En octubre de 2013 (anda que no ha llovido) vino mi compañero Juanma a hablarles de un proyecto sumamente interesante. Un título desarrollado por dos hermanos polacos, Paul y Daniel Kulikowski, que pretendía abrir el melón del adoctrinamiento religioso. Y además, no iba a dedicarse a darle palos al Islam, sino a hablar de algo mucho más propio: el catolicismo que tan implantado está en su Polonia natal.
Fusilando a mi compañero:Encarnaremos a un tipo en silla de ruedas atrapado en un misterioso edificio. Para sobrevivir tendremos que explorar piso por piso en busca de combustible, alimentos, fuentes de luz y lo que es más importante, reflexionar sobre el propósito y el significado de este lugar. El mapa abierto nos permitirá decidir hasta que punto queremos explorar, dependiendo de nosotros la valoración de si vale la pena el riesgo en función de las respuestas que podemos encontrar. Tema importante este, puesto que The Last Cargo apuesta por la muerte permanenteEn ese momento sacaron su crowdfunding preceptivo (en Indiegogo, plataforma que ni de lejos funciona tan bien) y se dieron una hostia de proporciones antológicas. Lejos de amilanarse, han seguido trabajando en él con un cariño artesanal y una estrategia de comunicación bastante… relajada, y tras la aprobación en Greenlight y el paso del tiempo, siguen vivos.
En junio publicaban una entrada en su Facebook en la que hablaban de que ya les quedaba poco, pero la falta de dinero les hacía avanzar lentamente. Y a finales de octubre volvían a responder una pregunta, en la que no querían dar fecha pero aseguraban que durante noviembre anunciarían algún avance.
Así que, ¿dónde está realmente la noticia en esto? A mí me basta con saber que The Last Cargo sigue adelante. Suministrando información con cuentagotas, pasito a pasito y sin un umbral por el que aparecer, pero negándose a salir hasta que esté completo del todo (no quieren entrar en Early Access). Dentro de la ruina que es programar videojuegos independientes sin un dinero para invertir previamente, al menos a veces queda algo de esperanza.Greenlight