Si digo que Vampire: Bloodlines es uno de mis cinco videojuegos favoritos, quizá deberíais llamarme exagerado. Tal vez no esté en ese podio, pero desde luego, sí que está muy alto en el de títulos favoritos de rol (que en el fondo son mis favoritos también, siendo mi género preferido). Quizá me pueda su carácter trágico, ese último proyecto que termina por hundir a Troika Games y es sepultado por una tonelada de bugs que lo hacen prácticamente injugable. Y a la vez, esa base de fans henchida de romanticismo, que aún a día de hoy sigue sacando parches y añadidos para corregir el juego y que acabe acercándose a la obra maestra que tenía que haber sido.
Un ejército de esos fans llevaba ya tiempo trabajando en Project Vaulderie: un remake para actualizar el apartado gráfico del juego, sus animaciones y su innumerable número de bugs. Un remake sin ánimo de lucro, respetando la obra y dotándola de un multijugador que nadie echó de menos, pero mire, no estamos para quejarnos. Hasta que les ha llegado un aviso de CCP (sí, los del EVE Online) para que retiren el uso que se hace de los derechos de Mundo de Tinieblas (la colección de juegos de rol en la que se inserta Vampiro: La Mascarada, juego en el que se basaron).
Por supuesto, cada uno es libre de hacer lo que quiera con los derechos de su obra, pero no deja de ser triste que un juego tan querido y con una comunidad tan sólida (no olvidemos que gracias a esos parches uno puede hacer cosas tan locas como acabarse el juego, algo imposible sin ellos). A su vez, no es la primera vez que CCP me hieren el corazón: tras haber absorbido a Whitewolf (la editora de los juegos de rol) y trabajar durante años en el único MMO que podía interesarme, también decidieron cancelarlo.
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