Érase una vez… un fiel usuario de productos de Nintendo, un servidor, que siempre se ha sentido feliz con la filosofía de Nintendo, una persona que valora el cuidado que Nintendo pone en sus propios títulos. En el momento de salida este usuario compró su Nintendo DS, aquél modelo que hoy percibimos como grande y tosco, ese día era lo más puntero tecnológicamente. Una persona que fue siempre feliz con los productos de Nintendo.
Unos años después, pudo ver en el E3 2010, sentado delante de la pantalla de su ordenador, la primera imagen de la nueva generación de consola portátil de Nintendo: la 3DS. Su percepción era que fuera lo que fuera aquello, lo había hecho Nintendo, y serían ellos mismos los que pondrían todo su amor ahí, para el disfrute de los que hemos crecido con ellos. Donkey Kong y Kirby se presentaron en ese mismo evento, así que era muy complicado imaginar nada negativo. Él lo sabía, pero con los años había construido la consciencia de ser un fanboy de Nintendo, y no quería hacerse mucho caso.
Desde ese día su obsesión fue creciendo latente, pero era consciente de que una consola nunca se debía comprar en el momento de salida, era prudente esperar un poco, y ese deseo ferviente se durmió de forma paralela a la que la prensa del sector cada vez iban apareciendo más detalles.
Y finalmente Nintendo 3DS salió al mercado, y ese deseo volvió a encenderse con la misma ilusión con la que un niño recibe su primer juguete por navidad, aunque en esta ocasión se sintió más maduro que de costumbre y guardó la cartera en el bolsillo. Pero su mujer, con todo su cariño, le regaló lo que sabía que con todas sus ganas quería tener, seguramente porque en el fondo sabía que dentro de él había un niño pequeño en su más puro estado, con sus caprichos, con sus ilusiones intactas como cristales de porcelana que lo que va ocurriendo en la vida es capaz de convertir en cenizas.
Una generación más con el último hardware en la mano, disfrutando como un niño. Esa era la foto de la situación en ese instante. Más de cien horas empleadas en tiempo de juego de Street Fighter IV 3DS, y unas veintidós horas paseando por los valles de Hyrule, redescubriendo el efecto 3D, por el momento parecían suficientes para disfrutar de la consola, pero una reflexión más profunda le hizo ver que claramente no era lo que hubiera esperado, por muy activo que parecía estar el eShop… faltaba algo…
En sus pensamientos se coló la primera Game Boy y su tetris. Un pack diseñado para dominar el mundo con competidores como Lynx y Game Gear, en color, y muy superiores en hardware, una situación irrepetible en el tiempo, donde columnas en los periódicos hablaban de la adicción al tetris, de pensar en las piezas, de los yuppies en Nueva York jugando para quitarse el estrés. En definitiva, por mucho amor que sintiera por Nintendo, en el fondo se preguntaba ¿Qué ha pasado aquí?.
Lo descrito no dejaba de pasar por un rumor en su mente, como una hiriente voz de la conciencia, hasta que ayer mismo leyó el devastador titular que informaba de la agresiva bajada de precio a nivel mundial de la consola. En este punto, se derrumbó parte de su fe en Nintendo, en sus decisiones y políticas firmes al margen de cualquier caos competitivo. Quería pensar que no se trataba de una decisión para corregir un error, que es posible que tengan otro movimiento bajo la manga… pero era realmente difícil.
Hoy, este usuario descubre que las decisiones se deben basar en datos, que con su último movimiento Nintendo ha asumido un error y le ha intentado poner remedio, y que sin duda, una vez más queda patente que los juegos son el único núcleo válido de cualquier hardware y cualquier estrategia comercial, nunca puede serlo una característica de hardware nueva, como las 3D, si no se apoya en una excelente colección de títulos desde el día de su lanzamiento. Hoy este usuario os ha contado su historia consciente de que no es el único.