listos para competir y nos damos cuenta el esfuerzo de Polyphony Digital en saber dotar a cada vehículo, sea Premium o Estándar, de sus particulares características para conseguir que cada coche sea único.Sentiremos en nuestras carnes sus caballos de potencia, su suspensión, los neumáticos de contacto con los que está equipado, su peso… Ningún coche se conduce de la misma forma y, como era de esperar, siempre dispondremos de un taller para modificar sus prestaciones.

Hay que remarcar que la lista de modificaciones que podemos realizar a cualquier vehículo es abrumadora, con un montón de conceptos y de características técnicas que poca gente sabrá con exactitud qué capacidad de su coche estará mejorando. Va desde adquirir nuevos neumáticos, dependiendo de cuáles sean los más convenientes, mejorar la suspensión, rebajarle el peso al chapado, aumentar sus caballos, etc. Algo que es muy de agradecer es la curva de dificultad del título, perfecta y muy equilibrada tanto para los neófitos como para los expertos. Sin ir más lejos, durante nuestras primeras carreras, veremos que nuestros adversarios, tienen una IA bastante mejorable, tanto a la hora de realizar las curvas como a la hora de adelantarles. Sin embargo, a medida que vayamos adquiriendo experiencia y vayamos subiendo de nivel, veremos como la IA también sube exponencialmente convirtiéndoles, en ciertas ocasiones, en adversarios temibles al ver la perfección con la que hacen sus trazadas o como nos harán sudar la gota gorda para adelantarles. También disponemos de otras facilidades como una línea de trazado que nos facilita calcular nuestros giros y curvas, muy útil sobre todo en las que son muy cerradas.

A medida que vayamos jugando, veremos lo apasionante que puede llegar a ser toda la conducción de la ingente cantidad de los vehículos que tenemos a nuestra disposición. Su curva de dificultad ascendente no nos lo pondrá tan fácil a medida que avancemos y compitamos con la IA de los adversarios. Sus bazas no terminan aquí, pues si todavía nos queda aliento, o más bien tiempo, podemos disfrutar de un conjunto de eventos especiales que se van desbloqueando progresivamente y que nos brindan la oportunidad de pilotar vehículos de lo más variopintos, como rallys o karts que no hacen más que acrecentar el brillante trabajo y la enfermiza precisión de Yamauchi al dotar a cada vehículo de unas determinadas características haciendo que su modo de conducción siempre se diferencie del resto. Ya como reclamo, recomiendo encarecidamente jugar a Gran Turismo 5 con un volante. Evidentemente, el control con el Dual Shock es muy bueno y n o tiene ninguna pega, pero se aleja del enorme grado de inmersión que nos proporciona el título de Yamauchi si lo jugamos con un volante. Ciertamente, el juego se vuelve mucho más exigente, pues requiere mucha más práctica, pero a largo plazo, no sólo es mucho más inmersivo sino también mucho más rico y satisfactorio.

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Gráficamente hablando, nos encontramos ante todo un referente para la consola de Sony. Como ya se ha dicho, el acabado de los coches, pese a ser un tanto desigual, no desmerecen en absoluto y son detalles que se pasan completamente por alto cuando estemos compitiendo. La cantidad de circuitos es abrumadora y de lo más variada, sobre todo resultan ser los más interesantes aquellos que acontecen en las ciudades, y es que ver recreadas ciudades como Madrid o Tokio, por citar solo algunas, no tiene precio.

Otro detalle que tampoco podemos pasar por alto son los diversos efectos de luz y los cambios climatológicos que nos encontraremos en cada una de las pistas, como la lluvia, que no únicamente nos obligará a variar nuestra rutina en la conducción, sino que nos quedaremos estupefactos con el realismo tan auténtico que con la que se ha implementado y lo mejor de todo es que ningún elemento climatológico afecta el rendimiento del motor gráfico, mostrándose siempre constante y fluido. Es una delicia contemplar los diversos efectos de luz, ya sea durante el día o la noche, contemplar los reflejos en el capó del coche, así como el efecto que la lluvia pueda tener en él.  No obstante, si bien es cierto que todo su apartado gráfico es inmenso, también despliega ciertas deficiencias muy notables. El primero, y como es normal en el género, son los modelos de las personas que son testigos de las competiciones, muy mal implementados y animados, un detalle menor que no se vislumbra a simple vista. Sin embargo, es mucho más doloroso el sombreado de los vehículos, muy mal recreado, así como los daños que puedan recibir los vehículos mediante sus colisiones. Tiene que ser una colisión muy fuerte y exagerada para apreciar los daños.

Poco se le puede reprochar  a su apartado visual, al igual que su apartado sonoro, con una selección de canciones ambientales de muchos tipos durante la navegación de los menús y músicas más roqueras durante las competiciones, dejando aparte que nosotros mismos podemos importar nuestras canciones favoritas mientras compitamos. Eso por no hablar de la magnífica distribución sonora del juego si se juega con un buen equipo de sonido, pues la inmersión en la competición es sublime, sabiendo en todo momento la disposición de nuestros adversarios por el sonido de los altavoces. Sería además injusto olvidar la variedad de sonidos en los derrapes dependiendo de los neumáticos de contacto así como el peso y el comportamiento del vehículo dependiendo de la climatología de la carrera.

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Cuesta creer que por fin se haya lanzado, y también prometía ser el simulador de carreras definitivo. El lanzamiento de Gran Turismo 5 demuestra el daño que hacen el Hype y las expectativas, sin embargo, pese a que para algunos la llegada de la última obra de Polyphony Digital sea un tanto agridulce por el tiempo pasado y con las novedades incorporadas, no se puede negar que Gran Turismo 5 es de una excelente cosecha. Posee unas virtudes resplandecientemente cegadoras a nivel gráfico, junto con otros detalles que son imperdonables, una muestra más que la perfección no existe. Pero lo que a este servidor le ha cautivado de este título es el cariño de Yamauchi y de su irreductible entrega por plasmar su “Hamor” por el automovilismo. Y es que lo que ha conseguido este título conmigo que no ha conseguido ningún otro simulador es contagiarme su pasión y entusiasmo.

Con Gran Turismo 5, este servidor sabe algo más de vehículos aparte de que vayan sobre cuatro ruedas. Ha descubierto un mundo rico y lleno de matices, interesándose por algo más que los caballos que pueda poseer un vehículo. Sabe además el país de origen de cada marca de coches, los neumáticos de contacto que se necesitan para cualquier condición medioambiental y terreno, dominar las curvas así como adaptarse a las adversidades, ajustar el tren de potencia, saber si hay que mejorar la potencia de frenado o reducir el peso del coche o de hacerle modificaciones a la suspensión, también sabe qué diantres es la aerodinámica y no solo compensar tanto el subviraje como el sobreviraje sino saber para qué demonios sirve…¿Queréis que continúe? En fin, Gran Turismo 5 posee unos números abrumadores: un porrón de circuitos, coches por un tubo, mil y una formas de tunearlos, ingente cantidad de horas para exprimirlo al máximo, gráficos de infarto, montón de modos de juegos, casi 6 años de desarrollo con un presupuesto de algo más de 80 millones de dólares, numerosos retrasos… Pero de lo que nadie habla de Gran Turismo es del amor que Yamauchi y su ejército de artistas de Polyphony Digital han imprimido a su obra. Un amor particular que se hace contagioso a más no poder, capturando el entusiasmo del usuario hacia un mundo que por muy poco que le atraiga, terminará por parecerle enorme y fantástico. Señores, eso sí que es magia y quizá el mayor exponente a representar nuestra afición como puro arte, haciendo que esos increíbles números mencionados se queden en mera anécdota, pues la pasión que desborda el auténtico motor de la obra,  que no es más que Yamauchi, contagia y atrapa sin remedio hacia un mundo que personalmente ha pasado de ser poco atractivo a convertirse en una afición y fuente de conocimientos que ya me desborda pasiones y que se ha convertido en numerosas charlas y discusiones con los colegas compartiendo opiniones. Un sentimiento impagable, que supera cualquier ingente número de modalidades o de sus gráficos de infarto y hace que su modesto modo online, sus imperfecciones gráficas, sus prolongados tiempos de carga u otros fallos sean totalmente olvidables. Es más señores, lo que gusta o se quiere, es más por sus defectos que por sus virtudes.

No existe la perfección, la obra de Polyphony Digital es un gran exponente para afirmar este hecho, pero os diré que poco importa que coseche las mejores notas de la crítica o sea el rey en ventas alcanzando el primer puesto durante semanas, lo que realmente a Yamauchi y a su compañía pueden estar orgullosos y quedarse satisfechos con su trabajo es que su pasión quedará impregnada a cada usuario de un modo u otro, algo que muy pocos consiguen alcanzar. No es únicamente la quinta entrega de una saga ya consagrada, sino todo un legado de años de trabajo y esfuerzo donde se denota un mimo y cariño enfermizo por plasmarlo todo con la mayor exactitud y realidad posible, y ello no dejará a nadie indiferente. Estamos ante un nuevo hito del sector, y uno de esos títulos que mueven montañas en esta industria mostrando nuevas tendencias que pasarán a ser imitadas. Imperfecto y necesario a la vez. Decir que Gran Turismo 5 es una obra maestra es quedarse corto… es un hito y una nueva referencia que marcará un camino a tomar en el futuro. Cuando la gente ya empieza a especular acerca del desarrollo de un hipotético Gran Turismo 6 es que no saben el diamante en bruto que tiene entre manos. Yo esperaré tranquilo, tengo esta magnánima obra llamada Gran Turismo 5 que sé que me va a llevar mucho tiempo paladearla en todo su máximo esplendor y que seguirá maravillándome. No es una enciclopedia de un millar de coches, sino una enciclopedia de millones de conocimientos. Disfrutadla, experimentadla y vividla.

Lo Mejor: Genial progresión de la dificultad. Ningún coche se conduce igual que el otro. Apabullante apartado gráfico, con unos efectos climatológicos increíbles. Enorme riqueza en todos sus modos y rematadamente largo. Sentir el placer de la conducción, sobre todo con un volante. Está siendo regularmente actualizado con substanciosas novedades. Uno de los juegos hechos con más “Hamor” de la historia.

Lo Peor: Detalles gráficos imperdonables. Online limitado. Tiempos de carga algo tediosos. Dudoso sistema de colisiones.

Análisis: Gran Turismo 5 7