Novela de videojuego.
Los bibliófilos de pro que también son frikis profesionales hacen aspavientos, sin reconocer la malsana curiosidad que les provocan estos libros; algunos de ellos nunca reconocerán sin tortura que estos libros ya forman parte de sus placeres culpables.
La gente normal parpadea.
Los fan fatales, completistas compulsivos y demás especies con unas tragaderas literarias del estado de California abren sus ojillos brillantes de expectación.
Como ser a medio camino entre friki y bibliófila, siempre había tenido la sensación de que este tipo de libros estaban todos cortados por el mismo patrón; nacidos únicamente del impulso de generar más dinero alrededor de un producto, y sin ninguna pretensión de calidad. Sin embargo, la muy informativa Wiki de Mass Effect me dice que transcurrió aproximadamente un año entre la publicación de Mass Effect: Revelación y Mass Effect: Ascensión. Ya sea porque atendió a la costumbre muy Bioware de escuchar las críticas de los fans, o porque aprendió por sí mismo de los errores cometidos, lo cierto es que Mr. Chaspichin fue capaz de mejorar considerablemente su habilidad literaria entre una novela y otra.
Ascensión sigue pecando de algunos de los vicios de Revelación. Vuelven a aparecer escenas de acción Hollywoodiense descritas con excesivos detalles. El trabajo de los personajes es mucho menor en comparación a la trama. Pero Karpyshyn ha sabido pulir su estilo, y estos defectos de calidad son mucho menores y más perdonables. En su disculpa podemos añadir que como escritor tiene más capacidad para las tramas y los arcos argumentales que para los personajes.
Y a pesar de ello, es en la construcción de personajes donde se puede apreciar la evolución de Karpyshyn como escritor. Ascensión tiene un cierto aire de historia coral, con una multitud de personajes y varios de ellos con sus momentos estelares en la trama. Siguen tratándose en su mayoría de estereotipos, representaciones de cómo distintos arquetipos de personalidad se relacionan de formas diferentes con los mismos eventos. Uno de los personajes protagonistas sigue siendo Kahlee Sanders, y es la misma Mary Sue resabidilla de Revelación; de hecho, todavía no he leído una sola opinión favorable sobre este personaje. Bien es cierto que para mi gusto Bioware elige como protagonistas femeninos a los peores personajes, así que quien opine diferente bien puede disfrutar del papel central de la Sanders en la historia.
Como compensación, nos encontramos por primera vez con Paul Grayson, el prota masculino. La representación del padre drogadicto pero devoto está muy conseguida, apañándose para no caer en la sobredramatización, algo muy difícil con este tipo de personajes. También se nos da la oportunidad de conocer más en profundidad al Hombre Ilusorio (también conocido como TIM) Karpyshyn explora las zonas grises de la moralidad de TIM, ofreciendo un retrato más interesante y abierto que el de Mass Effect 2, con su villano superlisto que pronuncia las eses como Rajoy. Una vez más, para gustos los colores; y podemos decir que el TIM de Mass Effect 2 es coherente con el de Ascensión, algo más difícil de afirmar en el caso del Saren de Mass Effect 1 y el de Revelación.
La historia de Ascensión arranca casi inmediatamente después del final de Mass Effect 1, parece que empezando la costumbre de narrar los eventos entre un juego y otro mediante la literatura adicional. Tras Mass Effect 2, parece que el relevo en este sentido lo han tomado los comics paridos a medias entre Mac Walters (co-escritor principal de Mass Effect 2 junto con Karpyshyn) y Dark Horse. Pero mejor en este terreno no me meto, que dicen que las arrugas de los enfados quedan mucho más feas…
Si Revelación se contaba a través de varias tramas entrelazadas, Ascensión se pasa casi al extremo opuesto, convirtiéndose en una especie de road movie del espacio. Pero Karpyshyn también ha aprendido a desenvolverse con esta forma de narrar; además, ha encontrado el punto medio entre el ritmo de acción y las cápsulas de información sobre el universo casi en forma de entradas en el codex. Por esto mismo, esta segunda entrega es mucho menos informativa que la primera; a cambio, nos enseña sobre el mundo de los quarianos de una forma mucho más inmersiva. En general, todo es mucho más novelístico, por así decirlo. Ya no tenemos la sensación de estar leyendo una partida de Mass Effect, sino un libro de ciencia ficción. El camino de la trama da varios giros inesperados hasta llegar al epílogo; un diálogo que, de haber estado incluido en alguno de los videojuegos, sería una de las escenas míticas.
Sin llegar a ser un clásico de la literatura, Mass Effect: Ascensión podría pasar por una buena historia de ciencia ficción. Gracias al crecimiento como escritor de Drew Karpyshyn, que parece haber tomado notas durante el viaje y haberse estudiado bien los apuntes.
Y a que no sale Liara, para qué negarlo.