Servidor resulta ser un aficionado ocasional a la ciencia ficción, en forma escrita o audiovisual. Recuerdo que mi gusto por el género comenzó bastante pronto. Primero fue Julio Verne: esas detalladas descripciones de cómo viajar a la Luna o al centro de la Tierra que el autor nos colaba en medio de las aventuras de unos personajes fuertes y casi icónicos. Luego descubriría Asimov, ese escritor que mezclaba ideas con tramas de novela policíaca, la psicohistoria con la caída del Imperio Galáctico, las leyes de la robótica…
Muchas de las obras de autores como Verne, Asimov, Clarke, Herbert, o Le Guin tienen algunos puntos fundamentales en común. En su obra las ideas tienen tanta importancia o más que los personajes. La verosimilitud de las ideas y del universo ficticio descrito, se asienta en las bases de la ciencia, historia o sociología actuales y sobre estas bases construye un edificio de hipótesis consistentes. Lo que el autor nos muestra generalmente produce una sensación de asombro y de maravilla en los lectores aficionados. Finalmente, y en una aparentemente contradicción, en numerosas ocasiones la buena ci/fi nos habla de nuestra propia sociedad o de la historia de éste nuestro mundo, incluso en ocasiones en las que ello no es directamente evidente.
¿Por qué hago esta introducción tan… genérica? Porque resulta que en unos momentos en los que me parece que la ciencia-ficción escrita contemporánea parece haber perdido la magia de la anterior generación de escritores me encuentro con esta obra, este juego aparentemente modesto, que me retrotae con fuerza a esas sensaciones: las de una obra de ciencia ficción clásica.
La historia la protagonizan dos personajes humanos, ambos científicos especializados, acompañados por un robot auxiliar con Inteligencia Artificial en una misión cuyo objetivo es estudiar las cuevas el subsuelo marciano, donde se ha descubierto la existencia de… vida. Pero esta vida no tiene forma de seres bípedos con un lenguaje similar al nuestro. Los primeros seres que el juego nos muestra se podrían describir como unas sencillas plantas marcianas que parecen formar parte de un ecosistema más complejo todavía por descubrir, a mayor profundidad.Con esta premisa tan aparentemente sencilla y tan alejada de la épica de las aventuras de acción, nuestro personaje jugador – el Dr. Liang – pronto se ve forzado a internarse cada vez a mayor profundidad en las cuevas. Y para avanzar, deberemos aprender a interactuar con las formas de vida marcianas, siempre con un objetivo: el de maximizar la cantidad de seres vivos e interrelaciones positivas en los ecosistemas que vamos descubriendo y que cada vez tienen mayor complejidad.
Sí, los misterios de Waking Mars no tienen que ver con las matemáticas ni la física teórica, ni tampoco con la complejidad de las relaciones sociales en un entorno futurista…Las ideas que propulsan este juego tienen que ver con la biología y la ecología, y la sensación de descubrimiento de algo extraordinario que nos acompaña se mantiene a lo largo de toda la aventura: tanto mediante la mecánica del juego (que nos obliga a aprender todas las características clave de cómo se comportan y relacionan los distintos seres marcianos que nos encontramos) como gracias a los misterios y sorpresas del guión de la aventura.
El formato del juego es el de un especie de plataformas en 2D. Nuestro personaje puede propulsarse en cualquier dirección y su principal forma de interactuar con el ambiente será el uso de distintos tipos de semillas que iremos encontrando a lo largo del juego. Cada sección de las cavernas marcianas constituye un ecosistema que parece languidecer y nos presenta unas membranas (cerebranes) que impiden nuestro progreso hasta que conseguimos enriquecer dicho ecosistema aumentando la biomasa existente.Este mecanismo de los cerebranes puede parecer un invento para hacer posible la jugabilidad (y lo es), pero debo aclarar que es un elemento más con pleno sentido en el contexto de los misterios del juego (y hasta aquí puedo leer).
El final del juego terminará de aclarar varios misterios y nos presentará una decisión, aunque las posibilidades que tenemos no resultan exactamente evidentes. Umbuidos con la actitud serena y atenta del Dr. Liang descubriremos cómo dar un último paso en un viaje que termina en algo trascendental pero sencillo, melancólico quizás, bello sin duda.No os dejeis engañar por el aspecto sencillo de este juego. Varios misterios impulsan la historia y la jugabilidad. Los escenarios están muy bien dibujados y los tres personajes bien caracterizados, tanto en el dibujo como en el casting de voces. Muy acertado para mi gusto el detalle visual de mostrar de forma discreta pero entrañable, durante las conversaciones, el rostro del personaje que está hablando. Y en el caso del robot, unos oportunos emoticonos (una gran idea, similar a lo que se hizo en la película de Moon). Muy adecuada e interesante también la banda sonora.
En definitiva, una joya. Waking Mars es un juego memorable que ofrece mucho más de lo que aparenta. Y como las mejores obras de ciencia ficción, deja esa característica sensación de haber presenciado algo maravilloso, extraño y alienígena, y sin embargo comprensible y cercano.