Es posible que pienses que los PCs tendrán una vida muy larga y próspera, y que la gente que utiliza tabletas y smartphones únicamente son tontos. Creo que eso da igual, porque si alguna vez tienes un hijo, lo más sencillo es que el primer ordenador que tenga sea un iPad. Si a eso le sumamos que los smartphones y tabletas pueden entenderse como los PCs más baratos que hay, poco a poco irán teniendo menos sentido, y su velocidad irá en función del crecimiento tecnológico y del precio.
Los smartphones ya no van dirigidos a un nicho de mercado dentro de los móviles de gama alta, ahora casi cualquier persona que da de alta una linea de móvil, lo hace con un dispositivo de estas características precisamente porque es la manera de vendernos más servicios. Incluso nosotros mismos ya no queremos PCs con potentes y caras tarjetas gráficas que consumen mucha electricidad y recursos, preferiríamos tener un terminal tonto al lado de la TV que se conectara a Gaikai, Onlive, o servicios de este tipo, mucho más cómodos y convenientes para los usuarios. La tecnología tiende a albergar su potencia en la nube, lo más importante es una conexión a internet estable y de calidad.
Por tanto, ¿cuánto le queda a los PCs de sobremesa para morir?. Yo creo que ya ha empezado su inevitable defunción, en favor de dispositivos más baratos, Smart TVs, Smartphones y tabletas. Otra cosa es lo que esto puede implicar en el mundo de los videojuegos, que como hasta ahora, han tenido que adaptarse a los sistemas de control que existen, y a los usos que tienen estos dispositivos. A los jugadores de toda la vida nos cuesta asumir que puedan existir en el futuro generaciones que no sepan lo que es un mando tradicional, pero Wii, Kinect o move también han sembrado nuevas formas de interactuar con la tecnología, sistemas de control que vienen del mundo de los videojuegos crecen y se adaptan a otros mundos multimedia, como ver la TV o disfrutar de contenidos multimedia de cualquier tipo, intengrándose en ecosistemas tecnológicos.
Todos los días vemos noticias sobre dispositivos que evolucionan en este sentido, Kinect y su acuerdo con Asus mediante el cual incluirá Kinect en estos portátiles, y las TV que ya incluirán este sensor de serie, harán posible que no necesitemos un teclado y un ratón, y sentarnos delante de una pantalla aislados de la vida familiar en nuestra pequeña cueva. Cuando se popularice completamente el uso de estos dispositivos sobre los más tradicionales, todas las páginas web, juegos se adaptarán en este sentido de forma totalmente natural y nativa. Los PCs están quedándose relegados a usos muy específicos y poco a poco dejarán de resultar rentables tanto a nivel corporativo (sistemas operativos servidos en cualquier dispositivo desde la nube) como particular. Así que ese niño que mencionábamos, el que roba a sus padres el iPad, y que utiliza con total naturalidad un dispositivo táctil nunca tendrá la necesidad de utilizar un mando, siendo testigo de una revolución del control, y de la adaptación de los juegos a estos nuevos interfaces.
Creo que somos la última generación que interactuará con la industria del videojuego de la forma que la entendemos ahora. En algún momento habrá que explicar a la nueva generación por qué jugábamos con mandos y cómo nos divertíamos. Esto en un mundo donde cualquier dificultad la resuelva un buscador, donde divertirse con un videojuego más de media hora sea todo un logro, y donde los hardcore gamers serán los nuevos gafapastas prehistóricos o como muy bien dice Twinsen, los que jugarán como siempre como aquél que va a ver una película de serie B en V.O. Es posible que no sean necesarios juegos Triple A cuando un juego que cuesta menos de un euro tenga un alcance enorme.
Desde el punto de vista de los videojuegos, quizá la respuesta no sea dibujar encima del juego unos controles físicos transparentes, será necesario transformar los juegos a este nuevo control en función de la popularidad que alcance y del dinero que se mueva, igual que la web ha tenido que adaptarse del teclado y el ratón a los dispositivos móviles táctiles. Lo que está por venir sólo nos lo podemos imaginar, pero tengo especial curiosidad sobre cómo reaccionarán los jugadores cuando todo esto ocurra, cuando el cloud gaming se generalice. Otra cosa será el impacto sobre el valor que actualmente damos a la inteligencia, a la desvirtualización de los conceptos clásicos, a la creación de juegos realmente buenos en favor de experiencias rápidas y prefabricadas. Habrá que sobrevivir a los cambios que provoquen en cualquier sector las grandes máquinas de hacer dinero.
Lo más divertido será que me equivoque en todo, y ver como se va desarrollando, porque lejos de tratar de ser un analista del mercado, me dedico a opinar humildemente.