Jade Empire1001 videojuegos que debes jugarLlama la atención que sea precisamente una compañia canadiense la que se atreva a lanzar un juego ambientado en la China “mítica”, con tantos diseñadores asiáticos sueltos por ahí haciendo otro tipo de cosas. La realidad es que para el juego, en Bioware se inspiraron en el género Wuxia, muy popular entre nuestros amigos chinos, yendo desde las novelas hasta las pelis de Jackie Chan. Básicamente, un estilo que junta la maestría a la hora de dar tollinas legendarias con los mitos antiguos, las leyendas y los dioses rarunos que tienen allá en el este.
El resultado, para empezar, es muy atractivo desde el punto de vista visual. Estamos hablando de unos gráficos similares a los de Knights of the Old Republic, aunque con más detalle y una dirección artística mucho más potente detrás. Nos creemos realmente en el Lejano Oriente, con sus pagodas, sus montañas nevadas y sus templos, con cada una de esas estructuras y paisajes icónicos que hemos visto en el arte oriental. Muy pocas cosas que objetar a esto, salvo que gráficamente podría dar un poco más, especialmente en los modelos de los personajes (un poco cuadriculados, pero muy detallados en los principales) y un gracioso clipping que hará que atravesemos alguna pared o persona, aunque igual es que nuestro artista marcial es tan bueno que se vuelve intangible. Pero como digo, más allá de eso, nada que objetar, encontrándonos con modelos realmente currados, como el del protagonista con los tatuajes recorriéndole todo el cuerpo (uno de los posibles).
A la hora de ponernos a jugar notaremos muchas similitudes con el ya mentado KoToR (no debería extrañarnos porque lo sacaron justo tras éste, antes del primer Mass Effect), pero también unas cuantas diferencias. El interfaz y el control, en tercera persona, es prácticamente idéntico. Nos desplazamos por distintos escenarios desfaciendo entuertos, con sus misiones principales y secundarias, y tenemos también un diario en el que se nos indica nuestras actuales quests. Nuestro personaje será mudo también, aunque el resto del mundo habla o en inglés o en Tho Fan (una lengua inventada para la ocasión, que suena antigua y asiática, pero con muy pocas pistas de audio grabadas), y nosotros leemos lo que nos dicen en castellano.
Aquí es donde empiezan las diferencias: para empezar, la acción es en tiempo real, pero del de verdad. Contaremos sólo con un acompañante a la vez, que puede estar en modo de ataque (y dar hostias a duo) o de apoyo (con lo cual nos recarga alguna barra de poder o nos da bonificaciones). El combate en sí mismo tiene mucho que ver con las artes marciales. Contaremos con muchísimos estilos distintos, que podemos englobar en “ataque” (yoyas de las de toda la vida), “apoyo” (no hacen daño pero añaden una condición negativa al oponente), “magia” (lanzar fuego u otra cosa, nos consume “chi”), “arma” (usar espadas, bastones…gastando una barra llamada “concentración”) y “transformación” (que nos transforma en demonios, consume “chi” y hace bastante pupa). Dentro de cada calificación hay una buena cantidad de variantes, con estilos rápidos y lentos, todos estéticamente distintos y muy bien animados (aunque con pocas animaciones, habiendo dos golpes por estilo). Bien podemos dar una serie de puñetazos rápidos como patadas, para luego cubrirnos, hacer una maniobra de evasión, romper la guardia del enemigo y convertirle en piedra. Tienen su estrategia (ya en dificultad normal hay combates muy jodidos), y son muy divertidos.
Esto tiene relación directa con la creación del personaje. A la hora de empezar una partida se nos presentarán una serie de personajes pregenerados, tanto hombres como mujeres, cada uno con un modelo distinto que no podremos cambiar (sólo el nombre, teniendo un generador aleatorio muy simpático). Estos personajes están clasificados como “rápido” (prioridad en “mente”), “mágico” (prioridad en “espíritu”), “fuerte” (prioridad en “vitalidad”) o “equilibrado” (que es lo que suena). Luego podremos subir esos tres atributos (vitalidad nos da la barra de vida, espíritu la de chi y mente la de concentración) como queramos, pero lo lógico será seguir una de las sendas trazadas por el personaje. A esos tres atributos se suman tres más que podremos usar en las conversaciones, “Encanto” (para convencer en plan majete), “Intuición” (para convencer con argumentos) e “Intimidación” (para convencer como hacía mi madre conmigo, diciendo “tú haz lo que quieras…”)
La cosa no acaba ahí. También cada vez que subamos de nivel podremos repartir puntos en los estilos de lucha que tengamos, ya sea para hacerlos más rápidos, fuertes o que consuman menos energía al activarlos (chi o concentración). Podremos también gastar puntos para “activar” el estilo gastando chi, que hará que haga más daño, o para que estilos que no hacen daño (los de apoyo) lo hagan al gastar chi. Y finalmente podremos “comprar” ténicas que nos suben determinadas estadísticas en detrimento de otras, y engarzar gemas en un amuleto que harán lo mismo.
Obviamente, siendo Bioware, hay sistema de moralidad, y también se relaciona con los estilos (hay estilos que sólo se pueden realizar sintonizado con un “camino”). En este caso, hablaremos del “Camino de la Palma Abierta“, relacionado con estar armonizado con el universo y conocer tu lugar, y el “Camino del Puño Cerrado”, que busca la sabiduría en el perfeccionamiento del yo y la fortaleza. Esto suena muy bien, y en el juego se nos da ejemplos factibles de actos buenos o malos siguiendo ambos caminos, pero al final no está del todo bien implementado y acabaremos o siendo buenos o siendo unos cabronazos, quizá uno de los fallos más gordos del juego.
El empeño por crear una ambientación creible y en la que podamos sumergirnos no acaba en la dirección artística. Además, la banda sonora hace una labor perfecta, con melodías que son las que esperamos encontrar, que se acentúan en los combates para relajarse en el resto del juego, acompañándonos y creando la sensación de que estamos en ese este mítico llamado “Imperio de Jade”. A éstas las acompañan una gran cantidad de efectos de sonido, como agua, pisadas, bullicio, viento…creando una sensación de conjunto que nos sitúa en el lugar. Finalmente, hay que añadir la gran cantidad de voces grabadas para la ocasión (con el pequeño truco de añadir el Tho Fan con pocas pistas, para no grabar tantísimas), haciendo que el factor sonido sea notable.
Y lo mejor lo he dejado para el final: Jade Empire tiene un guión buenísimo. Cierto es que hay situaciones que se repiten con respecto a Knights of the Old Republic (no las diré para no hacer spoilers, pero son evidentes para quien haya jugado al primero), pero cuenta con una variedad importantísima de misiones a realizar y un esfuerzo ingente en crear la ambientación (muchísimos textos diseminados para informarnos sobre el mundo y la historia). Realmente, la trama principal nos reserva unas cuantas cosas que están muy bien engarzadas, y nos obligan a seguir y seguir jugando hasta la conclusión (y hay tres distintas). Mención aparte a los compañeros, muy carismáticos y cada cual con su historia (en la que podremos indagar), podremos tener romances con algunos, pero todos quedan invariablemente tocados al final por lo que hayamos decidido hacer. ¿Duración? Unas 20 horas, pero es muy rejugable, incluye un par de minijuegos a los que podemos acceder desde la pantalla de título una vez desbloqueados en la historia principal (uno que es un calco de 1942 ¡y está justificado!) y encima su estatus de “viejo” hace que ahora sea asequible a los bolsillos. Recomendadísimo.