Os contaré una historia. El Domingo pasado fué mi cumpleaños y para mi sorpresa, uno de los regalos fué este maravilloso juego, remake con lavado de cara de una gran gloria a la que en su momento no jugué demasiado, y que ahora estoy disfrutando con la misma ilusión, si cabe, que la primera vez. Seré breve, no tendré la poca vergüenza de volver a hacer un análisis de un juego que seguramente todos nuestros lectores conocen, pero si hablaré de cómo se adapta un juego a una nueva plataforma, concretamente a la Nintendo 3DS.
Lo primero que llama la atención es el efecto 3D, y me explico. Llevo más de 100 horas jugando al Street Fighter IV, y al final uno acaba desactivando el 3D en partidas intensas online, es cierto que marea un poco. El asunto es que el efecto 3D que ofrece Street Fighter no tiene mucho que ver con el efecto 3D que podemos disfrutar en Zelda. No sé si alguien se habrá molestado en descargarse los videos del E3 en la eShop para volver a ver los títulos que Nintendo nos mostró en el E3 pero en 3D… Si lo habéis hecho, posiblemente tengáis una mejor idea de lo que se puede hacer con las 3D de la 3DS. Dicho esto, pasear por los prados en busca de alguna cosa que hacer, o algún objetivo que cumplir, se convierte en toda una experiencia, a la que ayuda sin ninguna duda la excelente banda sonora del juego.
En varios aspectos es una versión 3.0 del original. En general se observa un lavado de cara respecto al original respecto a texturas y en el diseño de personaje, aunque la base del juego sigue siendo la misma. El hecho de poder contar con una pantalla táctil en la que ver el mapa y acceder de forma rápida al inventario de objetos, sirve, como en otros muchos juegos, de extensión de la botonera clásica del mando, y facilita muchas de las tareas que tendremos que hacer durante el juego.
Por otra parte, algunos conceptos heredados de la realidad aumentada y de la brújula digital del la consola, permiten un par de detallazos que a mi particularmente me han encantado. Por una parte, podemos echar un vistazo al entorno utilizando la 3DS como si fuera una ventana al exterior, moviéndola de un lado a otro, arriba y abajo para tener una foto del entorno mucho más completa, que recuerda a cuando utilizamos en un móvil aplicaciones como google maps o layar. Esta misma funcionalidad nos permite además apuntar con el tirachinas de forma dinámica a los enemigos, y no de forma más estática utilizando los controles físicos.
Por tanto considero que Ocarina of Time se ha adaptado a la plataforma con mucho cariño y sobre todo manteniendo el sabor retro. En líneas generales, un trabajo exquisito, y aunque no lo he terminado aún me parece un título obligado en nuestra biblioteca de juegos particular.