Hace poco más de un mes amanecía con la indescriptible noticia que sigue: «el Vaticano dará formación a exorcistas ante el auge de las posesiones«. Que los exorcismos se seguían practicando es algo que más o menos todos teníamos claro, pero uno siempre se lo imaginaba en algún pueblo perdido (ya saben, el clasismo urbanita) con gente rara con la que no coincidirías nunca. Te metes a leer la noticia y ves que las peticiones de exorcismo se han triplicado en Italia, que en Irlanda van a tope con el tema o que las iglesias pentecostales inglesas están experimentando un boom de peticionarios. Imagino que el signo de los tiempos, la desesperación y la puta crisis, al igual que han elevado el gasto en psicofármacos en muchos países de la UE, han acabado haciendo que la gente se busque las castañas con esto. ¿Y ustedes, han soñado con ser exorcistas? Con Priest podrán hacerlo.
Los polacos Demirla se han sacado de la manga un juego en el que encarnamos a un exorcista que parece estar bastante hecho mierda, tirado a la basura en vida, que ha de enfrentarse a distintos casos de posesión infernal para salvar las almas de sus feligreses. Eso, y también personalizar su aspecto y cortarse el pelo, que quieran que no es importante lucir bien para que las huestes del averno nos tomen un poco en serio. Miren:Está claro que la mayor inversión de trabajo Priest no se la ha llevado en su apartado visual. Sin embargo, tiene cosas tan locas que puede funcionar muy bien. Para empezar un sentido del humor macabrísimo, con esos machangos bizarros haciendo cosas locas al estar poseídos. Y para seguir, esa mecánica que parece ser un duelo de voluntades entre exorcista y diablo, apretándose las tuercas para ver quién se hace con el alma del pobre desdichado. Con eso, no podíamos no hablarles de algo así.
Tocará esperar a ver cómo funciona, porque se nos va a 2019. Tranquilos que se enterarán cuando salga.Página Oficial
