Hace poco han sido los D.I.C.E. 2013 y la verdad es que han tratado temas muy interesantes relacionados con la industria, pero la presentación que más me ha llamado la atención fue la realizada por David Cage el creador de juegos como Heavy Rain, Farenheit y Omikron: The Nomand Soul. En su charla el tema principal que trató fue el complejo de Peter Pan que sufre esta industria, que parece resistirse, según sus criterios, a madurar y en mi humilde opinión creo que no puedo estar más de acuerdo con él.
Estos últimos años el numero de plataformas y de formas de jugar se ha incrementado exponencialmente, se ha llegado a una situación que ya uno no sabe a que jugar, donde jugar y donde comprar. Hasta tal punto que a veces me produce ansiedad comprar un nuevo juego, ya que veo mis miles de juegos aparcados de steam, los otros mil de la tablet, los de la portátil y alguno de mi Xbox por lo que me siento culpable si compro alguna novedad. Pero si consigo aislarme del agobio por la oferta tan grande que hay y pienso tranquilamente, me doy cuenta de que al final suelo comprar lo mismo pero con distinto envoltorio gráfico.
Una de las funciones básicas de un juego es entretener y divertir, esa es la característica que ha hecho que los videojuegos sean tan populares y rentables, pero como otros medios a ido evolucionando poco a poco en casi todos sus aspectos pero se le resiste una última frontera y es la posibilidad de tratar temas adultos. Y con esto me refiero a juegos donde el sexo y la violencia estén justificados en un contexto, donde hablar de temas como la política, el amor, la muerte, la sexualidad, la enfermar, el odio o la locura, por poner unos ejemplos, no sean temas tabú. Es una pena pero juegos así se pueden contar con los dedos de la mano.
Cage comenta que hoy en día la gente adulta no se ve interesada por los videojuegos porque estos no le transmiten nada y que para ser pateados por niños de 10 años en el on-line, mejor dedicar su tiempo libre a otra cosa y que por eso a la industria se le escapa un gran sector de consumidores por no ofrecerles nada más, al fin y al cabo que una mecánica de juego decorada. Aquí creo que se le fue la pinza un poco a nuestro amigo Cage ya que a la gente mayor también le gusta descargar adrenalina y jugar a cosas simples y entretenidas. Por mi parte creo que si un adulto no prueba los videojuegos es más por su ignorancia hacia este medio que porque el juego no le deje una “huella imborrable” en su alma. Eso sí, y estoy de acuerdo con David, en que por lo general los videojugadores somos muy conformistas, que cuando sale algo con un poco más de trasfondo que no sea ser el héroe de turno, salvar la galaxia o matar al villano, les recompensamos con bajas ventas.
En parte tiene razón y en otra no, es verdad que cuando algún juego quiere destacar por su argumento y profundidad emocional normalmente se pega el batacazo en ventas pero también es la propia industria la que ha acostumbrado al usuario a comprar siempre lo mismo, si a esto le sumas además que las campañas de publicidad van dirigidas a los juegos que todo Peter Pan desea y no se les muestra a esto niños grandes que pueden comprar algo más serio pero igual de entretenido y bueno, es normal que este tipo de juegos sean fracasos de ventas, y por tanto como las empresa no querrán arriesgarse nunca más a sacar algo así en un futuro, llegamos a una situación que pasa a ser otro ejemplo perfecto de la pescadilla que se muerde la cola.
Las conclusiones que saco de ver esta charla junto a lo que veo día a día en este mundo del videojuego, es que tanto gran parte de su público como la mayoría de empresas que trabajan en él, no ven al videojuego como un medio para ejercer la libertad de expresión, sino que se ve como unos juguetes caros destinados a personas que si se les viese jugando con un “señor patata” serían llamados raritos como mínimo.
Para terminar podría decir que el indie ha traído un poco de sentido común a esta industria que no quiere madurar, ya que los indies pueden correr los riesgos argumentales que los grandes no se atreven por eso de tirar millones a la basura y cosas similares, pero estos tampoco han sido la revelación que se esperaba. Es verdad que ahora, gracias al indie, hay muchos más juegos profundos pero la mayoría de los juegos de este género se puede reducir a una estética particular y a unas mecánicas de juego distintas a las usuales, siendo su trasfondo y lo que transmiten igual de planos que el 90% de la producciones triple A.
Con esto no quiero ir de guay o hyspter, por mi parte seguiré comprando mis juguetes caros en formato videojuego porque no todo en mi vida videojueguil va a estar relacionado con la filosofía intrínseca del ser humano y su evolución espiritual o de otros temas tan profundo como la metafísica del subconsciente de los caracoles estepeños, pero si tengo que decir que al igual que Cage echo de menos que las empresas no se mojen más en hacer juegos transgresores y que sigan añadiendo títulos que sólo refuerzan a que se siga tratando a este medio expresión como un juguete de adultos que no quieren dejar de se niños, una situación que tristemente parece que los usuarios tampoco quieren cambiar.